“Are you on cloud?”, o nuestra versión más autóctona de “¿Estás en la nube?” es una pregunta cada vez más habitual para aquellos que necesariamente tienen que utilizar ordenadores para su trabajo diario.
La “nube”, el concepto que engloba todo lo que sucede online, ha dejado de ser sólo un lugar de almacenamiento para pasar a ser también oficina, escritorio o sala de reuniones.
En esto consiste el
cloud computing, como recoge un reportaje publicado en la web de Cadena Ser, citando a Pau García-Milà, fundador de eyeOS: “es una forma de presentar la tecnología, donde
los datos pasan de estar replicados en cada ordenador para estar gestionados por un único ordenador que está fuera de nuestra casa”.
Así, en lugar de instalar un procesador de texto en nuestro ordenador personal, dicha herramienta estaría en internet para que pudiésemos acceder a ella desde el navegador que utilicemos. Además podríamos acceder a este programa desde otros dispositivos como móviles o tablets.
El cloud computing por tanto lleva bastante tiempo entre nosotros, aunque ha sido este año cuando su uso se ha extendido. Explica Jorge Hierro, consultor de nuevas tecnologías e internet, que “para un usuario corriente, una aplicación basada en cloud computing puede ser desde el uso del correo electrónico”.
DEL MAIL A GOOGLE DOCS
Claro que la red permite mucho más. Herramientas para compartir y almacenar archivos como Dropbox o Box ya son utilizados por millones de usuarios. El uso de procesadores de texto o de tablas de cálculo desde Google Docs permite a varios usuarios trabajar en el mismo archivo. Combinando esta herramienta con una conferencia múltiple por medio de Skype o Google Talk, se puede organizar una reunión en la que participen personas de diferentes partes del mundo casi como si estuviesen en la misma sala.
Otra utilidad interesante es la posibilidad de
aligerar nuestros ordenadores personales de archivos excesivamente pesados. Por ejemplo, alojar fotografías con Picasa u otros sistemas similares permite al usuario tener las fotografías sin almacenarlas en su ordenador disponibles y accesibles, siempre y cuando cuente con una conexión a internet, desde cualquier dispositivo. Las fotos están, por supuesto, en la “nube”.
La mayor ventaja del desarrollo de la nube pasa po
r la posibilidad de realizar trabajos específicos sin necesitar una instalación propia de software en nuestro ordenador personal. Apunta otro experto, Pau García-Milà, que “llevamos muchos años con un modelo, que es absolutamente insostenible, como es basarnos en la idea de que cada ordenador tiene suficientes recursos para gestionar muchos programas”.
Los
problemas del almacenamiento y el trabajo en la nube pasan, sobre todo, por la protección de la privacidad. ¿Qué confianza inspira que nuestros datos y archivos se encuentren almacenados en un servidor totalmente ajeno? La proporción de seguridad es uno de los caminos en los que esta tecnología debe crecer.
VENTANA AL EMPLEO
El 'cloud computing' es por tanto una modalidad de trabajo en la red que
permite ahorrar dinero, al tener que pagar solamente por aquellos recursos que se consumen. De este modo, como nos comentaba Pau García-Milà “pagas por lo que usas. En lugar de pagar 100 euros por un programa, pagarás 5 o 10 euros al mes por usarlo, con la ventaja de que si hay una actualización del programa yo no voy a tener que actualizar o instalar nada, sino que se hará automáticamente y tú simplemente disfrutarás de la última versión de la aplicación”.
El ahorro también se traduce en la
potenciación del teletrabajo que permite el cloud computing. Muchos trabajos “de oficina” pueden realizarse ya desde casa. En un momento en el que los desplazamientos o alquileres de oficinas se tornan un obstáculo para la financiación de las pequeñas empresas, la contratación de personal que desempeñe su trabajo en la “nube” puede ser una salida válida para afrontar tiempos de crisis.
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