Estos últimos días he estado leyendo comentarios que ponía la gente en las redes sociales hablando de la huelga general del día 14 de noviembre. Algunos decían que había que hacer la huelga, que ya basta de tanta estafa. Otros decían, por el contrario, que hacer la huelga no sirve de nada, que al final acaban pagando los que necesitan ir a trabajar, los asalariados y los autónomos, por culpa de los piquetes que les obligan a cerrar sus negocios, que rompen sus lugares de trabajo y acciones parecidas. Lo que más me ha sorprendido ha sido que alguno de estos segundos que defendían que la huelga no servía de nada, en cambio, decían que habría que usar la violencia contra aquellos que nos han traído a la situación en la que estamos.Que lo hayan dicho estos últimos no significa que algunos de los otros no lo diga también.
Cuando he visto el panorama he pensado que esto no puede ser. He pensado quédirección está tomando nuestro mundo tan equivocada. Hacemos manifestaciones contra la guerra, nos indignamos cuando oímos algo sobre el maltrato, el racismo, el
bullying, peleas callejeras, etc. ¿Y ahora dicen que la violencia es la solución?
Todo esto lo he hablado con mis compañeros y salían estas mismas opiniones. Entonces yo les decía que la violencia no debería ser una solución, que no debería ni pasarse por la cabeza de las personas razonables. Ellos me preguntaban:
“¿Qué hay que hacer, entonces? ¿Dejar que nos sigan engañando y quitándonos dinero?”. No sé qué hay que hacer, solo sé que hay que seguir pensando, no debemos actuar como criaturas.
Muchos se quejan de que los políticos, las multinacionales y, especialmente, los bancos, nos han estafado.Muchos dicen quese han aprovechado de todos nosotros y son culpables. Entonces es cuando yo pienso:
“¿Cuántos de vosotros no habríais hecho lo mismo si hubierais tenido oportunidad? ¿Cuántos alguna vez no habéis hecho lo mismo que ellos pero a escala menor? ¿Cuántos?”.
Me hago preguntas y preguntas, y veo que la respuesta es la misma, tristemente: somos todos egoístas. Si algo nos beneficia podemos ser más indulgentes, pero cuando algo nos perjudica, nos rebotamos y actuamos de manera irracional.
Lo que quiero decir con este pequeño pensamiento es que la violencia no es la solución, nunca puede serlo.Vuelvo a decir que no me pidáis que os dé una solución, porque aún no la tengo, y no sé si la tendré a corto plazo o nunca. Pero os digo algo: ¿pensáis que la violencia solo afectará a aquellos a los que queréis que vaya dirigida? Seguramente la violencia que uséis os será devuelta no solo a vosotros, sino a gente que no tiene la culpa de nada.
La idea que tenemos en la cabeza es la idea de justicia e injusticia, y cuando llegamos a este punto queremos que los culpables paguen. Lo que ocurre es que las leyes no se aplican como deberían ser aplicadas, por eso algunos quieren tomarse la justicia por su mano, y cuando tienen la idea de que se puede conseguir algo en una línea, si hay que usar la violencia se usa. El problema de la violencia es la espiral que crea, a menos que uno decida parar. El valiente es el que la para.
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