El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Una entrevista con Leonardo de Chirico, teólogo evangélico italiano especialista en la Iglesia Católica.
Tras algo más de dos años como Papa, Francisco ha roto moldes y ha cambiado la cara a la institución, pero ¿cómo de profundos son estos cambios? ¿Hacia dónde se dirige la Iglesia Católica bajo la dirección de Francisco?
Estas son algunas de las cuestiones que a menudo aborda el teólogo Leonardo de Chirico, pastor de una iglesia evangélica en la ciudad de Roma y miembro del equipo directivo de la Alianza Evangélica Italiana.
De Chirico cuenta con un blog en el magacín de Protestante Digital, “Desde Roma”, y en una entrevista reciente con Evangelical Focus, hace balance de estos dos años de Francisco y su relación con los evangélicos.
Pregunta. El Papa parece haberse ganado la aprobación de todos, incluso de aquellos con ideas más progresistas, el colectivo homosexual, y los medios de comunicación, que han seguido con mucho interés cada cosa que ha hecho en este tiempo. ¿Cuáles son las claves de su éxito?
Respuesta. Hay muchos indicadores que explican el éxito del Papa en términos de popularidad, especialmente fuera de la Iglesia Católica, donde los Papas no suelen ser vistos casi nunca como celebridades. Francisco ha roto muchos códigos y barreras que hacían que los Papas anteriores fueran lejanos e inalcanzables.
Francisco es visto como alguien transparente, con los pies en la tierra, y muy cercano, como si fuera “uno de los nuestros”. Esa ruptura resulta incómoda para muchos católicos. Esa es quizás una de las razones por las que las encuestas muestran que, a pesar de esa popularidad, el catolicismo en Occidente no ha mejorado en términos de asistencia y obediencia a la iglesia.
P. Algunos evangélicos en Europa dicen: “me gusta este Papa, porque es humilde, tiene los pies en la tierra, y habla mucho de Jesús”. Es fácil tener aprecio a Francisco. Pero, ¿debemos posicionarnos a favor del Papa? ¿O crees que es importante hacer una distinción entre la simpatía hacia la persona (Jorge Mario Bergoglio) y la institución que representa (el papado)?
R. Bergoglio conoce el lenguaje que usan los evangélicos (conversión, misión, relación personal con Jesús..). Parece cercano, pero uno tiene que entender a qué se refiere cuando usa esas palabras.Yo creo que para nosotros no significan lo mismo.
Es más, me pregunto cómo puede estar cercano a los evangélicos, teniendo en cuenta que declaró públicamente (y nunca se ha retractado de ello) que Lutero y Calvino habían destrozado al hombre, envenenado a la sociedad y destruido la iglesia. ¡Me parece difícil sentir simpatía por eso! Además, representa a una institución que ha crecido fuera de los estándares bíblicos, y todavía no la ha reformado de acuerdo a ellos.
P. Pensando en el continente europeo, ¿crees que la Iglesia Católica aún está a tiempo de parar la pérdida de fieles, e incluso ver a los jóvenes asistiendo a misa?
R. El descenso del número de católicos practicantes continúa, incluso con Francisco. Su popularidad es más un fenómeno social que algo real.
Algunos sectores dentro de la Iglesia Católica piensan que su medidas “liberales”, como admitir que los divorciados, o los que mantienen relaciones homosexuales, sean parte de la iglesia, van a hacer que estos vuelvan al rebaño. El ejemplo del fracaso de las iglesias protestantes liberales que ya hacían eso, debería servirles para entender que esa no es la manera de llenar iglesias, sino de vaciarlas rápidamente.
P. El Papa ha sido muy claro a la hora de hablar de asuntos internos de la Iglesia Católica, como el abuso infantil, por ejemplo. ¿Por qué crees que sus predecesores no hablaron de ello?
R. La idea básica era que la iglesia institucional necesitaba protegerse del escrutinio exterior. Por eso, había que cubrir todo aquello que resultara desagradable. Esta actitud defensiva viene de la feroz batalla que la Iglesia Católica emprendió contra la Ilustración y el pensamiento revolucionario del siglo XIX.
Ya Benedicto XVI empezó a introducir medidas de transparencia respecto a los abusos sexuales, y Francisco ha continuado con esa política.
P. ¿Ha habido grandes cambios teológicos o doctrinales desde el mandato de Francisco? ¿Cuáles son las principales ideas teológicas de Francisco?
