Nos encontramos viviendo en la llamada “era de la comunicación”. Nunca antes en la historia habíamos podido tener acceso a comunicarnos de manera tan fácil e inmediata con otras personas ya sea en nuestra propia ciudad como de manera internacional y
sin embargo, nunca nos hemos sentido tan solos.
Prácticamente con un solo click podemos escribir mensajes instantáneos a personas a miles de kilómetros de distancia, o incluso vernos y hablar a tiempo real con algún familiar o amigo a través de Skype. Está claro que
el avance agigantado en los últimos años de la tecnología ha provocado que la barrera de la distancia cada vez se vaya difuminando más.Sin embargo, y a pesar de las ventajas que todo esto supone, vivimos en una época en la que la soledad está a la orden del día.
Pero, ¿por qué cuando el objetivo de las nuevas tecnologías es el de facilitar la comunicación y acercarnos a otros, ocurre prácticamente lo contrario? ¿Por qué precisamente podemos comunicarnos con otros prácticamente al instante y eliminar el obstáculo de la distancia pero a la vez nunca nos hemos sentido tan solos?
Esteban Figueirido, presidente del Grupo de Psicólogos Evangélicos en España, entrevistado recientemente por Protestante Digital, explicaba como 20 años atrás, la soledad llegaba a afectar entre un 20 y 25 % de la población, mientras que actualmente y según algunas encuestas se calcula que el porcentaje es del 50% .
FAMILIAS DESESTRUCTURADAS
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familias separadas o divorciadas, las separaciones conflictivas, la violencia de género dentro de la estructura familiar, todo esto influye en gran medida en el aspecto de la soledad.
Según el INE, en el 2011 en nuestro país se produjeron 110.651 disoluciones de matrimonios, un 0.3% más que en 2010.Por tipo de ruptura, en este mismo año, se produjeron 103.604 divorcios (un 0,7% más que en el año anterior), y 6.915 separaciones.
“La realidad es que analizando cada caso,
observo que esto ha afectado gravemente, y agrava el sentimiento de soledad tanto en adultos como en niños”, explica Figueirido.
“Las familias desestructuradas crean un sentimiento muy fuerte de inseguridad. Las parejas que sufren esta rotura, suelen acercarse a otras relaciones desde la perspectiva: “hoy está conmigo, pero mañana probablemente no””.
LA TERCERA EDAD
Desgraciadamente,
las personas mayores son los que probablemente sufran de forma más acusada la soledad de primera mano.“Aunque la soledad afecta a todos los estratos de la sociedad, los ancianos viven de forma especial esta soledad, que se intensifica cuando pierden a su cónyuge”.
Las personas mayores se ven poco a poco condicionadas por la falta de una ocupación laboral, el distanciamiento debido a la independencia de los hijos o la pérdida de las relaciones de amistad o del propio cónyuge debido a la edad. Todo esto hace que las personas en esta franja de edad sufran más intensamente el sentimiento de aislamiento y soledad.
LA SOLEDAD EN COMPAÑÍA
Lo cierto es que la soledad no sólo se manifiesta en aislamiento.
Muchas son las personas que expresan sentirse solas aun estando rodeadas de gente a su alrededor.
“A veces uno puede vivir muy acompañado, pero sentirse solo. Esta es una realidad que muchos viven cuando la persona que ha sido su compañía durante mucho tiempo ya no está. Tal vez había momentos de estar en silencio, pero sabías que estaba ahí. Cuando ocurren estas pérdidas aumenta mucho el sentimiento de soledad aun aunque estén acompañados. Sienten un vacío que llenaba alguien que no está”, continúa explicando Esteban Figueirido.
Es importante remarcar la diferencia entre estar solo y sentirse solo, ya que mucha gente acompañada puede seguir sintiendo soledad. El problema por tanto, no se basa en la cantidad de personas que tenemos alrededor, sino que ya sea en aislamiento, con un par de personas o rodeado de mucha gente, la persona se sienta acompañada de verdad.
