Un foro virtual para líderes cristianos, con expertos en tecnología, influencers y pastores, analizó el fenómeno tecnológico y comunicativo del Internet del futuro.
“¡No sé nada del metaverso!” Esa fue la confesión con la que comenzó el compositor Kike Pavón y con la que nos identificábamos la mayoría de los asistentes al foro “Iglesia en el metaverso”, que convocó a unos 500 pastores y líderes en una jornada virtual el pasado 20 de octubre.
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Pero no estábamos en el lugar incorrecto, dado que la convocatoria buscaba, precisamente, introducirnos en un mundo nuevo para empezar a reflexionar sobre ello. Esta tecnología incipiente en la que invierten los gigantes tecnológicos promete un mundo inmersivo e interactivo. El metaverso ya forma parte de la conversación en nuestro país, y quizá todavía siga siendo más una idea que una realidad que podamos experimentar, pero esto podría cambiar en los próximos años a medida que se siga desarrollando la tecnología y el acceso al que algunos ya llaman “el Internet del futuro”.
Fue con esas palabras que definió el metaverso Julio Martínez, experto en tecnología y pastor evangélico. Lo que viene es “un cambio de paradigma, la siguiente revolución tecnológica que hará parecer al Internet actual como algo del pasado”, añadía Julio Martínez en su primera intervención, advirtiendo sin embargo que ahora está en un estado incipiente, por lo que su desarrollo definitivo llegará dentro de una década. Así que tenemos tiempo… ¿O tal vez no?
[photo_footer]Kike Pavón, Itiel Arroyo, Julio Martínez, Ezequiel Fattore y Hageo Area, en el webinar ¿iglesias en el metaverso?./GoldenRealm [/photo_footer]
La explicación de qué es el metaverso y por qué puede interesarle a una iglesia estuvo rondando en el foro virtual oganizado por GoldenRealm, una empresa especializada en marketing que ayuda a iglesias a desarrollarse en las nuevas tecnologías. Hageo Area, director de desarrollo y estrategia, compartió algunos vídeos del entorno que ya se está creando. De momento se puede decir que el metaverso se parece a un videojuego inmersivo sin una gran calidad gráfica. Pero ya se puede percibir lo que quiere ser: algo que crezca más allá del entorno virtual, permitiendo una mayor interacción entre la “realidad física” con el mundo de píxeles y vectores. Quizá lleguemos a vivir lo que se ve en películas como Ready Player One, donde Steven Spielberg narra un futuro donde las relaciones, el trabajo, el ocio y casi todo en la vida ocurre no ya rodeados de pantallas, sino dentro de esos mundos digitales. Ese parece ser el sueño de Zuckerberg y otros que están impulsando el nuevo sistema.
[photo_footer]Mark Zuckerberg muestra sus nuevas gafas de realidad mixta: capaces de mostrar el mundo virtual y a la vez, hacer que objetos físicos interactúen en ese mismo espacio./ Facebook[/photo_footer]
[destacate]“¿Qué te parecería, a ti como pastor, no solo predicar sobre la resurrección, sino además guiar una visita virtual a la tumba en Jerusalén mientras predicas?”[/destacate]Area destacó las posibilidades educativas, de difusión de mensajes e interacción que permitirá esta nueva tecnología: “¿Qué te parecería, a ti como pastor, no solo predicar sobre la crucifixión o sobre la resurrección, sino además hacer una visita virtual a esos lugares mientras predicas?”, decía Hageo Area mientras navegaba por el entorno digital. Pensando en ello, animó a los pastores a estar atentos e involucrarse cuanto antes en este nuevo mundo virtual sobre todo para perderle el miedo, algo que ha lastrado en otras ocasiones la presencia de la iglesia en otros entornos tecnológicos. “No nos enfadamos con las herramientas, y eso es el metaverso, una nueva herramienta de comunicación”, expresó ante algunas de las preguntas que enfatizaban los peligros reales, no tan virtuales, que puede traer el metaverso.
