El conflicto palestino-israelí escribe su enésima página esta semana después de que Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, revelase su intención de solicitar la admisión de Palestina como Estado ante la ONU.
No es la primera vez que Palestina muestra su intención de ocupar el asiento número 194 en las Naciones Unidas.
Abbas plantea el reconocimiento del estado palestino con las fronteras existentes en 1967, incluyendo Jerusalén Este, en donde viven medio millón de colonos israelíes, Gaza y Cisjordania.
Aunque la propuesta pudiese contar con apoyos entre los miembros del consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos ha anunciado que se opondrá, ya que considera que sería un entorpecimiento al proceso de paz bilateral que intenta fomentar entre Israel y la Autoridad Palestina.
El experto en geopolítica
Shai Shemer explica en una entrevista en Protestante Digital los problemas que se presentan en este caso. “Estados Unidos lo vetará porque no hay un compromiso en lo cívico y en lo militar” de que Palestina “no será un nuevo Irán”, explica Shai. “Toda la región pide acuerdos de paz, pero la sociedad no está conformada para ello. La zona, en cambio, se ha radicalizado”.
Aún los cambios que se están produciendo en los países cercanos tras la “primavera árabe” apuntan a una mayor radicalización, según explica Shai Shemer. “Al no haber acuerdos bilaterales, Palestina se convertiría en un Estado a merced de otros. Si hay una incursión terrorista, por falta de control, Israel reaccionaría ante un Estado, no ante un territorio ocupado. Por eso
son necesarios acuerdos de desarme, de desarrollo común”, apunta Shemer.
La necesidad de regresar al diálogo bilateral es la postura que mantiene el gobierno de Israel, como expresó el nuevo embajador en Madrid, Alon Bar, en una entrevista en Es la noche de César. Según el diplomático, Israel quiere tener como interlocutor a “la Autoridad Palestina”, pero
ésta “eligió el camino de alejarse de la negociación hacia la batalla diplomática”, que en su opinión no conduce a nada.
LA CUESTIÓN DE GAZA
Shai Shemer hace énfasis además en el problema actual de Gaza, donde hay una gran densidad de población en una región estrecha, pero de gran valor geoestratégico y con posibilidades de desarrollo económico. El hecho de que Gaza esté gobernada por Hamás, una organización considerada terrorista en Europa, complica el alcance de posibles acuerdos.
Para Shemer, el gobierno de “una facción yihadista es una desgracia para el mismo pueblo palestino” ya que
las negociaciones se complican “cuando hay aspiraciones místicas, herencias de un pasado revolucionario, pocos recursos (...) Y Palestina espera vivir del intercambio con Israel, porque la proporción de desarrollo es muy desigual”.
Tanto Shemer como Alon Bar insisten en que el camino pasa por la creación de un Estado Palestino, pero para llegar a él ven necesario “volver a las negociaciones, solucionando los temas de fronteras, refugiados, Jerusalén, seguridad... Y es por medio de la negociación, que en el pasado dio frutos y trajo avances a ambos”, explica el diplomático israelí.
Es por ello que Israel se opone a la designación de Palestina como Estado. “En Gaza hay un gobierno intransigente en la que se alaba a los mártires contra los infieles”, indica Shemer.
EL PAPEL DE TURQUÍA
El escenario geoestratégico cuenta ahora con la importante incursión de Turquía, que Shemer define como “un nuevo jugador que sienta cátedra en Egipto y ahora establece una actitud combativa que no va en sintonía con Israel”.
Para Shemer, el gobierno de Turquía “se vende como un Islam moderado”, una designación con la que no está de acuerdo. “Sabemos cómo tratan en Turquía a aquellos que no son musulmanes, y no es de forma moderada”.
En cuanto a la relación con Israel,
es significativo cómo Turquía ha pasado de ser un aliado comercial a un oponente de forma casi inmediata. “En un día puede cambiar todo en Medio Oriente. Y eso pasa en todos lados menos en Israel, porque tiene un sistema democrático que funciona. En Turquía la situación cambia en base a los grupos de presión”, algo que también está sucediendo en los países donde “el vacío de poder que facilita el surgimiento del radicalismo”.
La situación, para Shemer, es de “alerta”, ante las dudas que presentan Europa o Estados Unidos en cuanto a estos procesos. “En Medio Oriente juegan no sólo elementos raciales, sino también económicos, como es el petróleo.
El mundo palestino es un hecho – apunta Shemer- y necesita autodeterminación, pero deben asumir la responsabilidad de una paz duradera o una no agresión para que puedan avanzar. Ahora mismo cuando hablan de paz, son considerados traidores”.
ACTITUDES PARA LA PAZ
Finalmente, Shemer apunta a la necesidad de que ambos actores, Israel y Palestina, cambien su actitud para poder avanzar en un proceso de paz. “Deseo la solución del conflicto y una normalidad del desarrollo social. Es una vergüenza que no haya un diálogo en los últimos años. La estrategia de Israel tampoco ha sido la mejor”, considerando el “conflicto interno con el ala más ortodoxa, que tiene un peso importante a nivel político y económico”.
Shai Shemer cree que mayoritariamente los israelitas “tienen el deseo de no perder lo que tienen, y la sociedad de Israel se está cansado de los impuestos, de las guerras, y de no disfrutar lo que han obtenido. Ese superávit, el desarrollo tecnológico, no quieren transformarlo en cenizas por un conflicto eterno”.
Finalmente, apunta que como cristianos “tenemos la obligación moral y religiosa de perseguir la paz, y lo demás lo dejamos en manos de Dios”.
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