La cifra es significativa:
sólo el 6,4% de los 282 condenados en Catalunya por casos de violencia de género de “baja intensidad” reinciden en caso de que sigan un programa formativo que la Generalitat ofrece como alternativa a la pena de cárcel.
El estudio es un análisis sobre los efectos de las medidas penales alternativas a la cárcel en casos de violencia de género, que se aplican a condenados sin antecedentes en los casos de “baja intensidad”, es decir,
casos de amenazas, injurias y lesiones que no precisan atención médica y no constituyen delito.
Se ha seguido la evolución de los 282 condenados en Catalunya que han integrado la primera gran promoción que ha completado entre septiembre de 2008 y agosto de 2009 el programa formativo sobre violencia de género, que consiste en doce clases de dos horas cada una.
Desde que acabaron el curso ahora hace más de un año, únicamente el 6,4% de los condenados han vuelto a reincidir en delitos de violencia - en su mayoría en casos de gravedad media, como romper una orden de alejamiento -, mientras que otro 2,4% han reincidido en otra tipología de delitos, en este caso más graves, especialmente en robos.
Pese a que no existen estudios previos en España, porque la aplicación de estas medidas alternativas es reciente, desde la Generalitat se ha destacado el éxito de estos cursos de formación, si bien ha admitido que
las medidas alternativas nunca garantizan al cien por cien que no haya reincidencia. En los únicos países donde sí se ha estudiado este fenómeno, como por ejemplo Estados Unidos y Canadá, el índice de reincidencia se eleva hasta cerca del 30% en los condenados que no siguen cursos de formación.
MEJORAN SUS RELACIONES
Uno de los factores que también ayuda a entender este bajo nivel de reincidencia se encuentra en las diferencias entre el perfil de los condenados a medidas alternativas por casos de “baja intensidad” - a los que se conmuta una condena de cárcel de 11 meses de media -, y los condenados a cárcel por casos más graves - a una pena de cinco años de media -.
De esta forma, indicadores claves como la victimización infantil (ser víctima o testigo de malos tratos en el entorno familiar) pasan del 16% para los que siguen cursos de formación al 33% para los condenados a cárcel, mientras que el consumo de alcohol y drogas pasa del 48% entre los que cometieron delitos de “baja intensidad” al 73% de los que acaban entre rejas.
Además, sólo el 5% de los que fueron condenados por delitos menos graves utilizaron armas, frente al 34% de los que acaban en la cárcel, mientras que el 15% de los que siguen el programa de formación cometieron su ataque cuando estaban en trámites de divorcio - frente al 46% de los que van a la prisión -.
Según el estudio, los cursos de formación se han evidenciado efectivos a la hora de mejorar las distorsiones cognitivas sobre las relaciones interpersonales y los conflictos en la relación de pareja, por lo que mejoran la satisfacción en estas relaciones, mientras que en cambio no logran cambios significativos en la impulsividad, la ira, las adicciones ni las distorsiones hacia las mujeres y sobre el uso de la violencia. En el 2010 fueron 708 los condenados que han seguido este programa de formación.
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