Un niño, de entre cuatro y 12 años, ve una media de 140 minutos de televisión a diario, según la empresa de medición de audiencias Sofres. Son 20 minutos menos que en 1995. Los operadores no producen prácticamente programas para niños y ante la ausencia de contenidos infantiles, su dieta televisiva es la misma que la de los adultos. Deportes, culebrones y sobre todo teleseries de horario nocturno son sus favoritos.
Las medidas promovidas hace tres años por el Gobierno para intentar expulsar la telebasura de los horarios infantiles son insuficientes. Los operadores estatales (públicos y privados) firmaron en diciembre de 2004 un código ético y establecieron franjas de protección para los menores (de seis de la mañana a diez de la noche) con tramos superprotegidos: de 8.00 a 9.00 y de 17.00 a 20.00, de lunes a viernes.
El Ministerio de Industria, competente en la materia, había abierto ese año expedientes a los operadores por incluir programas perjudiciales para los menores (12 infracciones, sancionadas con 461.000 euros) y por difundir publicidad nociva (32 infracciones y multas de 363.000 euros). Al año siguiente, Industria no percibió incumplimientos en estos capítulos. Sin embargo, en 2006 abrió tres expedientes, cuyos resultados no han sido hechos públicos.
Los operadores tienen claro que los niños no salen rentables. El público infantil no cuenta en los resultados anuales de los canales comerciales y parece que los menores no tienen derecho a una programación específica. Se ha introducido un fenómeno de infantilización de algunas series de ficción nacional para adultos, con objeto de convertirlas en seudoproductos familiares.
La tarde avanza y los contenidos infantiles casi no han aparecido en pantalla. Eso sí, muñecas, coches, cocinitas y videojuegos reclaman al público menudo su atención ante las Navidades.
Marina A. tiene 11 años. Confiesa que lo que más le gustan son las series. "Escenas de matrimonio, Hermanos y detectives, Hospital Central...", enumera. Marina está al día de muchos de los cotilleos de los famosos. También le gustan las telenovelas.
A las cuatro de la tarde, el programa de cotilleos por excelencia de la sobremesa abruma a los telespectadores con la vida y obra de una ex concursante de Gran Hermano. Es horario protegido y falta poco para que comience el de "protección reforzada". Si los niños quieren ver contenidos infantiles tendrán que emigrar a las plataformas digitales de pago o a los nuevos canales temáticos de la televisión digital terrestre, gratuita con el descodificador pero que sólo recibe el 19% de los hogares.
Las plataformas por satélite y los operadores de cable tienen un sistema de control parental que permite, a través del mando a distancia, restringir canales que pueden verse con sólo introducir una contraseña.
A las 17.00 empieza el horario de protección máxima. En Cuatro, Channel nº 4 emite varias secuencias de “El diario de Patricia”, y hablan de violencia doméstica. En La Sexta pueden escucharse frases como: "Tu estrechez respecto a las fornicadoras profesionales me está poniendo de los nervios".
La propia vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, solicitó a los directivos de las televisiones el máximo compromiso en la defensa de los niños. Fernández de la Vega recibirá a las televisiones para intentar frenar la proliferación de programas de testimonios.
También los consumidores exigen al Gobierno que fuerce la retirada de programas nocivos para los niños como Los Simpson, Padre de Familia o Shin-Chan. Son series animadas pero dirigidas a adultos.
El problema se agrava en Canarias. El horario insular y la falta de una programación regional de las grandes cadenas hace que los menores de esa comunidad autónoma queden "desprotegidos", según los sindicatos Alternativa RTVE-STC, CGT y USO. El ejemplo de los tres sindicatos es revelador: A las nueve de la noche, horario de protección infantil, se emitía en Canarias la película para mayores de 18 años Kill Bill 2 donde la protagonista relataba cómo había asesinado a numerosas personas y el placer que había sentido al hacerlo.
El código de autorregulación no obligaba a los operadores a cambiar su programación. Se ha comprobado, que el hecho de que las televisiones digan que lo cumplen no es suficiente. Ahora se inclinan por obligar a las cadenas a hacer públicas las resoluciones en el caso de que vulneren el código ético.
El problema es que las televisiones son juez y parte implicada, ya que el Comité de Autorregulación que vigila el cumplimiento del código está compuesto por operadores, productoras y periodistas.
"No sé para que me acuesto contigo, si te mueves menos que Don Pimpón en una cama de velcro". Uno de los protagonistas de Escenas de matrimonio (Tele 5), una de las series favoritas de los niños, recrimina a su esposa. "Idiota", le contesta ella. Son las 21.50. Esta producción ha sido duramente criticada por la Federación de Mujeres Progresistas, que solicitó su retirada al entender que "fomenta la violencia y atenta contra la convivencia".
El Consejo de Europa ha instado a España -el único país de la UE que carece de una autoridad independiente- a crear un Consejo Audiovisual de ámbito estatal.
Si quieres comentar o