El Grammy Latino

Los cantantes cristianos y las ceremonias premiadas.

Recién se dieron a conocer los nominados al Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Cristiano y como todos los años, desde que apareció esta categoría, las críticas de parte de algunos evangélicos no se hicieron esperar. De la página de Marcos Witt, que compartió la noticia vía Facebook, extraje los siguientes comentarios.

¡ADVERTENCIA! Algunos comentarios podrían desanimarle a llamar “hermano” o “hermana” a los firmantes.

“Esto no es de Dios. ¿Qué hacen los hijos de Dios en esta clase de eventos donde en nada se glorifica a Jesucristo?

Tony.

“El mundo cada vez más en los cristianos. No veo a San Pablo compitiendo con católicos o mormones al Grammy al Mejor Predicador. De todos modos ya la Biblia predijo esta apostasía”.
Pedro.

“¿Por qué miramos las cosas del mundo? ¿Por qué no ponemos nuestras miradas en Dios? Las cosas del mundo solo son pasajeras; mas la palabra de Dios es vida eterna. Que Dios nos recompense y no el hombre. Quieren parecerse a los famosos del mundo”.

Ana.

“Cómo se atreven a felicitar a cristianos celebrando premios con los cerdos. ¡La gloria la obtendrán aquí en el mundo y no con Dios! Se los devoró el mundo, ahora hay que ver que ministran estos a Dios o el mundo, hipócritas”.

Ely.

“Por favor, como que a Dios lo impresionara un pedazo de metal llamado: Emmy [quiso decir: Grammy].Basura. Y los que siguen a estos mundanos son tan torpes que los defienden más que a su vida y su salvación. Son una vergüenza”.

Evelyn.

¡Se lo advertí!

En esta entrada brindaré mi opinión sobre el tema de los cantantes y músicos cristianos que participan de ceremonias premiadas como el Grammy, los Premios Arpa u otros similares. Confío que mi exposición pueda ayudarle a tener una perspectiva bíblica sobre el tema.

LOS ANTI-PREMIACIONES

Los comentarios que usted leyó arriba son solo una muestra de lo ácidos que pueden ser los evangélicos al opinar sobre este tipo de temas. En lo personal me llama la atención que quienes manifiestan su tajante oposición de que los cantantes cristianos participen en estos eventos nunca justifican su postura ni bíblica ni lógicamente. Es decir, dicen que estas premiaciones son malas pero no fundamentan el por qué.

Uno de los pocos que ha justificado su postura de que los cristianos no deberían participar de los Grammys o los Premios Arpa ha sido el pastor Chuy Olivares de la iglesia Casa de Oración, en Guadalajara, México.

Como uno de los precursores del movimiento de adoración, Chuy ha declarado en entrevistas que se separó del movimiento por convicciones personales; sin embargo, en algunos de sus sermones suele soltar críticas súper duras con respecto a esta tendencia de los músicos cristianos en ceremonias premiadas. Una de las más fuertes fue cuando hizo una parodia de los Premios Arpa con personajes bíblicos, donde dijo:

“Yo no sé si usted ha oído dentro de la farándula cristiana (así le llamo), unos premios que, creo que son los Premios Arpa, donde premian al Mejor Cantante, al que vendió más, a la Revelación del Año, al que viajó más, a la Revelación Femenina, al que colocó más discos en el mercado. Y premian todo eso. “¡Y los nominados son!” dicen. Exactamente como Hollywood. Ahora yo quiero hacer una parodia de esto. Si sabe lo que es una parodia, ¿no? Ok. Se imaginan ustedes más o menos lo siguiente: “Los nominados al mejor solista son… ¡Moisés con su Salmo 90! ¡María con su cántico de libertad cuando salieron de Egipto! ¡La mamá de Samuel con su cántico de gratitud! ¡David… David! ¡Con su extraordinario Salmo 23, no podía faltar! ¡El extraordinario David! ¡Asaf! ¡Asaf y su melancólico Salmo 73! ¡Y tenemos en la lista de nominados a Jeremías… y sus Lamentaciones! ¡Tenemos a María, la madre de Jesús, con su Magniticat! ¡Tenemos acá en la lista a Pablo y Silas con su Rock de la Cárcel! Y por supuesto, no podía faltar… ¡Jesucristo, con su Himno del Huerto, que cantó antes de ser crucificado!”

