Cada 3,6 minutos quiebra un matrimonio en España, 17 a la hora, 408 parejas al día que dan al traste con su proyecto de vida en común. Según los datos del Consejo General del Poder Judicial, hubo 141.304 matrimonios que decidieron romperse y acudieron a un tribunal en el último año 2007. Un tercio de ellos lo hicieron tras las vacaciones de verano.
Será porque julio y agosto son meses inhábiles para interponer demandas de divorcio en los juzgados o porque son estos meses en los que la pareja hace frente a una verdadera prueba de fuego: pasar las 24 horas del día juntos durante varias semanas. Si a ello se le une la posible convivencia con los hijos, los suegros y el perro, la relación conyugal soporta una tensión que, si ya llega tocada, acaba por hundirse.
Septiembre es el mes estrella en las consultas de psicólogos, terapeutas familiares y despachos de abogados.
Gema Prades, directora del Instituto Psicosocial GESS de Alcañiz (Teruel), afirma que en estas circunstancias no siempre se rompe el matrimonio, ya que para muchas personas, esa crisis vacacional supone incluso un revulsivo para que la relación empiece de cero.
De la mano de la psicóloga Prades y el psicólogo, sexólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Esteban Cañamares conocemos la Operación Convivencia y qué hay que hacer para que la relación de pareja no haga aguas con el verano.
LAS "EXCUSAS" DEL INVIERNO NO SE EVAPORAN
Cañamares insta a partir del hecho de que las parejas que disfrutan de una relación satisfactoria no tienen por qué enfrentarse a un problema especial durante el estío. Más bien son aquellas cuyos roces y conflictos se silencian durante el invierno por las prisas, el ajetreo y las obligaciones laborales.
Según la psicóloga turolense, aproximadamente la mitad de las parejas con un problema de fondo llegan a las vacaciones siendo conscientes de que lo tienen. Otra mitad confía en solucionarlo todo. Lo que ocurre es que los conflictos surgen por el exceso de tiempo de convivencia en el verano.
Recurrir a un psicólogo o pedir ayuda para solventar esa crisis no tiene por qué esperar hasta el mes de septiembre. La pareja debe tratar de ponerlos en común en cuanto observa los síntomas de que algo va mal.
PLANIFICACIÓN DE MUTUO ACUERDO
La programación de las vacaciones es otro punto de disensión. "Normalmente, por falta de tiempo, uno programa las vacaciones de los dos; antepone sus intereses a los de su pareja, y después, cuando algo falla en ese programa, comienzan los problemas", explica Gema Prades. Ambos expertos ratifican que se cumple el adagio psicológico de que "cuantas más expectativas se ponen en algo, más posibilidades de fracaso hay". Para evitarlo, los psicólogos aconsejan consensuar siempre, sin excusas, el programa de las vacaciones.
VIAJANDO CON NIÑOS, SUEGROS Y EL PERRO
La misma operación debe repetirse en caso de viajar con los niños o con la familia política. Esteban Cañamares apunta como regla muy importante "el diálogo previo a las vacaciones. Hay que fijar los márgenes para que luego no se produzcan luchas de poder durante 15 días con tu pareja y con los suegros". Y Prades añade: "la base está en la negociación y debe negociar qué le apetece hacer en su tiempo libre a pesar de ir con los suegros o los niños".
La mayor amenaza para que una pareja sobreviva al verano es que no renuncie a nada personal en favor de un interés conjunto de la pareja.
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