País de critiqueo

Vivimos en una sociedad donde poca gente hace y mucha gente habla y critica.

En primer lugar voy a hablar de los que hacen. Esta minoría intenta trabajar por los demás o hacer que las cosas funcionen mejor. Se esfuerzan por esto, pero están barrados por la gente que juzga y critica.

Estos últimos se pasan la vida observando a los que hacen para criticar cada paso que ellos toman. Hay muchos ámbitos en los que se me ocurre que esto ocurre: los deportes, los vecinos… Pero hay cosas más importantes que ésas y, sin embargo, también se critica, como por ejemplo una familia, un aula de clase, una iglesia o un país.

Según mi modesta opinión, y es lo que yo digo, los primeros que critican son las personas mayores (no quiero ofender a nadie), pero estos critican sobre todo a las nuevas generaciones por todo lo que hacen. ¡Son otros tiempos! El mundo avanza tecnológicamente y culturalmente. ¿Acaso vivíais vosotros de jóvenes como vuestros abuelos? No creo, así que no tenéis motivo para criticar.

Por otro lado tenemos a los que critican por criticar, que es como si lo llevasen en la sangre. Criticar es lo mejor ¿no?, mientras tú no hagas nada, qué cómodo y fácil.

Y como último quiero hablar de los adolescentes, mis compañeros y compañeras en edad. Entre nosotros también hay critiqueo y por las tonterías más absurdas que puedas escuchar, pero yo me atrevería a decir que los chicos no tienen ese defecto... Vuelve a ser mi humilde opinión. Es seguro que las chicas tienen muchísimos aspectos en que ellas no tienen tantos defectos como nosotros, los chicos, pero en este punto flojean.

Este tema ya parece censurable de por sí, pero además la Biblia condena la murmuración, la crítica y el juzgar a los demás.

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” (Stg. 4:11-12)

Aunque este artículo pueda parecer paradójico (una especie de crítica a los que critican) dejo mi conclusión y mi consejo, señoras y señores: más trabajar y menos criticar.