A esta altura de la parodia el pastor Chuy Olivares pregunta: “¿Se puede imaginar entre ellos quién es el mejor? ¿Dígame usted de dónde sacaron eso? ¿De cuándo acá entre los cristianos competimos? ¿Qué no somos un cuerpo? Y eso lo único que provoca que los hombres le demos gloria al hombre… y Jesucristo brilla por su ausencia”.

Luego Chuy sigue parodiando los premios relatando la categoría al Mejor Coro Góspel citando como nominados los coros de Nehemías sobre los muros de Jerusalén, los cuatro mil cantores del tabernáculo de David, los veinticuatro ancianos y a los millones de ángeles de Apocalipsis, y al final vuelve a preguntar: “¿Dónde sacamos eso? ¡Hay crisis dentro de la música mal llamadamente cristiana! ¡Hay crisis! Una soberbia, orgullo, avaricia” (1).

LAS ACTITUDES CRISTIANAS

Antes de atreverme a refutar el argumento del pastor Chuy Olivares quiero aclarar que siento un gran respeto por él y el ministerio que ejerce. Es más, confieso que tengo decenas de sus sermones en mi computadora los cuales escucho periódicamente cuando quiero ahondar en algunos temas. Sin embargo, aunque está muy bien su acotación de que hay actitudes de soberbia, orgullo y avaricia dentro de la industria cristiana, su parodia podría muy bien aplicarse a cualquier otro evento premiado que organicen los cristianos. Es decir, si se parodia la ceremonia de los Arpa entonces también podría parodiarse cualquier certamen que incluya premios dentro de la iglesia. Por ejemplo: los concursos de talentos que suelen realizar las congregaciones para estimular la creatividad de los jóvenes, las competencias deportivas que se llevan a cabo en los campamentos juveniles, los concursos de memorización bíblica de niños de escuela dominical y hasta concursos de pintura, poesía y composición que iglesias locales realizan.

En todos estos certámenes hay competitividad de por medio y hasta premios, con la diferencia de que son menos visibles, no son televisados ni cubiertos por los medios de comunicación. Mi pregunta es: ¿está mal realizar este tipo de actividades dentro de la iglesia? ¿Es pecado organizar eventos que incluyan premios?

Es más, así como el pastor Chuy Olivares, cualquiera de nosotros podría hacer una parodia donde se describa hábilmente y con tono de sarcasmo la realización de este tipo de actividades y hacerle sentir a usted que llevarlas a cabo no honra al Señor porque hay competitividad. Incluso podríamos preguntarle así como el pastor Chuy: “¿Se puede imaginar entre ellos quién es el mejor? ¿Dígame usted de dónde sacaron eso? ¿De cuándo acá entre los cristianos competimos? ¿Qué no somos un cuerpo?” Y además enfatizar con tono alarmista: “¡Hay crisis dentro de las iglesias mal llamadamente cristianas! ¡Hay crisis! Una soberbia, orgullo, avaricia”.

¿Lo ve? El problema de la parodia de Chuy Olivares es que si la aplicamos a otras esferas de la iglesia local pues tendríamos que tildarlas como malas cuando la realidad es que lo bueno o lo malo de certámenes como estos no radica en la competencia en sí, sino en la actitud del corazón de quienes los organizan o de quienes participan. La cual muy bien describió Chuy al decir que podría ser: “soberbia, orgullo, avaricia”.

En lo personal percibo sutilidad en la parodia del pastor Chuy al incentivarnos a imaginar una escena de ceremonias premiadas con personajes bíblicos que nunca sucedió ni sucederá. Si yo hiciera lo mismo con otros escenarios y le preguntara a usted: “¿Se imagina a los 300 soldados de Gedeón compitiendo en la maratón de Boston?” “¿Se imagina a los 12 apóstoles siendo parte de la selección nacional de Israel y jugando el Mundial de Fútbol?” O… “¿Se imagina usted a los 144,000 de Apocalipsis intentando romper un record Guinnes?”, pues obvio que no lo podrá imaginar y por lo tanto, yo podría transmitirle la sensación de que participar en ese tipo de eventos es malo.

Sinceramente hasta me parece manipulatorio.

Ahora, lo que sí puedo rescatar de la parodia de Chuy y de otros señalamientos que ha hecho en sus sermones hacia la industria musical cristiana, es su genuina preocupación de que algunos cantantes y músicos se hayan desviado de las actitudes cristianas de humildad y servicio que debemos tener ante el Señor y ante nuestros semejantes. Pero participar de ceremonias premiadas donde se galardone la excelencia no tendría por qué ser malo en sí mismo, excepto si las actitudes de los organizadores o participantes no honraran las enseñanzas de la Biblia relacionadas con el carácter cristiano.

Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió: “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2:2-4). Por lo tanto, si un músico o cantante participara con estas actitudes internas en un evento premiado estaría obedeciendo la enseñanza de Pablo de tener “el mismo sentir que hubo en Cristo” y que posteriormente describe en Fil. 2:5-9.

Del otro lado, si antes, durante o después de un concurso como estos un cristiano se llenara de orgullo, arrogancia y vanagloria estaría pecando contra el Señor debido a que su corazón se ha desviado.

UNA REALIDAD DEL GRAMMY LATINO

Como dije antes, hasta donde veo la Biblia no le niega al cristiano participar en competencias premiadas; sin embargo, debemos entender una realidad de la categoría cristiana dentro del Grammy Latino y es que además de darle una palmadita de aprobación a los nominados, sirve para el marketing de un producto.

Por ejemplo, amigos que han trabajado en compañías de música cristiana me han confirmado que las disqueras no necesariamente inscriben en la categoría de Mejor Álbum Cristiano las mejores producciones. Que aunque efectivamente propondrán excelentes grabaciones, la compañía escogerá los productos que más les convenga mercadear en los próximos meses y entonces, al ser nominados, les dará un empuje a las ventas que esperan que se den durante los meses posteriores a la premiación.

Es decir, lo que usted verá en la categoría a Mejor Álbum Cristiano no serán necesariamente a sus cantantes favoritos y ni siquiera los más representativos, que repito: siempre serán excelentes exponentes de la música cristiana, sino a los que fueron escogidos estratégicamente por la conveniencia mercadológica de las disqueras.

¿Y el Premio Arpa? Es distinto. Aquí no es una o dos categorías como en el Grammy Latino. Todo el concurso tiene que ver con distintas categorías a la música cristiana y, por la forma de votación descrita en la página web, los nominados no solo serán los que estratégicamente le convenga a “x” o “y” compañía, sino los que por votación obtuvieron la preferencia de los miembros de la academia.

¿Por qué menciono todo esto? Porque aunque la Biblia no prohíba participar de estas ceremonias, sí nos estimula a cuidar las actitudes del corazón. Por eso, si usted tiene una producción musical que califique para competir en estas premiaciones le animo a ser realista con sus expectativas.

Mire, es sumamente difícil que su disco entre a la terna final de Mejor Álbum Cristiano del Grammy Latino debido al peso que tienen las disqueras y la forma de votación. Si no lo sabe, todos los empleados de una compañía tienen voto, por lo que si su proyecto es un disco independiente seguramente la gente no votará por usted debido a que las disqueras cristianas votarán por su propios artistas. Ahora, yo no digo que algún ministerio no pueda conseguir entrar a la lista de nominados finales, pero es casi imposible si usted a penas está comenzando y de remate, es independiente. Por eso le recomiendo que tenga expectativas realistas ante el Grammy y mejor se inscriba al Premio Arpa ya que sus posibilidades son mejores.

Aún así, cuando sienta interés por competir le animo a que examine su corazón y se pregunte: ¿Por qué quiero participar? ¿Qué es lo que me motiva a hacerlo? ¿Hay en mi corazón ansias desmedidas de ser conocido o simplemente quiero validar el calíbre técnico de mi producción? ¿Quiero promoverme a mí mismo a toda costa o quiero hacer oír el mensaje que el Señor me ha llamado a comunicar?

Vamos, es muy fácil desviarse del camino y es allí donde comparto la preocupación de Chuy Olivares, y de cientos de pastores más, de que la insdustria cristiana se haya llenado de actitudes mundanas de “vanagloria” (1 Juan 2:15). Por lo tanto, le animo a velar que sus motivaciones al inscribirse en estas premiaciones sean realmente puras.

¡Ah! ¡Y ojalá le den a Marcos Vidal el Grammy Latino a Mejor Álbum Cristiano! ¿Ok? No porque el disco tenga méritos, je, sino porque en mi opinión Marcos es mejor compositor que todos los nominados juntos.

¡¡¡Vamos Marcos!!!

Noel Navas.

Notas:
(1) Tomado de: http://www.youtube.com/watch?v=kd5r3Yqd6vE