El comercio ilegal de especies es actualmente un negocio de alta rentabilidad y bajo riesgo.
WWF Internacional ha puesto en marcha una campaña navideña de adopción simbólica de las especies más amenazadas por el tráfico ilegal, a través de la venta de peluches. Los fondos recaudados se destinarán a seguir trabajando en la conservación de de estos animales en todo el mundo (
http://www.wwf.es/colabora/colabora/adopta).
Además de conducir a muchas especies amenazadas a la extinción,
el comercio ilegal de vida salvaje fortalece las redes criminales, socava la seguridad nacional, y plantea riesgos cada vez mayores para la salud mundial, según el informe de WWF Internacional “La lucha contra el Tráfico Ilegal de Especies: Una consulta con los gobiernos”, hecho público el pasado jueves en la sede central de la ONU en Nueva York.
El tráfico de animales y sus partes supone alrededor de 14.500 millones de euros anuales, ocupando el cuarto puesto en todo el mundo en volumen de negocio, después del narcotráfico, la falsificación y el comercio con personas, de acuerdo con el nuevo informe de WWF.
Más de 250 rinocerontes han sido masacrados este año en Sudáfrica para extraer su cuerno, decenas de miles de elefantes en zonas de alta protección son asesinados cada año por sus colmillos y sólo quedan 3.200 tigres en estado salvaje… las cifras son espeluznantes.
LAS ZONAS MÁS DESPROTEGIDAS
La caza furtiva y el comercio ilegal se realizan de forma incontrolada en todo el mundo, pero
la situación es especialmente dramática en África central y el sudeste asiático. Países de origen y destino de los animales.
Las víctimas se convierten en mascotas exóticas o van a parar a circos, exposiciones o mansiones de lujo. Pero también son utilizadas sus partes para el tráfico de pieles, huesos, colmillos u órganos, destinados, sobre todo a la medicina tradicional china, aunque también para vestimenta o decoración.
Jim Leape, Director General de WWF Internacional afirma: “El tráfico ilegal de especies se ha intensificado de manera alarmante en la última década. Este negocio está impulsado por organizaciones criminales internacionales, por lo que es necesaria una respuesta global concentrada e intensa”. Y añade: "Son las comunidades locales, a menudo las más pobres, las que acaban sufriendo más a causa de este comercio ilícito, mientras que las bandas criminales y los funcionarios corruptos se llevan todas las ganancias. Los guardas que trabajan en la primera línea pierden sus vidas y las familias que dependen de los recursos naturales están viendo esquilmados sus medios de subsistencia”.
REDES CRIMINALES
Según las investigaciones del informe,
gran parte del comercio de productos de especies ilegales está dirigida por sofisticadas redes criminales con un alcance internacional amplio. Las ganancias del tráfico de vida salvaje se utilizan para comprar armas, financiar guerras civiles y actividades terroristas.
La participación de los sindicatos del crimen organizado y los grupos rebeldes en delitos ambientales es cada vez mayor, de acuerdo a las entrevistas con los gobiernos y las organizaciones internacionales llevadas a cabo para la realización del documento.
Steven Broad, Director Ejecutivo de TRAFFIC, explica: “La demanda de productos ilegales ha aumentado al mismo ritmo que el crecimiento económico en los países consumidores, este negocio supone dinero fácil: altas ganancias y bajo riesgo”.
Los encuestados coinciden en que la falta de cumplimiento de la ley, la limitada persecución de los delitos o la falta de sanciones representativas, hace que los grupos criminales operen con total impunidad. También concluyen que la demanda de los consumidores se ve agravada por la mayor accesibilidad a los productos silvestres ilegales a través de Internet.
ROL DE LOS GOBIERNOS
Los entrevistados destacaron que el comercio ilegal de especies es habitualmente percibido por los gobiernos como un problema exclusivamente ambiental y no como un delito transnacional prioritario para la justicia. “Los gobiernos deben hacer frente a delitos contra la fauna salvaje como una cuestión de urgencia. No se trata sólo de un asunto de protección del medio ambiente, sino también de la seguridad nacional. Es hora de poner fin a esta profunda amenaza al imperio de la ley", comenta Leape.
Por su parte, los funcionarios de los gobiernos dicen que la lucha contra el tráfico de especies requiere un enfoque sistemático que incluya una mayor dotación de recursos, una cooperación inter-ministerial fuerte, y el uso de tecnologías modernas de inteligencia en la investigación criminal, que consigan identificar y procesar a los delincuentes.
Finalmente, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales tienen el papel crucial de señalar a los países y hacerles responsables de cumplir con sus compromisos internacionales, dice el informe. El Sistema de Información de Comercio de Elefantes puesto en marcha por TRAFFIC y la reciente Puntuación por Países en la lucha contra el Tráfico de Especies son herramientas para denunciar públicamente a aquellos países que no cumplen sus compromisos.
Más información sobre la campaña y recursos para promocionarla pueden bajarse de:http://www.wwf.es/traficoespecies
Si quieres comentar o