Prohibido besar, bautizar a tu cerdo como Napoleón o tener un pez borracho son algunas de las «ilegalidades» que se pueden cometer en algunos lugares de nuestro planeta Tierra.
«El árbol de las leyes ha de podarse continuamente». Lo dijo el escritor francés Anatole France, pero no muchos gobiernos deben haber oído la célebre frase, pues el árbol legislativo, en muchas ocasiones, se deja «crecer» hasta límites insospechados. Es así cómo se descubre que algunas leyes insólitas siguen en vigor.
Les ofrecemos una recopilación de la lista con las normas más «absurdas» que existen en nuestro planeta.
1. En París, la villa del romanticismo y la pasión por excelencia,
está prohibido besarse en los andenes del tren. Claro que en otros lugares como
Dubai (mucho menos romántico, ¡vayan ustedes a comparar!) son incluso más intransigentes: es ilegal besarse en cualquier lugar público.
2. En Miami, por ejemplo,
es ilegal pasear por la comisaría de Policía en monopatín. Esto parece romper con la prototípica imagen de «policía de playa» propia de las películas y series, donde casi todo el mundo va con ropa corta o de baño y patines o monopatín.
3. En Ohio es ilegal tener un pez borracho. La pregunta es: ¿cómo será el control de alcoholemia a estos seres marinos en caso de sospecha de delito?
4. Y seguimos con las «animaladas»:
En Francia está prohibido bautizar a tu cerdo con el nombre de Napoleón. Aunque tu porcino muestre un carácter de conquistador de la granja, o incluso manifieste creerse un pata negra de Jabugo, siendo un simple parisino, resístete. Puedes meter la pata (de jamón) hasta el fondo y verte en medio un buen lío legal.
5. Al parecer,
en Estonia estarás infringiendo la ley si se te ocurre jugar al ajedrez mientras haces el amor. El jaque mate no admite distracciones, y hay ciertos temas en los que no vale enrocarse.
6. Italia no se queda atrás. El país es en parte conocido por sus polémicas leyes, como la reciente que se aprobó en Roma de no comer ni beber en las calles. Pero las hay incluso más impactantes.
En Tropea, al sur del país,
la normativa prohíbe a las mujeres «gordas, feas o poco atractivas mostrarse desnudas en la playa». ¿La razón? Según el gobierno municipal, «sólo las mujeres jóvenes cuya belleza permita glorificar el cuerpo femenino» tienen este derecho.
7. Según publicaba hace un par de años «The Times»,
en Reino Unido está prohibido morir en el Parlamento, así que quedan advertidos los señores políticos. Y no sólo eso. En este mismo país,
se considera una traición poner al revés un sello de correos en el que aparezca una imagen de la monarquía británica.
8. En Carmel, Nueva York, dicen que hay
una ordenanza que prohíbe a los hombres llevar chaquetas y pantalones que no vayan a juego. No se especifica quién actuaría de árbitro en caso de diferencia de criterios en temas de moda.
9. Y en Blythe, California, (Estados Unidos también se lleva la palma en cuanto a leyes insólitas) parece ser que
una ordenanza dicta que una persona debe poseer al menos dos vacas para poder llevar botas de cowboy en público. En resumen, que si las llevas no sea para presumir en vano de rudo vaquero, sino por una causa de peso; ¡eso sí es coger el toro por los cuernos!
10. En Bahréin, un ginecólogo –como es su deber- puede examinar los genitales de una paciente, pero cometerá una ilegalidad si mira a ellos directamente durante el examen. ¿La solución? Verlos a través de un espejo.
Lo cierto es que es seguro que algunas de estas ordenanzas –si no todas, aunque parezca difícil de creer- aunque obsoletas, se llevaron a cabo en su momento por alguna razón, aunque parezca impensable.
Un claro ejemplo sería el último caso ocurrido en Madrid, hace unos días. La Guardia Civil cazó a un conductor que llevaba en el asiento del copiloto a una maniquí de plástico completamente disfrazada para poder tomar el atajo del carril de alta ocupación, el Bus-VAO, por el que deben circular vehículos con al menos dos personas.
Quizás se aplique en breve una ley que prohibirá circular con un maniquí como copiloto, para sorpresa de quienes descubran esta norma (caída en el olvido) dentro de cincuenta o cien años
Y es que lo extraño, anecdótico, y la picardía popular, no tienen límites, Y la astucia de los legisladores de la Ley, por lo visto, tampoco.
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