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Lo raro no es que los jóvenes dejen la iglesia, lo raro es que se queden

Félix Ortiz Fernández
AUTOR Félix Ortiz Fernández 03 DE JULIO DE 2011 22:00 h

En un mundo plural caracterizado por múltiples estilos de vida a disposición de los jóvenes para articular su proyecto vital, no existe un proyecto de vida cristiano, sólo tenemos la triste negación de los proyectos alternativos. No hay una alternativa cristiana, no ya por la que valga la pena morir, sino muchas veces ni siquiera vivir.

SIN PROYECTO EN UN MUNDO DE PROYECTOS

Hace un tiempo estaba escuchando a uno de los conferenciantes para jóvenes más famoso de América Latina, un hombre popular y de gran impacto en las generaciones jóvenes. Escritor, con sus propios programas de radio y televisión y alguien que cuando habla es escuchado por igual por jóvenes y adultos.

Hablaba de cómo ser usado por Dios y la necesidad de que evitemos el pecado pues, de lo contrario, no seremos instrumentos útiles en sus manos y El no podrá llevar a cabo su obra a través nuestro. Urgió y pidió a todos los creyentes a caminar en santidad y limpieza de corazón delante del Señor. Hasta aquí todo perfecto. Después desafío a la audiencia -aproximadamente unas dos mil personas- a tener un tiempo de examen de nuestro corazón para que Dios nos permitiera ver si había pecado que impidiera que pudiéramos ser gente que fuera usada para su gloria. Las cosas seguían estando bien. Finalmente, mientras dirigía al auditorio en este tiempo habló del pecado sexual, la masturbación, la fornicación, la pornografía. Aquí ya no me pareció tan bien.

No es que esté a favor de una sexualidad al margen de la voluntad y los planes de Dios, algo sobre lo que habría que hablar en profundidad. Es que me choca que el pecado que impide ser usado por Dios sea únicamente el sexual y a Dios no le importe mi ética de trabajo, mi compromiso con mi país, la lucha contra la pobreza, el maltrato de las mujeres, el abuso infantil, la trata de seres humanos, la injusta distribución de la riqueza en el mundo, la carencia de acceso a la educación de centenares de millones de personas, la corrupción política, el orgullo y arrogancia de los líderes religiosos. Pareciera que eso a Dios le tenga sin cuidado mientras no te vayas a la cama con tu novi@.

Alguien puede afirmar que todo lo demás ya lo damos por sentado. Está bien, ¡Pues no lo demos por sentado! ¡Afirmémoslo! gritemos que ser cristiano es mucho más que evitar la fornicación y el uso y consumo de pornografía, no beber, no fumar, no tener un novi@ no cristiano. Afirmemos en positivo el proyecto de vida cristiano.

Esta charla me hizo pensar en el contenido de este artículo. Lamentablemente los cristianos no podemos afirmarlo porque no tenemos un proyecto de vida cristiano pensado, desarrollado y articulado. Tristemente no sabemos y no podemos afirmar la fe en positivo, únicamente lo podemos hacer negando otros proyectos de vida, otras alternativas, otras cosmovisiones.

Los creyentes nos hemos especializado en señalar, juzgar y condenar todo aquello que no nos gusta de la forma de vivir de la gente a nuestro alrededor. Pero si nos preguntaran qué ofrecemos, cuál es nuestra alternativa, cuál es el proyecto que presentamos, no podríamos articularlo porque carecemos de él, porque es simplemente la negación de los otros, porque es más fácil negar lo de los demás que afirmar lo propio. Y esta es en el fondo, según mi humilde opinión, la razón por la cual los jóvenes en general, y los estudiantes en particular, abandonan nuestras iglesias. No hay una cosmovisión positiva que les permita articular un proyecto vital propio por el que valga la pena vivir y morir.

Muchos jóvenes la única oferta que tienen es participar en la construcción del imperio religioso de sus líderes o el compromiso inquebrantable a estructuras, programas y actividades fosilizados que han perdido toda relevancia cultural, social y espiritual. Dedicación a las formas en vez del fondo, al medio y no a la función, a la tradición pero no a la revolución.

Si algo caracteriza a la postmodernidad es la pluralidad en todas las vertientes y dimensiones de la realidad. Hay una increíble variedad de estilos de vida disponibles para que los jóvenes construyan alrededor de los mismos su proyecto personal vital. Tristemente brilla por su ausencia un proyecto de vida cristiano que sea motivador, desafiador, radical, revolucionario. Somos un coro de plañideras quejándonos de lo malo que es el mundo y participando secretamente del mismo.

