Era un año desconocido, en un pueblo desconocido, en una iglesia desconocida y con miembros desconocidos. Es más, toda similitud a personajes o sucesos reales, no es mera coincidencia, al contrario, está completamente premeditado.
Todo estaba listo para el gran culto Interdenominacional a realizarse en aquel pintoresco pueblecito. Por primera vez se habían reunido diferentes congregaciones de distintas denominaciones, para celebrar juntos un gran culto de avivamiento. El pastor organizador se comía las uñas y tomaba una tras otra taza de café por el nerviosismo de cómo resultaría la campaña.
Los músicos todavía no llegaban y ya los primeros visitantes cruzaban la entrada. ¡Llamen a los músicos!, Gritaba esquizofrénicamente el pastor organizador, mientras iban llegando las personas. Uno podía notar el ambiente tan denso que no había espacios para miradas de espiritualidad.
Los primeros en llegar fueron los bautistas, todos muy silenciosos y discretos. Según los hermanos pentecostales, uno puede notar a más de 20 metros de distancia la presencia de un bautista, pues comienza bajar la temperatura, además eran los únicos que lucían sus gigantescas Biblias de estudio con detector infrarrojo de herejías, para saber si lo que el predicador iba a decir era bíblico o no. Es más, por ahí se dice en círculos más carismáticos, que según la Biblia, los bautistas serán los primeros en resucitar, pues como dice el Apóstol Pablo: “Los MUERTOS resucitarán primero, luego nosotros…”
Por otro lado aparecieron los hermanos pentecostales con sus guitarras, panderos, acordeones, mandolinas y agregados. Según los bautistas, uno también puede reconocerlos a larga distancia, pues son los únicos que a pesar de haber 40 grados a la sombra, llevan corbata y abrigo. ¡Así quién no siente el FUEGO del Espíritu!
De pronto se encontraron frente a frente un pastor pentecostal y un pastor bautista, el pentecostal le dijo sarcásticamente: -Hola hermano, cuéntame ¿cómo estuvo el funeral… perdón, el Culto en tu iglesia este domingo?
A lo que el pastor bautista contestó: -Bien hermano, pero mejor dígame como estuvo la Feria…perdón, el Culto en su iglesia.
Gracias a Dios comenzaron a llegar los asambleístas, los centros bíblicos, los cuadrangulares, la alianza cristiana misionera entraron y otros, pero prefirieron sentarse en la columna del medio, pues no se sintieron muy identificados ni con los bautistas, ni con los pentecostales.
Lamentablemente los anglicanos mandaron excusas de no poder asistir, pues no se sentían predestinados por Dios para estar en el evento. Después llegaron los hermanos de la iglesia celular y prefirieron sentarse separados de todos y en grupitos de a 12 con cada líder de célula respectivamente.
En fin, ya estaban todos, bautistas, pentecostales, asambleístas, cuadrangulares, anabaptistas, centros bíblicos, la alianza, las iglesias celulares, mega iglesias y sectas varias. Además de un sin fin de congregaciones que comienzan cuando un hombre tiene un sueño y al otro día le dice a su esposa que Dios lo llamó como predicador y pastor y a la semana ya prepara un púlpito en su casita, con cajones de tomates y cubiertos con una cortina como mantel y con 8 miembros que en realidad son toda la familia de él, incluyendo al pretendiente de la hija y ¡ya son iglesia, como por arte de magia!
Ya todos están sentados y se miran fijamente. Algunos tenían la tentación de tratar a los otros como primos en la fe, pero más de algún joven “dientes de sable”, andaba buscando enterrar sus lasciviosos dientes en la vida de alguna jovencita. Esos hermanitos que en vez de predicar las “Buenas nuevas, andan predicándole a las nuevas buenas”.
No faltó aquel entendido en “guerra espiritual”, que se acercaba a alguna doncella 90-60-90 de otra congregación y le pisaba los pies con su talla 44. Obviamente la joven no entendía lo que estaba pasando, pues el muchacho estaba realizando un acto profético, ¡Porque está escrito, que todo lo que pisare la planta de mis pies será mío!
Pobrecita niña, a su dedo gordo le llegaron a salir tumores de tantos “actos proféticos”.
Por fin llegaron los músicos y en un dos por tres tenían todo armado. El director de alabanzas daba los últimos retoques con el micrófono, pero no lo hacía como todos aquellos que repiten esas fracesitas: ¡Aló, si, probando, un, dos, tres, si, si ,si, claro! Sino que este director de alabanzas probaba los micrófonos muy espiritualmente… ¡aló, si, probando, gloria a Dios, gloria a Dios, Apocalipsis!
Estaba todo listo para comenzar el culto. Como cada domingo, los micrófonos estaban hediondos, los decibelios de los instrumentos estaban aptos para destrozar los tímpanos, las transparencias estaban borrosas, el director de alabanza detrás de un telón echándose desodorante en barra. En fin, todo marchaba más o menos normal.
Comenzaron las alabanzas, y el ministro no se había percatado del gran problema, pues no podía dejar conforme a todos los hermanos. O daba tres glorias a Dios, para los hermanos pentecostales, o abría la Biblia cada 2 minutos, para los bautistas, o recitaba el credo apostólico para los luteranos o cantaba alabanzas con coreografía de guerra espiritual para los celulares.
