Dios nos hablo en Horeb y nos dijo; Habéis estado bastante
Tiempo en este monte (Deuteronomio 1:6).
Generalmente las personas buscan la manera de estar cómodos. La comodidad es uno de los mayores deseos de la gente hoy en día. Esta no la venden a diario por los medios de comunicación;
un casa grande con todas las cosas necesarias, un coche grande y espacioso, un sofá confortable, ropa relevante y a la moda, aparatos electrónicos de última generación que hacen el trabajo mas fácil, en fin todo esto para darnos una vida más cómoda y llena de la ley del mínimo esfuerzo.
Cuando estudias la palabra de Dios te das cuenta que el Reino busca todo lo contrario a lo que nos ofrece el sistema del mundo.
El Señor desea nuestra incomodidad, nuestra insatisfacción con el presente estado de cosas que nos alejan de Él.
Es irónico pero mientras nosotros buscamos la comodidad, Dios busca nuestra incomodidad
. Nunca nadie que amo la vida cómoda cambio nada, ni se involucro en procesos de cambio y transformación en el mundo. Fue la incomodidad de Gandhi por ver los abusos que sufría su país que hizo que se activara para ayudar y pelear por un cambio a través de la guerra silenciosa. Fue la incomodidad de Nelson Mandela lo que hizo que trabajar por la igualdad social de África. Fue la insatisfacción de la Madre Teresa de Calcuta la que hizo que dedicara su vida a los más desfavorecidos. Fue la incomodidad de Jesucristo lo que le hizo dejar su trono y venir a este mundo y encarnarse por nuestra salvación.
El común denominador de los transformadores de ambientes es la incomodidad, la insatisfacción con su presente estado de cosas. En un mundo donde se ama a los que predican comodidad y se rechaza a los que anuncian incomodidad, no sé en qué lugar estaría Juan el Bautista y nuestro Señor Jesucristo, predicadores totales de incomodidad.
Todo cambio comienza con insatisfacción, con ese enojo santo interno que hace que nos levantemos. El reino de Dios necesita un ejército de personas incomodas e insatisfechas con el estado actual de las cosas y que se unen al propósito de Dios para ser luz y salvación a los que no le conocen.
La comodidad es un analgésico que adormece y anestesia el alma, esta nos roba el deseo de crecer y avanzar hacia nuevos horizontes y territorios. El confort produce inercia y pereza para realizar el llamado que Dios nos ha dado. Comodidad es la resistencia a esforzarse y trabajar para la voluntad del Señor en nuestra vida. No hay nada más triste que conocer a personas con un gran llamado y potencial pero pasivos y adormecidos por la vida estable y confortable.
El cómodo hace de la pasividad una morada permanente de autosatisfacción.
Tarde o temprano tendrás que elegir si amar la comodidad o amar la incomodidad. Comodidad es todo aquello que te dice ya lo has logrado, ya no hagas nada mas, disfruta todo lo que has obtenido, ya no vuelvas a visionar. Confort es cuando solo te enfocas en tu propio interés personal, son pensamientos de que no es necesario hacer nada. Es aquella voz interna que te dice no es necesario pensar y actuar diferente. La mente cómoda te roba la pasión por conquistar y ganar, te roba el entusiasmo y te acostumbra a vivir en un estado de tristeza, decepción y depresión.
Por otro lado, la incomodidad me mantiene orando, visionando, sirviendo y trabajando para el reino de Dios. El enemigo sabe que somos blancos fáciles cuando nos conformamos y pensamos que no necesitamos cambiar. Si no salimos de nuestra zona de comodidad solo nos estancaremos y no podremos experimentar expansión y crecimiento.
La incomodidad te mantiene activo, fresco, ilusionado y en movimiento cumpliendo los propósitos del cielo. La incomodidad te mantiene molesto, herido con la mediocridad, insatisfecho con la realidad que vives y observas en otros, pero no para que te amargues, frustres o abandones, sino para que te actives y te muevas hacia la transformación de esa realidad que tanto rechazas.
Una persona insatisfecha sale de su estado de resignación donde se encuentra sumergida y sigue esforzándose. La comodidad es el mayor asesino de tu propósito, te paraliza y envenena mentalmente. La comodidad es un dardo del enemigo que si te atraviesa te dejara herido de muerte. La incomodidad es tu mejor aliado, tu amiga, si te unes a ella te salvara la vida y te guiara hacia tu destino de gloria. La insatisfacción siempre te dice algo mas puedes hacer, algo mas puedes cambiar.
Más vale que hagas caso a las incomodidades que Dios te hace sentir, porque puede ser que jamás las vuelvas a tener. Prepárate porque Dios va a incomodar tu comodidad. Cuando esto suceda no te enojes, tarde o temprano acabaras agradeciéndoselo. MANTENTE INCOMODO.
Con cariño
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