Cada año, la Peña El Palustre, una entidad malagueña dedicada a la promoción de tradiciones y oficios, organiza el Concurso Nacional de Paletas-Certamen Manuel Peláez Santiago, y en las últimas cuatro ediciones un evangélico ha formado parte del equipo ganador. 

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Vasile Safta, miembro de la Iglesia Protestante de Salou, es el ayudante de Aleix Plana y ambos conforman la cuadrilla que ha conquistado el premio, conocido popularmente como la ‘Champions’ de la albañilería, por cuarto año consecutivo.

Este año era la 56ª edición y Plana y Safta han vuelto a conseguir la victoria en Málaga, con la construcción de una figura de dos anillos de baldosas, paralelos y unidos por un arco. “Si no se hacía perfectamente, acababa ocasionando que la figura cayera”, ha asegurado el presidente del jurado y arquitecto diseñador de la pieza, Demófilo Peláez Postigo. También ha señalado que se trataba de una obra compleja y “al límite del equilibrio”.

En declaraciones a Protestante Digital, Safta se ha mostrado satisfecho y agradecido por el resultado. “Cualquier persona, después de ganar algo como un concurso, se siente muy bien y feliz”, ha dicho. “Pero quiero destacar que como cristiano es algo diferente. Primero, me alegro porque el Señor ha vuelto a responder a las oraciones. Y también me alegro porque veo cómo funciona una vez más la Palabra de Dios, que dice que cordón de tres dobleces es más fuerte. Cuando el Señor está de nuestro lado, no importa cuántos están en contra. Nosotros somos más que vencedores en Jesús”, ha explicado.

[photo_footer]Los participantes han tenido que elaborar una compleja estructura formada por dos anillos unidos por un arco. / Cedida.[/photo_footer]

Mucho más que un concurso

Para Vasile, el concurso y la victoria van más allá de la práctica profesional. “Creo que por medio de situaciones como la del concurso puedo reflejar mi amor hacia Dios, porque la Palabra nos enseña a hacer todo lo que hacemos como si fuera para Él. Para mí, ganar el concurso ha sido como un hijo que saca buenas notas y se las enseña luego al padre. Todo lo que vivo, tanto en casa como en el trabajo, lo hago como para Él”, ha asegurado.

Y es que, según explica, la experiencia del certamen está estrechamente vinculada al ejercicio de su fe. “El Señor nos da muchas habilidades. Tanto en el trabajo como en los concursos, pido a Dios que me fortalezca y me capacite. Él nos ha prometido que nos da la capacidad para trabajar en el lugar en el que no pone”. 

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

De hecho, el ambiente de competición, remarca Vasile, le permite vivir de una forma especial su relación con Dios. “Vivo esta experiencia de forma muy intensa. Como persona normal y corriente, muchas veces me pasan cosas no muy agradables. Pero doy gracias a Dios que siempre salimos adelante. Por ejemplo, los nervios me afectan al estómago. Como persona, sí que hay emociones y experiencias fuertes, pero hay una diferencia y estoy muy agradecido. Los cristianos hacemos todo lo que está de nuestra parte, pero cuando ya se ha agotado todo, sabemos que el Señor puede mucho más de lo que nosotros pensamos”, considera.

[photo_footer]Safta es miembro de la Iglesia Protestante de Salou. / Cedida.[/photo_footer]

Una motivación especial

La sinergia entre la fe personal y la práctica profesional, marcan el día a día de la actividad laboral de Vasile. “Hay que honrar a Dios por medio de nuestro trabajo”, dice. “Pero la situación del concurso también es resultado de la honra que damos a nuestros jefes y lo mucho que nos esforzamos por nuestro trabajo”, añade.

Y es que su historia, como la de tantos otros cristianos que viven de primera mano la conexión con el ámbito y el mercado laborales, puede servir de inspiración a la hora de reflexionar sobre la aplicación de la fe individual en el entorno del trabajo.

[photo_footer]Safta junto a su jefe, el oficial Aleix Planas. La cuadrilla ha ganado el certamen en los últimos cuatro años. / Cedida.[/photo_footer]

“Yo le pido a Dios que me ayude a hacerlo lo mejor posible y que nunca ocurra ningún problema por mi culpa. Al final, como seres humanos, atacamos al que está a nuestro lado y es más débil. Y no quiero que encuentren una oportunidad de descargar la culpa sobre mí. El Señor es quien me da esta capacidad para evitar que ocurra esto”, afirma.

Plana y Safta han obtenido un premio de 6.000 euros y también la oportunidad de compartir su experiencia personal con otras 30 cuadrillas de paletas procedentes de todo el Estado español y que han participado en el concurso.