UN MANIFIESTO PARA UNA NUEVA GENERACIÓN

Vosotros no tenéis que cometer los mismos errores que cometimos nosotros. No debéis vivir en el mismo vacío de proyecto en el que nosotros hemos tenido que navegar. Necesitáis ese proyecto de vida por el cual valga la pena luchar e incluso morir. Dejadme que os haga una propuesta.

Mirad a vuestro alrededor. Este no es el universo que Dios pensó y creó. Dice Génesis que después de haber acabado el proceso creativo el Señor afirmó que todo era muy bueno. Pero no es eso, en absoluto, lo que vemos a nuestro alrededor, antes al contrario, nos envuelve el dolor (algo físico), el sufrimiento (algo emocional y espiritual), el abuso de unos seres humanos por parte de otros, la especulación, la corrupción, las desigualdades, la violencia, la opresión, la pobreza, el maltrato, la enfermedad y podríamos seguir. Seamos honestos, este mundo no es el que Dios tuvo en mente, esto es el aborto que el pecado, nuestra rebelión contra Dios ha generado. Un proyecto que no pudo ser.

Pero miraos ahora a vosotros mismos. Nosotros no somos la humanidad que Dios pensó y creó. Somos personas rotas, que vivimos en constante dicotomía entre el bien que tenemos la capacidad de ver, identificar y anhelar y el mal, la destrucción y la violencia que corre por nuestras venas. Como dice Pablo, el mal que no quiero es lo que hago y, sin embargo, no llevo a la práctica el bien que identifico. Somos enfermos que hemos generado un mundo enfermo. El mundo que describía en el párrafo anterior es únicamente la expresión de cómo somos. Seamos nuevamente honestos, nosotros no somos la humanidad que Dios tuvo en mente, somos un proyecto de humanidad fracasado, fallido, abortado. Vosotros y yo somos un proyecto que no pudo ser.

Nuestra rebelión contra Dios produjo un catástrofe cósmica que impidió que el proyecto de humanidad y creación de Dios pudiera ser y llevarse a cabo, dando lugar a esta realidad de mundo y humanidad que experimentamos. Nuestra rebelión rompió la relación con Dios, seguimos escondiéndonos de Él. También nos rompió interiormente como personas, nos fracturó, nos creó esta esquizofrenia moral y personal en la que estamos inmersos. La rebelión rompió nuestra relación con otros seres humanos, por eso la mayor parte del dolor y el sufrimiento es infringido por unos seres humanos sobre otros. Finalmente, cuando decidimos volverle la espalda a Dios se rompió nuestra relación con su creación convirtiéndonos en furiosos depredadores y destructores de la misma. Ese el el status quo en que nos dejó el pecado.

Por eso el gran proyecto de vida cristiana es unirnos a Jesús para que el Reino de Dios venga, para que el mundo y la humanidad sean aquello que Dios tuvo en mente y el pecado abortó, para hacer posible un nuevo mundo y una nueva humanidad. Tenemos un proyecto de vida que puede ser enunciado en positivo: colaborar con Jesús en la construcción del Reino de Dios, un nuevo mundo, una nueva humanidad.

Jesús, nos dice el evangelio de Marcos en el capítulo uno, comenzó su ministerio público hablando de la buena noticia y esa, en sus propias palabras, era que el Reino de Dios se había acercado. Jesús proclama el Reino y lo demuestra curando a los enfermos, liberando a los endemoniados, ministrando las necesidades emocionales, físicas y espirituales de las personas, enfrentándose a la injusticia y la marginación, denunciando los abusos de los líderes religiosos y hablándonos de un Dios que nos ama, acepta, perdona y se acerca a nosotros por medio de Él. El Reino de Dios es la esfera en que la autoridad del Señor es aceptada, reconocida y acatada.

Jesús nos enseña a orar pidiendo que el Reino venga, y en esa misma oración modelo nos enseña que eso implica que la voluntad de Dios se haga en la tierra porque en el cielo ya es llevada a cabo. Consecuentemente, sabemos que todo lo malo que hay en este mundo está en contra de la voluntad de Dios, toda opresión, pecado, injusticia, corrupción maltrato, marginación, abuso y desigualdad.

