Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Estas sencillas pero poderosas palabras son la esencia de la Epístola Universal de Santiago. Aunque el autor se distingue por saltar de un tema a otro con extrema facilidad, sin embargo este mensaje desvela el corazón mismo de esta carta.
El autor de esta epístola es indeterminado, con altas probabilidades que haya sido escrita por Jacobo, el hermano del Señor Jesucristo. El tono es directo y contiene rasgos del mensaje de los profetas veterotestamentarios; por ello es interesante analizar los aspectos sociológicos contenidos en esta carta sin caer, por supuesto, en un sociologismo a ultranza.
El primer elemento sociológico que encontramosSantiago lo denomina como “
sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Es arrastrar con buen ánimo las pruebas; por eso, lo que habría de ser motivo de pena y tristeza para un no creyente, ha de ser para el creyente
motivo de gozo puro. (Matthew, H.1991).
Pero, ¿cuál es la actitud del creyente del siglo XXI frente a las diversas pruebas a las que es sometido? En esta sociedad, a las pruebas se las considera consecuencias de un riesgo corrido por la persona en cuestión. Como lo cita un autor
[i]:
“Lo que las sociedades tradicionales y antiguas atribuían a la fortuna
, buena o mala suerte, a una voluntad metasocial-divina o simplemente al destino, como temporalización perversa de determinados cursos de acción, las sociedades modernas lo atribuyen al riesgo
; éste representa una secularización de la fortuna. El riesgo, pues, aparece como un «constructo social histórico
» en la transición de la Baja Media a la Edad Moderna Temprana”. (Ulrich, B. 2006)
Independientemente de la explicación teórica, al creyente promedio le siguen preocupando las pruebas. El mundo sin Cristo le dice:
“evítalas”; la propia naturaleza caída le confirma:
“consiéntete a ti mismo”; el Diablo le responde:
“Dios te odia” (Constable, T. 2003). Ante el alud de respuestas antibíblicas, el proceso divino sigue siendo efectivo: la prueba trae gozo cuando estamos en Cristo, produce paciencia y el propósito final es llevarnos a una
madurez cabal.
El segundo elemento sociológicolo marca el versículo veintidós,
“pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. El dicho antiguo enseñaba:
“mi palabra es mi compromiso”. Hoy es diferente. Cuando un creyente no comprueba con su vida lo que dice ser está faltando a su promesa y traicionando su fe. Por supuesto que en todos los colectivos del mundo tienen miembros de todo tipo, y la iglesia evangélica no es la excepción.
Por eso la ‘
teoría de acción colectiva’ enseña la paradoja del
free rider: el polizón, el que va por libre, el francotirador o el gorrón. La paradoja del
free rider es que en un colectivo que comparte intereses siempre existe una fracción muy considerable de personas para las que el esfuerzo (el coste) de la acción a realizar para proteger esos intereses es superior a la esperanza matemática de obtener resultados significativos de esa acción (el beneficio). Habrá miembros, pues, que no hagan lo que tienen que hacer y que no den testimonio de un cambio en sus vidas, pero que sí querrán obtener los beneficios que la mayor parte de la iglesia está trabajando arduamente para cumplir los propósitos que Dios tiene para ella (Paramio, L. s/F). Como dijo el apóstol Pablo:
“... a ésos, evítalos”[ii].
El otro elemento sociológicoque introduce Santiago se encuentra en el capítulo dos desde el versículo dos, y tiene que ver
con la acepción de personas y, en este caso, la referencia específica es hacia los ricos. No se trata sólo de la representación social de su vestimenta, sino lo que implicaba mirar con agrado al rico y concederle un lugar privilegiado dentro de la congregación. Comprendía también aceptar su
poder, que significaba la probabilidad de imponer su propia voluntaddentro de las relaciones sociales de la iglesia local, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad
[iii] .(Weber, M. 2012)
Sumando, Santiago desnuda a los ricos y los acusa de ser los causantes de llevar a los hermanos ante las audiencias civiles para acusarles de delitos. Tiene que ver con
dominaciónque, según Weber, debe entenderse como la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas
[iv].
Por supuesto que existen otros temas, versículos de esta multicitada carta de Santiago, cada uno de ellos con diversas interpretaciones. No se trata de elucidar esta epístola en las dos vertientes conocidas: los países del norte con su énfasis en la
fe y obras y los países del sur ocupándose principalmente en la temática de
ricos y pobres (Krüger, R. 2005). Por consiguiente, y como lo anota un autor, se necesita la contextualización de la exégesis de la pobreza, las diferencias sociales y la historia de la explotación del continente
[v].
Finalmente, para cada temática tratada por Santiago, existe una respuesta en los evangelios: “
Si algún es oidor de la palabra…”. La respuesta de Cristo es: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y no las practica…”. En la discriminación de los pobres, Jesús responde:
“Hazme justicia de mi adversario”, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, dando importancia de las obras de amor:
“No todo el que me dice: ‘¡Señor, Señor!’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Y así sucesivamente.
Baltazar Zamora - - México
[i]Ulrich, B. (2006). La Sociedad del Riesgo Global, Amor, Violencia, Guerra. España: Siglo XXI de España Editores, S.A. [ii]La Santa Biblia. (RV1995) 2 Timoteo 3:1-12. [iii]Weber, M. (2012). Economía y Sociedad. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. p. 43. [v]Krüger, R. (2005) Pobres y Ricos en la Epístola de Santiago, El Desafío de un Cristianismo Profético. Argentina: Lumen. p. 59.
Fotografía de Raquel Rodrigo
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