La situación se ponía cada vez mas tensa, pues el predicador no llegaba y el pastor anfitrión le pedía al ministro de alabanza que rellenara con más canciones “Cosa que nunca pasa en nuestras iglesias”. Entonces el ministro sacó su última carta bajo la manga y cantó las alabanzas que estaban de moda, como:
La alabanza del hermano enfermo: “ Hossanna”
La alabanza del hermano no vidente: “ayúdame a mirar con tus ojos”
La alabanza del hermano preso: “Con mi Dios yo saltaré los muros”
La alabanza del chupacabra: “Eran 100 ovejas”
La alabanza del supositorio: Entra en mi vida
La alabanza del que no tiene plata para el taxi: “Caminando voy para Canaán”
La alabanza del despertador: Levántate Señor
Y la alabanza del Viagra: Padre Abraham tuvo muchos hijos
El predicador no llegaba, entonces pidieron a algunos pastores invitados que se presentaran, pero todo iba de mal en peor, pues casi todos hacían gala de que en sus congregaciones estaban mejor que en las otras. Algunos decían.
¡Venga con nosotros y sálvese mejor! Incluso uno de ellos comenzó a gritar desaforadamente… ¡el Señor es buenooooooo, él está aquiiiiiiiiiii, alábaleeeeeeeeeee!!!!!!!!! Era de una congregación que se llamaba, parece ¡Impacto de Jesús!, o mejor dicho ¡Infarto de Jesús! pues o te conviertes del susto o te da un infarto.
Según el pastor que gritaba, la Biblia dice que Jesús gritaba así y hacerlo era más Bíblico… no se en que Biblia saldrá eso, debe ser alguna Biblia versión del Mariachi. Por fin llegó el predicador y cualquiera que hubiese estado en aquel lugar, se hubiese imaginado a algún príncipe del púlpito, algún señor que haya viajado por todo el mundo, que viniera de alguna gira por Nueva York y sus predicaciones semanalmente llegaran a los 5 continentes, con la mirada penetrante de Clean Eastwood, la valentía de Bruce Willys, la simpatía de Fido Dido y la nobleza del Chapulín Colorado.
De esos que se paran en el púlpito y comienzan a decir puras herejías, pero que suenan bonito, como:
Buenas noches hermanos, estoy aquí, para predicar una palabra profética a tu corazón, repite conmigo, “corazón”. Dios me trajo desde lejos con mensaje, repite conmigo, “mensaje”. Pero antes, dile al hermano que está a tu lado “Paralanguitipirimirícuaro”.
Abran sus Biblias en el libro del apóstol JUANES.
Voy a predicar 2 minutos y después voy a ministrar 1 hora
“El mensaje de esta noche se concentra en David, ¿ustedes saben quién era David?, bueno, David, como todos saben fue quién mató al gigante Chewbacca en la batalla de Armagedón… y ¿Ustedes saben lo que dijo David, cuando mató al gigante?...
¡Qué buena onda!
No, gracias a Dios no vino un predicador así, al contrario, era nada más ni nada menos que un jovencito, si. Un jovencito que no pasaba los 18 años de edad, flacuchento, cabezón, ojeroso, sietemesino, que almorzaba en el colegio con cuchara prestada. Si, un don nadie, que se deslizó sigilosamente por el pasillo hasta llegar al púlpito. Muchos de los que lo vieron pensaron que si algunos en el mundo al parecer llegan tarde a la repartición de rostro, definitivamente este joven ni siquiera llegó, era tan feo que el doctor que lo trajo al mundo, en vez de decir -“Fue Hombrecito”- o – “Fue mujercita”- dijo -“Fue Horrible”-, es más, cuando nació, el doctor se asustó tanto que gritó y lo tiró al cielo diciendo: -¡Si vuela… es murciélago! - Y voló.
Pero ahí estaba, aquel joven, que tomando su Biblia, aquella gran Biblia estampada con las sandalias del apóstol Pablo y autografiada por Martín Lutero, miró a todo el auditorio y musitando solo dos frases, pero lo suficientemente letales como para dejar a todos en la más completa vergüenza, dijo: - “la imagen es nada, la Fe es todo… obedece a la Fe”-
Que increíble, pues eso es justamente lo que ocurría en aquel pueblecito. Todas las iglesias luchaban por ser las más reconocidas, las más grandes, las más poderosas, pero pocas se daban el tiempo para mirar más allá de sus 4 paredes y ver la necesidad del mundo.
Todas estas iglesias levantaban sus manos para adorar a Dios a la hora de las alabanzas, desconociendo que a esa misma hora había muchos en las calles que levantaban sus manos para pedir una migaja de comida.
Todas estas iglesias luchaban entre sí para llenar sus templos con la gente del mundo, pero ninguna estaba dispuesta a llenar el mundo con la gente de sus templos.
Es más, lo curioso, es que esta gran campaña de avivamiento, para la gente del pueblo no pasaba a ser más que un simple encuentro de religiosos a “puertas cerradas”. Incluso, había un dicho entre los habitantes de este pueblo que identificaba muy bien el compromiso que tenían estas iglesias con las necesidades del mundo y decía así: “No pierdas tiempo buscando a los cristianos en las calles, pues ellos viven en las nubes”.
Y mientras el mundo agoniza, nos damos el lujo de seguir dividiéndonos, seguir descalificándonos, ya sea por como “éste” adora al Señor, por como hacen sus cultos los “tales”, por si tienen amplificación o no “aquellos” o porque no cuentan los “otros” con “el mapa escatológico del chapulín colorado”.
Como dijo Agustín de Hipona: “En lo esencial tengamos unidad, en lo secundario libertad, pero en todo prime el amor”
Eso nos dice que es posible ser Uno y a la vez ser varios, eso nos dice que la unidad no es uniformidad, al contrario, la multiforme gracia de Dios se revela a través de su Iglesia, con tantos matices, tantos colores, tantas voces, pero un solo Mensaje y este es.
El amor de Dios al mundo y su deseo de salvación tiene un nombre: Jesús.
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