Jesús nos reta e invita a que nos unamos a Él para construir el Reino. Dice Pablo que somos colaboradores de Dios, que somos agentes de reconciliación en un mundo roto, que somos pacificadores llamados a expresar de este modo el carácter de nuestro Padre, que somos gente llamada a vencer con el bien al mal, todo tipo de mal, todo aquello que se levanta contra la voluntad del Padre.

Por eso, el proyecto de vida cristiano es, vuelvo a insistir, un llamado a colaborar con Jesús en el proceso de restauración de la humanidad y del cosmos, de toda su creación. Es trabajar codo a codo con Él para que este universo y esta humanidad sean lo que Dios pensó y el pecado abortó e impidió. Nuestro proyecto no es la negación de otros proyectos sino la construcción del Reino.

CÓMO LO ARTICULAMOS EN LA PRÁCTICA

Viviendo la vida cotidiana como un agente de restauración en un mundo roto. La vida la ejercemos en diferentes ámbitos, el personal, familiar, estudios/trabajo, vecindario, iglesia, ciudad e incluso país.

Vivir como un agente de restauración significa que en todas esas áreas tu estás ayudando a restaurar esas cuatro grandes fracturas que el pecado ha provocado en todo ser humano y de las que antes hablé. Significa que, a algunas personas las podrás reconciliar con Dios.

Otras, simplemente las podrás restaurar en sus relaciones con otras personas ayudándolas a reconciliarse, perdonar o ser perdonados. Aún otras podrán recibir de ti ayuda para ser restauradas interiormente, para ser liberadas de amargura, desesperanza, frustración, miedo o ansiedad. Finalmente, a otras, incluso a ti mismo, las ayudarás a tomar conciencia de la necesidad imperativa de cuidar y proteger la creación del Señor que es nuestra herencia como hijos suyos. Vivir como agente de restauración significa que por donde pases dejas un olor de vida y no de muerte, que el mundo es un poco más como Dios pensó y no como el pecado corrompió.

Vivir como agente de restauración significa que cada día te levantas con una misión y una identidad, consciente de quién eres, un agente de restauración colaborador de Jesús y qué misión tienes, colaborar con Él en hacer que este mundo y esta humanidad sean lo que Él siempre tuvo en mente. Todo esto mientras Jesús construye en ti ese hombre nuevo del cual el mismo es el modelo, el prototipo, el ejemplo.

Para que nuestros jóvenes no abandonen la iglesia debemos de darles un proyecto vital digno de vivir e incluso morir por él. Si nuestros estudiantes dejan la iglesia que sea porque el proyecto que Jesús les ofrece es demasiado radical construir un nuevo mundo y una nueva humanidad demasiado comprometida, demasiado exigente y arriesgada. Pero no permitamos que lo hagan porque el proyecto que les ofrecemos es irrelevante y carente de sentido, valor y propósito -mantener un status quo que a pocos satisface-.
 

 


18
COMENTARIOS

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Arni
26/07/2011
08:16 h
18
 
Amén a todo. Me gustaría un segundo artículo en el que se pusieran ejemplos prácticos que están funcionando en la actualidad en los que los jóvenes pueden colaborar extendiendo el Reino.
 
Respondiendo a Arni

maria
25/07/2011
18:24 h
17
 
Todas las epocas tuvieron jovenes con muy diferentes forma de vida que sus antecesores, eso no impidio que fueran obedientes a la Palabra, deben ser los pastores los que les enseñen la verdadera palabra y no el todo vale como lo hace la sociedad
 
Respondiendo a maria

Sebastián Ramírez
19/07/2011
22:55 h
16
 
Como joven que soy y considerando la Escritura, creo que la permanencia o deserción de los jóvenes (o cualquier grupo de personas, adultos, niños, ancianos, etc.) de una congregación no está dada por lo bien o mal de un 'programa', sino la conversión a Dios, amarlo a El por sobre todo, y amar a los hermanos, pero amarlos de verdad. Si un joven o cualquier otro creyente está lleno del amor de Dios, el por sí sólo buscará cómo impactar a su entorno, sin duda bajo autoridad de un pastor, anciano, maestro, etc., no tanto bajo un programa psicológico o de un diseño de hombres o de acuerdo con el sistema del mundo...
 
Respondiendo a Sebastián Ramírez

Ale
18/07/2011
22:36 h
15
 
Los jóvenes buscan la verdad y cuándo se encuentran en lugares donde hay hermanos hipócritas y santurrones pues se largan!!! así de simple, se largan, porque son valientes y siguen en busca de la verdad. Cuando en la iglesia hay verdad (de hecho, no sólo de palabra) entonces se quedan. Cuando en la iglesia encuentran a CRisto entonces se quedan. Qué pena q como iglesia a veces no se muestra a Cristo sino una larga lista de 'No debes' , 'No puedes', etc.
 
