La estabilidad conyugal y familiar sigue en crisis. Ése es al menos el diagnóstico del Instituto de Política Familiar (IPF), que anunció que, durante los nueve primeros meses de 2008, se produjeron en España casi 100.000 fracasos matrimoniales, de acuerdo con los datos del Consejo General del Poder Judicial. En ese lapso de tiempo se rompieron 96.500 parejas (89.744 divorcios, 6.599 separaciones y 157 nulidades), lo que supone una ruptura cada cuatro minutos y 357 al día. Además, cuatro de cada diez (el 38%) fueron conflictivas, toda vez que tuvieron lugar sin acuerdo y de manera no amistosa.
Esta asociación privada subraya que
ni la crisis económica, que había sido uno de los factores de un previsible descenso de rupturas familiares el año pasado y comienzos del presente, ni el descenso continuado del número de matrimonios en los últimos cinco años han logrado parar los fracasos de las parejas formalizadas.
Es más, la IPF sostiene que la ruptura conyugal continúa agravándose, tal como lo demuestran la frías cifras que encierran numerosos fracasos sentimentales y familiares: durante el periodo 2002-2007, la población aumentó en un 9,4% (con un incremento de más de 3,8 millones de personas) y el número de matrimonios descendió en un 3,7%, contabilizándose 7.825 matrimonios menos anualmente. Aún así, el número de rupturas ha crecido en un 19,1%, toda vez que ha pasado de 115.000 en 2002 a 137.000 en 2007.
El tercer trimestre de 2008 registró también prácticamente el mismo número de rupturas que en el 2007. Es esos tres meses se alcanzaron las 26.435 rupturas (24.560 divorcios, 1.828 separaciones y 47 nulidades), lo que representó tan solo un leve descenso del 1% con respecto al mismo periodo del año anterior. Y eso, recalca la IPF, a pesar del ralentizamiento de las crisis conyugales a consecuencia de los nubarrones económicos y de que este trimestre es, históricamente, en el que se producen menos rupturas al coincidir con las vacaciones de verano.
EL 93%, DIVORCIOS
Durante los primeros nueve meses del año pasado,
el 93% de las parejas rotas culminaron su proceso en divorcio, la ruptura definitiva del vínculo conyugal. Indica la asociación que este es el método "casi unánime" de ruptura, toda vez que la separación de la convivencia conyugal, que representa un 6,8%, es "casi residual y testimonial".
En algunas Comunidades Autónomas esto es, incluso, más pronunciado, como en Canarias y Cantabria, donde el divorcio supuso el 95,7% de los casos. Pero en cifras redondas, las CCAA que encabezan la lista de mayor número de rupturas en los nueve primeros meses del 2008 son Andalucía (con 18.052), seguida de Cataluña (17.489) y Madrid (13.197). La cierran, con menor número de fracasos, La Rioja, Navarra y Cantabria. Las CCAA donde se registraron un menor número de divorcios fueron Extremadura y las dos Castillas.
El Instituto de Política Familiar resalta la "impresionante escalada" de los divorcios, que se han cuasi triplicado en apenas seis años. Y es que, el número de divorcios ha pasado de representar el 36,5% de las rupturas en el año 2002 (una de cada tres rupturas eran divorcios) a ser casi la totalidad en el 2008 (93% en los primeros nueve meses).
HASTA QUE EL VERANO NOS SEPARE
"Hasta que el verano nos separe" deberían decir muchos al subirse al altar. Hoy en día, ni las infidelidades, ni los suegros ganan al verano. El período estival se ha afianzado como la excusa estrella de la mayoría de las rupturas de los españoles. Concretamente, para una de cada tres parejas la prueba de la hamaca se ha convertido en la prueba de fuego de la convivencia.
Y es que, dicen que el roce hace el cariño. Pero no sólo eso, también genera problemas y discusiones. Más aún cuando las altas temperaturas cuecen las relaciones hasta hacerlas estallar. ¿Será el calor?, ¿el liberarse de las tensiones del trabajo?, En cualquier caso, las estadísticas del Instituto de Política Familiar muestran que
el verano es el causante de una de cada tres rupturas en España.
Pese a que no existe un perfil claramente diferenciado,
las parejas de entre 25 y 35 años y con al menos un niño son las más habituales en los despachos de abogados a la hora de mediar una ruptura familiar. En muchos casos, las parejas tienen un hijo para solventar sus problemas matrimoniales, aunque en realidad, un niño puede crear más tensiones y empeorar las cosa.
Pero en la actualidad es un fenómeno que crece y crece. Desde que en 1981 se aprobara la ley del divorcio se ha registrado un notable aumento. En los últimos años, además, las cifras se han disparado con la reforma de la ley, la conocida como "divorcio express", por la que las parejas no tienen que pasar por un tiempo de separación ni que alegar causas de ruptura. Pero esta ley exprés, no sólo ha traído un aumento de las rupturas, sino también un aumento en la conflictividad de éstas. Y facilidades no faltan, ya que para más del 9% de las personas no era su primer divorcio. Normal, cuando divorciarse cada vez es más barato y asequible para todas las familias.
Por causas estivales o no, pero es un fenómeno que continúa sumando casos. Pero
en realidad, no es tanto que el verano sea la época en la que se pierde el amor, como la época en la que se arrastra una situación de dificultades hasta que se produce el detonante, que puede ser una simple discusión por el lugar escogido para veranear.
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Entrevista de Beatriz Garrido al psicólogo clínico Josep Araguás sobre “Matrimonio, crisis y divorcio”.
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