Muchas veces, cuando escuchamos a alguien evangelizar, oímos cosas que, aunque bien intencionadas, no tienen nada de bíblico. Frases como "
Ven, Él no te pide nada", "Él solucionará todos tus problemas, se acabaron tus sufrimientos" o
"Dios es amor, no tienes que cambiar, Él te ama como eres", son oraciones que, por más buena intención que tengan, alejan a la gente del Jesús bíblico. Y cualquiera de nosotros ha dicho frases de este tipo en nuestra vida, creyendo que eran ciertas y que decíamos lo correcto.
Ahora bien, el Cristo de la Biblia no hablaba así. Claro que Él hablaba del amor y el perdón de Dios, porque Dios es absolutamente un Dios de amor y perdón. Sin embargo, cuando alguien se acercaba a Cristo porque quería seguirlo, el Maestro decía cosas como
"Ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme", o "El que no aborrece padre y madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y aún su propia vida, no puede ser mi discípulo". Puedo imaginar las reacciones de la gente del siglo I. Los discípulos pensando
: "Por favor, que no diga hoy lo de dar todo a los pobres, por favor que no lo diga...".
Cualquier predicador de hoy día, si encontrara a alguien hablar así, diría cosas
como "Ese es un fanático", "No entiende lo que Cristo realmente quería decir", y tonterías de este tipo que se dicen contra la gente que realmente quiere seguir a Jesús. En la actualidad, probablemente Cristo no sería el líder de una mega-iglesia de 80.000 miembros. Porque Él no perseguía eso. Somos nosotros los que, aunque decimos seguir al líder de lo que hoy llamaríamos una pequeña iglesia local (unos 120 miembros), anhelamos tener grandes edificios, sillas cómodas y aires acondicionados, en lugar de preocuparnos por lo que es realmente importante: la palabra de Dios.
Es esa gente radical, los criticados por ser fanáticos, la que sigue a Cristo. Los que van a otro país, sin saber si volverán, son los que siguen a Cristo. Los que deciden poner en juego sus vidas por amor al Evangelio son los que sí siguen a Cristo.
Y es que, a veces me pregunto: ¿cuándo fue que cambió Cristo en los últimos veinte siglos? ¿Cómo puede ser que el Jesucristo del siglo I decía
"Vende todo lo que tienes" y el Jesucristo del siglo XXI diga
"Ten una buena vida, un buen coche y una buena cuenta en el banco"? ¿Cómo es que Él decía
entonces "El que no aborrece a padre y madre... no puede ser mi discípulo" y ahora dice
"Atiende a la familia, que son lo más importante que tienes en la vida"? ¿Cuándo, en los últimos veinte siglos, Jesús se apareció y dijo que lo que había dicho antes no valía, que el nuevo Cristo era el modelo del sueño americano y europeo?
Criticamos a los católicos porque ahora en Semana Santa llevarán pasos, ídolos de oro y plata, cuando nosotros hemos hecho lo mismo o peor. Cuando nosotros hemos creado un Cristo a nuestra imagen y semejanza, en lugar de ser moldeados a la imagen y semejanza de Dios. Porque, cuando alzamos las manos y adoramos a ese Cristo, no adoramos al Cristo bíblico, sino al molde que hemos creado. Nos adoramos a nosotros mismos, a lo que nuestra cultura y preferencias nos hacen ser. Al Cristo de clase media, que conduce un buen coche, tiene una casa grande y una familia maravillosa.
No es ese el Cristo al que quiero seguir. No es ese el Cristo de la Biblia. Ese no es mi Salvador. Mi Salvador decía:
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra, no he venido a traer paz, sino espada" mientras nosotros queremos una vida de
"Paz y seguridad". Mi Salvador iba más allá de nuestra comodidad.
Mi Salvador era radical, no un "equilibrado que huía del peligro". Mi Salvador es Jesús, el de la Biblia, no el Jesús del siglo XXI.
Samuel García González - Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas - España
Si quieres comentar o