Abuelos

De las etapas de la vida, hay una que parece de lo más contradictoria. Se dice que ser abuelo es el regalo que da la vida a quienes se convierten en viejos; igual se resaltan las ventajas por encima de ser padres, pues mientras en esa etapa previa hay una gran responsabilidad para educar enseñar valores y cuidar de muchos aspectos del desarrollo del hijo, el abuelo tiene permiso de consentir, tener una trato flexible y hasta de mal educar a los nietos.

Pero más allá de las tarjetas con mensajes más publicitarios que de contenido, por igual padres y abuelos están en la posibilidad de instruir a sus descendientes. Predicar con el ejemplo, enseñarles el buen camino en términos de los valores con los que ellos mismos fueron formados, es un privilegio que sólo termina cuando la vida también se agota.

A pesar del cansancio, un abuelo no pierde la experiencia de detenerse frente al hijo e interceder por él, sobre todo cuando compite con el bombardeo de ideas negativas de los medios modernos de comunicación, en una sociedad desacralizada que parece ufanarse de la ausencia de respeto por la autoridad -espiritual, política y familiar- y las agresiones a todo lo que le rodea. El que ya tuvo la experiencia de criar hijos sabe que puede hasta cierto punto controlar la influencia de la televisión o el Internet, como también entiende la imposibilidad de cubrirlos con un Capelo de cristal y vivir ahí para siempre. Los vástagos volarán un día, vivirán su propia vida y nadie mejor que una abuela para orar por ellos como recurso crucial y permanente.

Aun cuando sea consentidor, el abuelo quiere que su nieto crezca sano y fuerte, pleno de sabiduría, confiado en que el fiel amor de alguien superior le garantiza buen futuro aun cuando los padres estén ocupados en la obligación de trabajar para proveerle[i]...

Nadie mejor que el abuelo espera que, así como lo quiso para sus hijos, los hijos de ellos  crezcan como robles grandes, que sean capaces de meditar en todo momento y actuar de tal manera que todo les salga bien y su camino prospere, teniendo siempre –sobre todo en la vorágine juvenil que parece inclinarlos a todo tipo de excesos- en su memoria a quien les ha dado la vida[ii]. En México acabamos de celebrar el día del abuelo. Algunos países, sobre todo católicos, los celebran el 26 de julio[iii] y quizá sea esta la celebración más dispersa en los calendarios del planeta, como también debe reconocerse que, frente a lo romántico de llegar a ser abuelo, la otra cara de la moneda nos muestra una realidad de abandono, mal trato y hasta abuso contra las personas mayores. ¿Conoce hijos que pelean la custodia de los hoy abuelos solo para usufructuar su pensión o sus bienes? ¿Cuántos abuelos han tenido un destino de derrumbamiento en el asilo, luego de que los familiares les despojaron de su casa?

En sociedades como la española, existen organizaciones de abuelas que pelean su derecho a estar cerca de los nietos y el privilegio de estos a convivir con las madres de sus padres. ¿Cómo puede un adolescente evitar que se le subestime solo por ser joven, impidiéndole así ser un ejemplo de amor, fuerza y fe[iv] en el seno de una familia que discrimina a quien de hecho es el origen de su existencia?

En el siglo de los derechos por excelencia resulta un absurdo que se deba litigar para evitar ser discriminado por haberse convertido en abuelo y, peor aún, que quienes en sociedades más primitivas eran considerados sabios hoy deban dormir en una banca o en el quicio de una puerta debido a la ambición y la envidia de familiares con menos edad que les han agredido. El tema es terrible si se consideran los datos que en 2014 publicó la profesora del departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, Graciela Saldaña Hernández, al señalar que el 61% de 3 millones de niños que se quedan en casa son cuidados por adultos mayores, sin que esta responsabilidad tenga una contraprestación ni laboral ni emotiva.

En esta celebración, en los establecimientos en los que se reúnen o viven los abuelos, habrá baile, comida especial, discursos y hasta visitas de los burócratas importantes; seguramente muchas familias recordarán que es el día del abuelo y los visiten y hasta paseen o coman con ellos.

En 2014, del total de adultos mayores (60 años y más), el 26% tiene discapacidad y 36.1% posee alguna limitación. En Europa, por ejemplo, el porcentaje de población de 60 años y más es de 23.9%1, mientras que en nuestro país es de 10.4%, según información de la Encuesta Intercensal; respecto a 1990, se observa un aumento de 4.2 puntos porcentuales. Paralelamente el porcentaje de la población menor de 15 años pasó de 38.3 a 27.4%; mientras que el de 15 a 29 años disminuyó de 29.4 a 25.7, por lo cual para el 2030, se espera que el de los adultos mayores en México sea de 20.4 millones. ¿Existen políticas públicas que puedan responder a este reto? ¿Se están ya incrementando los servicios relacionados con la salud, vivienda, pensiones y espacios urbanos que faciliten el tránsito de los abuelos con alguna limitación?[v].

Si Usted tiene el privilegio de tener cerca de sí a sus abuelos, o les recuerda y desea honrarlos con más que una fiesta pasajera, ocúpese de pugnar para que la población mayor de 60 que habrá de duplicarse para el 2050, pueda vivir una vida saludable y no solo una existencia más larga.

Lilia Cisneros Luján – Abogada – México

[i] La Biblia: Lucas 2:40, Salmos 138:8

[ii] Ibídem: Isaías 61:3, Josué 1:8 Eclesiastés 12:1 1a Corintios 6:20

iii] En Portugal, Panamá y en Nicaragua desde el año 2014, "en reconocimiento a su contribución en la formación, desarrollo y educación de la familia"; en países católicos como España por coincidir con la fecha de Santa Ana y San Joaquín; padres de la virgen María; y en la ONU se estableció el 1 de octubre como el día internacional de las personas de edad.

[iv] 1 Timoteo 4:12

[v] Usando sus piernas (64.7%); ver [aunque use lentes] (41.4%) y escuchar [aunque use aparato auditivo] (25.9 por ciento). Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID)