Agoniza uno de los grandes muros de hielo de la Antártida

Los mapas en el frío continente se alteran continuamente. Las altas temperaturas van deshaciendo progresivamente las grandes placas de hielo, y entre ellas, maravillas naturales como “Wilkins”, que tiene una extensión de miles de kilómetros cuadrados y que se eleva hasta 20 metros de altura sobre el mar.

De momento, esta superficie se mantiene unida por una franja de hielo de apenas 40 kilómetros (25 millas), que ha sido erosionada hasta alcanzar una forma de reloj de arena de apenas 500 metros de ancho, en su parte más estrecha. En 1950, esta misma franja medía casi 100 kilómetros de ancho, y Vaughan alertó de que podría durar tan sólo semanas o meses.

El científico es pesimista: "Realmente se podría ir en cualquier minuto". La ´Wilkins´ llegó a cubrir 16.000 kilómetros cuadrados, y en la actualidad ha perdido un tercio de su área, aunque aún es del tamaño de Jamaica o del estado estadounidense de Connecticut. Una vez que el hielo se rompa, es probable que el mar arrastre gran parte de sus restos, indican los expertos. Y con ello, del deshielo de estos trozos se daría a mucha mayor velocidad.

Actualmente, icebergs del tamaño de centros comerciales flotan en el mar cerca de las barreras de hielo hasta que se desintegran. Las extensiones de hielo habían llegado a ser inmensas, pero el ritmo en que están desapareciendo es alarmante. Y una vez más, los científicos coinciden en que la mano del hombre está detrás del problema.