QUÉ ES LA SOLEDAD
En la entrevista, Figueirido expresaba tres definiciones complementarias de lo que realmente significa soledad: Por una parte y en primer lugar es la “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”; otra definición sería la de “lugar de desierto o tierra no habitada”, y por último podríamos expresarlo como “pesar y melancolía que se siente por la pérdida de otra persona”.
“La soledad no es mala. La dificultad aparece cuando viene sin desearla, cuando alguien necesita otra persona con quien desahogarse o sentirse querido y no la tiene, ahí es cuando esa persona sufre. Sin embargo otras veces, cuando vivimos hablando con mucha gente, con mucho estrés, y con contacto constante con otros, necesitamos también buscar un momento en el que apartarnos del resto. Esta es una soledad buscada, deseada, y es sana y necesaria.”
Antonio Machadoescribió en uno de sus poemas:“¡Oh soledad, mi sola compañía, oh musa del portento, que el vocablo diste a mi voz que nunca te pedía!, responde a mi pregunta: ¿Con quién hablo?Ausente de ruidosa mascarada, divierto mi tristeza sin amigo, contigo, dueña de la faz velada, siempre velada al dialogar conmigo”.
El divulgador
Eduard Punset escribía en su blog acerca de este tema: “Los humanos necesitan pertenecer a algo, a un colectivo social, a una manada, les da igual; lo importante es pertenecer. Aunque cueste creerlo,
resulta que lo más importante para los humanos es pertenecer a alguien y, cuando esto falla, cuando no se pertenece a nadie porque a uno no le dejan, cuando a uno lo encierran solo, se asfixia. Lo que no soportamos es la soledad”.
NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO
“El deseo del hombre de vivir acompañado puede entenderse desde dos perspectivas: Por un lado la psicológica y por otro, la bíblica”, ya que ambas perpectivas encajan bastante bien, explica Figueirido.
Nuestra naturaleza nos enseña que nacemos para vivir juntos. Somos seres sociales.“En el libro de Génesis se describe el inicio de la humanidad, cuando Dios expresó: “no es bueno que el hombre esté solo”, sigue explicando el psicólogo.
Precisamente porque
somos seres sociales y necesitamos personas con las que interactuar a lo largo de la vida, es tan doloroso para nosotros tener que experimentar una soledad impuesta, ya que va en contra de nuestra propia naturaleza.
SOLUCIONES EFICACES PARA LA SOLEDAD
Algunas de las
soluciones que el psicólogo Esteban Figueirido menciona para combatir con la soledad son:
-Acudir a asociaciones, comunidades o ambientes en los que se permita relacionarse con otras personas, en las que la persona pueda sentirse útil.
-Animales de compañía. Aunque puede ser una salida superficial, es cierto que ayuda en cierta medida a aquellas personas que padecen soledad.
-Dar una atención especial a esa persona. Las personas cercanas pueden ayudar mucho a la hora de hacer sentir acompañada y querida a la persona que padece soledad. Apartar un tiempo específico a la semana para poder hacerla sentir especial y acompañada.
Además de todas estas soluciones “superficiales”, Figueirido hace especial énfasis en que la necesidad más profunda del ser humano de sentirse acompañado no puede ser satisfecha por otro ser humano.
“Aunque unos a otros podemos sernos de ayuda, hay un punto, un límite, en el que los demás no pueden comprenderte. Aquí la relación con Dios es imprescindible.”
El propio psicólogo confiesa que
esta es una perspectiva que recibe muchas críticas. Sin embargo, manifiesta su certeza sobre la existencia de una comunicación real hoy en día con Dios: “No sólo supone un desahogo para la persona, donde te puedes expresar con Él con confianza, sino que también hay una respuesta por parte de Dios. Espero que cualquier persona pueda aceptar el reto de dirigirse a Dios con la realidad de que Él está ahí y puede dar una respuesta a su vida”.
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