Respondiendo a Ale

1Timoteo4:12
14/07/2011
08:40 h
14
 
Ésta reflexión está cargada de verdad, por lo menos, al plantear el necesario debate para cierto sector de la Iglesia... El título, por muy provocador que suene, no está tan alejado de la estricta realidad nuestra*, pues refleja bastante bien la realidad en la que nos ha tocado vivir, como Iglesia, en *la enquistada España post-moderna, con su tasa de paro, sus prostibulos en cada esquina, sus botellones... (sólo hablo de lo malo, porque es nuestro trabajo misionero acada uno) Si es verdad que nada, nadie, ni nigun esfuerzo nuestro podrá sustituir la obra del Espíritu Santo (calidad de la relación vertical, como aluden otros aquí), también es verdad que Dios habla tanto de una manera, tanto
 
Respondiendo a 1Timoteo4:12

Texoki
12/07/2011
07:27 h
13
 
Una version del mundo; pseudo cristianizada, se ha metido en las iglesias con la excusa de atraer a los jovenes a Cristo, y lo que esta haciendo es llevarse a los nuestros al mundo. Delante del mundo queremos ser 'normales' y con ello nos volvemos mundanos. . El Camino Angosto - Paul Washer Mensaje impactante para la juventud .
 
Respondiendo a Texoki

Gaettana
11/07/2011
21:26 h
12
 
Apoyo tu comentario Enrique.. el articulo no es muy buno a mi parecer...lo bueno es que esto genera debate ..se logran buenas opiniones ....y esto me hace dar cuenta que aun habemos cristianos interesandos en hacer las cosas de Dios
 
Respondiendo a Gaettana

jordi
09/07/2011
17:42 h
11
 
Concuerdo con José Luis que la 'revolución' debe empezar en lo vertical. El evangelio social o el evangélico dinámico pueden tener su énfais en sujeción a esto primero. Pero demasiadas veces no acaba siendo así. Nos quedamos con lo social o dinámico, en una fe de métodos y de sentirse realizado.. Cierto es que a veces se va a los mismos pecados, cuando Cristo buscaba más la raíz.. Pero ello no debe llevarnos a los movimientos jóvenes que mayoritariamente se están viendo, dónde Cristo no ocupa el primer lugar, aunque por dinámicas lo parezca.
 
Respondiendo a jordi

María
07/07/2011
22:27 h
10
 
Me ha gustado mucho el artículo. Me parece un buen análisis, da buenos argumentos y es sincero y estimulante. Y creo que es el 'engancharse a Cristo' e intentar de manera voluntaria y cosciente imitar su estilo de pensar generoso, desinteresado, misericordioso, amoroso, justo....para actuar conforme a esa forma de pensar; eso es lo que cambia las vidas propias y las de los que están cerca. 'Lo que hicierais a uno de esos pequeños, a mi me lo hacéis'
 
Respondiendo a María

Paloma A.
07/07/2011
17:02 h
9
 
Estimado Jose Luis, para poder llevar a Jesucristo al mundo debemos integrarnos en el mundo e influenciarlo, de esto habla Felix. Jesús nunca dijo que les metiéramos en nuestros locales de la iglesia, dijo que saliéramos y alumbráramos, dejando de estar escondidos en nuestros locales con nuestra subcultura y nuestro lenguaje raro. Creo que a lo que se refiere Felix no tiene nada que ver ni con shows ni espectáculos como comentas, sino de un proyecto de luchar para extender el Reino de Dios en la tierra, que es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Jesús dijo que pidiéramos 'Venga tu Reino', y el Reino de Dios no consiste sólo en cosas espirituales, que también, sino también en la rede
 
Respondiendo a Paloma A.

José Luis Medina Rosales
07/07/2011
08:49 h
8
 
Lo siento amigo Félix, pero no me ha gustado tu artículo porque distorsiona la realidad del compromiso espiritual del joven cristiano en un mundo no cristiano y porque se encuentra recargado con términos que no encajan en en las demandas bíblicas. Todo lo que tu exiges con vehemencia para que los jóvenes se involucre en la problemática social llévalo exclusivamente al terreno espiritual y verás como se producirá la verdadera revolución que es vertical y no horizontal. Los jóvenes, les guste o no la Iglesia, tienen que hacer su propia decisión de seguir a Cristo con todas las consecuencias. La Iglesia es una institución divina para salvación, conversión y santificación; y no un pub, ni un lug
 
Respondiendo a José Luis Medina Rosales

Israel Muñoz
07/07/2011
07:07 h
7
 
¿Y si esto mismo lo aplicáramos a toda la congregación y no sólo a los jóvenes? Seguro que muchas cosas mejorarían de cara a nuestra proyección en la sociedad....
 
Respondiendo a Israel Muñoz

Alex Sampeter
06/07/2011
20:20 h
6
 
Gracias Felix. A veces lo que pasa es que están fisicamente, pero nada más, No es raro que nos vayamos, es raro que nos involucremos, ¡Me inspirar a escribir! DTB
 
Respondiendo a Alex Sampeter

Gabriel, Guayaquil, Ecuador
05/07/2011
22:41 h
5
 
Excelente desaf'io! Aunque es necesario seguir predicando sobre la santidad personal, debe enfatizarse en la edificaci'on del Reino: las lumbreras no est'an iluminando este mundo oscuro.
 
Respondiendo a Gabriel, Guayaquil, Ecuador

Paloma A.
05/07/2011
17:28 h
4
 
Me ha encantado, estoy completamente de acuerdo, llevo años observando mucho de eso por toda España y también veo que fuera es igual en muchas partes. De todo el artículo que no tiene desperdicio, me quedo con esta frase: 'Nuestro proyecto no es la negación de otros proyectos sino la construcción del Reino.' No hay que hablar tanto de lo que no se puede comer, que ya todos nos sabemos de memoria cual es el fruto prohibido, ni aumentar las leyes de Dios, que de diez mandamientos ahora debemos tener más de 500, sino que hay que hablar de construir su Reino, de traer justicia y de ser ejemplo de ella, de lo cual se habla muy poco, cuando fue de lo que más habló Jesús
 
Respondiendo a Paloma A.

Santiago de Manresa
05/07/2011
17:29 h
3
 
En cierta ocasión y desde el púlpito el predicador dijo estas palanras: ' si algun hermeno/a deja la iglesia ( local ), y la mayoría que la abandonan son jadollescentes ya jovenes, es << SU PROBLEMA >> no el de la iglesia. Estuve a punto de coger y largarme del culto. ¿ Pregunto que concepto tenía este señor que predicaba de la Iglesia como cuerpo de Cristo?.... Conclusión, si el que escribe pierde un ojo, que más da, es problema del ojo dañado y perdido, mi cuerpo ni se resiente ni siente ninguna perdida fundamental, a fin de cuentas mi oreja sigue oyendo y mi pie andando, pues que importa el ojo perdido, y si de mi cuerpo se pierde una pierna, ¡Que importa! aún me quedan los brazos. Con
 
Respondiendo a Santiago de Manresa

Enrique
05/07/2011
17:30 h
2
 
Estoy de acuerdo con el artículo, pero no con el enfoque, puesto que haces una crítica a un mensaje correcto bajo un análisis equivocado. Masturbación, fornicación, pornografía son pecados personales, no es correcto desviar la atención de los pecados personales a los pecados sociales puesto que son pecados ajenos. Tu proyecto de vida cristiana es valido pero ¿Como podré denunciar los pecados de una sociedad pretendiendo ser respuesta a la misma, si no soy capaz de limpiarme de mi propia inmoralidad? El tema es complementario y tú lo has puesto en contraposición. Es imposible trabajar con Dios en sus proyectos sin limpiarnos primero de nuestras propias impurezas.
 
Respondiendo a Enrique

mnehoda
05/07/2011
07:09 h
1
 
Estoy congregado en una pequeña iglesia local a la cual asisten 60/70 personas todas las semanas. Observo que allí se ha intentado aplicar con éxito precisamente esta enseñanza, con un ingrediente más que comentaré; lo cual ha logrado 15 adolescentes/jóvenes que son un ejemplo para nosotros los adultos. Procuran vivir en santidad, sin ser anticuados; son luz en la ciudad, en los establecimientos de estudio y en sus lugares de trabajo. No son perfectos, pero son sinceros; asisten a sus reuniones, con sol, con frío o con lluvia; sirven al Señor en cualquier tarea, grande o pequeña, importante a los ojos humanos o no. Son respetuosos del sexo contrario; su conversación es sana. Juegan, conversa
 



 
 
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