R. Francisco no es un teólogo profesional. Creo que está influido por dos corrientes: la teología jesuítica actual, y su contexto latinoamericano. Cuando argumenta que todo aquel que sigue su conciencia hace bien, está popularizando las ideas de Karl Rahner acerca de la “cristiandad anónima”.
Según Karl Rahner (1904-1984), somos cristianos porque somos humanos. De igual manera, Francisco coloca la gracia en nuestra humanidad. También piensa en el jesuita Jacques Dupuis (1923-2004), que buscaba la manera de relacionar la salvación en Cristo, con la salvación universal, a través del dialogo interreligioso. Cuando Francisco habla de la hermandad universal, o de la misericordia universal, está expresando este tipo de teología.
Además, su trasfondo teológico latinoamericano es evidente en su profundo sentimiento mariano – que tiene muchas connotaciones populares- y su “teología del pueblo”, que busca dar prioridad a las preocupaciones y aspiraciones de la gente, sin importar si están bíblicamente fundadas.
P. ¿Qué piensa Francisco de los evangélicos? Por ejemplo, ¿somos los evangélicos salvos si creemos en Jesucristo? ¿Todavía nos considera "secta"?
R. Aparte de sus críticas a Lutero y Calvino, Francisco parece tener una muy buena opinión de los evangélicos.
Recientemente, comentó la habilidad que tienen los predicadores evangélicos para relacionarse con el texto bíblico de una manera muy útil. Parece que él prefiere una espiritualidad menos litúrgica. Parece utilizar un lenguaje que enfatiza el elemento personal de la fe cristiana. En una entrevista reciente con un periódico mexicano, hacía una clara distinción entre los evangélicos que son cristianos serios, y los grupos del evangelio de la prosperidad, a los que considera “sectas”.
P. En uno de tus artículos publicados en Protestante Digital, hablas de la gran devoción de Francisco hacia María, llamándola “la santa Madre de la Iglesia”. ¿Por qué esta exaltación de María es un problema desde un punto de vista bíblico?
R. Con todos mis respetos para los grandes Padres de la Iglesia, los pastores y maestros de la iglesia primitiva, el Marianismo es uno de los legados negativos que nos ha dejado el cristianismo patrístico. Comenzó atribuyendo a María lo que la Biblia solo atribuye a Jesús.
Aplicando el pensamiento silogístico, lo que se puede decir de Jesús, también se puede decir de María. De esta forma, casi todos los títulos cristológicos, también se han convertido en marianos. El Marianismo se convirtió en una doctrina que se desarrolló en sus propios términos, fuera de los estándares bíblicos. Los recientes dogmas marianos, como la inmaculada concepción (1854), y la ascensión (1950) son los “hijos” de dicho desarrollo. Francisco apoya totalmente estos dogmas, y es un gran devoto mariano, especialmente de Nuestra Señora de Aparecida, en Brasil. El primer acto que hizo como Papa fue rendir tributo a la imagen de Salus Populi Romani, la virgen de la salvación del pueblo romano.
P. El Papa parece estar abierto al diálogo con otras confesiones, incluida la evangélica. Como evangélicos, ¿cuál debe ser nuestra reacción? ¿Debemos dar pasos para acercarnos más al Vaticano, como algunos han sugerido? ¿Hay asuntos en los que católicos y evangélicos pueden ser “cobeligerantes”?
R. Francisco está abierto al diálogo con todos, sean cristianos o no, sea gente religiosa o secular. Los evangélicos son solo una parte de su visión. Él tiene en mente una unidad poliédrica: diferentes maneras de relacionarse con la Iglesia Católica, siempre manteniéndose ella en el centro del escenario. Creo que el diálogo es importante, pero sin olvidar que la Iglesia Católica no es una denominación cristiana más. Tiene su centro político en el Vaticano, y todavía posee una estructura “imperial” globalizada, con poder financiero; también tiene dogmas que no se basan solo en la Biblia, y legitima prácticas que fomentan la idolatría. Esto, por supuesto, es válido para la Iglesia como institución, no para todos sus miembros de manera individual.
Respecto a lo de ser “cobeligerantes”, estoy de acuerdo. En temas concretos, creo que debemos estar abiertos a trabajar con cualquiera que esté interesado en apoyar esas causas.
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