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“¿Qué oportunidades hay? Las ONG, las iglesias, pueden entrar ahora, que es el momento de la co-creación, donde los primeros usuarios van dando forma a lo que será definitivamente esto en el futuro”, añadía Hageo Area. “Es un momento adecuado para ir creando espacios donde poder conectar con la gente que va a llegar, porque tarde o temprano, llegarán”.
Al tratarse de un foro para pastores y líderes, los demás participantes tenían una visión no tan técnica, pero aportaron su perspectiva desde otros ángulos.
El predicador e influencer Itiel Arroyo apuntó constantemente a seguir el ejemplo de Jesús al buscar a las personas donde se encuentran. “Si Jesús se metió en “esta simulación” terrenal por amor, ¿por qué la iglesia no debería hacer lo mismo?”, se preguntaba.
[destacate]“Esta es una oportunidad para dejar de sacrificar a los adolescentes en el altar de nuestras tradiciones”[/destacate]En una línea similar reflexionaba Ezequiel Fattore, pastor de Casa Church en Miami. “Esta es una gran oportunidad para dejar de sacrificar a los adolescentes en el altar de nuestras tradiciones”, apuntaba Fattore. “La iglesia puede hacer lo que sea para que el mensaje llegue a la próxima generación. Sin embargo nuestros templos se suelen convertir en museos. Me parece que la iglesia debería parecerse más a un laboratorio, donde soñar, probar, revolucionar. Por eso me llena de expectativa lo que pueda ocurrir con el metaverso”, apuntó el pastor argentino.
Kike Pavón añadía la necesidad de que “por amor podamos estar presentes” en cualquier espacio, aunque “me preocupa cómo estar. La iglesia es comunidad, comunión, compartir. ¿El metaverso es donde vas a pescar almas? ¿Cuál va a ser la función que tendrá? Todavía tenemos muchas dudas, pero sabemos que hay herramientas culturales que redimimos para llegar a la gente”.
Para Julio Martínez, un reto es que la iglesia “no llegue tarde”. “Hasta ahora, la iglesia ha sido reactiva, no hemos sabido adaptarnos a cambios tecnológicos. El metaverso sí nos da tiempo a pensar para llegar con los deberes hechos”, explicó, enfatizando la fase inicial en la que se encuentra este nuevo mundo.
Una de las críticas más presentes hacia el mundo virtual actual -dominado por las redes sociales- es que están programadas para el entretenimiento y el consumo, y no tanto para favorecer las relaciones. Itiel Arroyo dijo que “no hemos sido creados para vivir en una simulación, en una vida falsa. Pero Jesús vino a nosotros y siguiendo su ejemplo, no debemos caer en el miedo”. “Si seguimos el camino del miedo, reaccionaremos con rechazo. Si el metaverso va a ser una plataforma oscura, también tendremos que estar presentes para ser luz”, añadió.
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[destacate]“Si el metaverso va a ser una plataforma oscura, también tendremos que estar presentes para ser luz”[/destacate]Arroyo apuntó que los problemas que pueda haber en el metaverso ya los encontramos en la actualidad. “¿Acaso no hay ya problemas graves con el Internet de hoy? Pero hemos entendido que ahí está la misión, ahí debe estar la iglesia. Si hay una oportunidad de salvar a alguien, la iglesia debe estar ahí”.
Julio Martínez compartía la necesidad de plantearse una misión al metaverso. Explicó que la tendencia en los mundos virtuales no es derribar fronteras, sino generar nuevas: comunidades más cerradas, con sus propios códigos y lenguajes. “Con la tecnología el mundo se ha vuelto más grande, pero también más tribalizado. Las fronteras de la expansión del evangelio se han puesto aún más lejos. Hacen falta misioneros que sepan que existen esos sitios. Esto ha hecho que lo que sabíamos de evangelismo tengamos que replanteárnoslo”.
En este punto, Ezequiel Fattore agregó la necesidad de presentar el mensaje del evangelio “de maneras nuevas, empezando por la curiosidad que viene motivada por el amor”. A lo que Kike Pavón advertía de la necesidad de preservar “la esencia del evangelio en cualquier contexto”.
No solo se planteó de qué forma la iglesia estará en el metaverso, sino si realmente es algo en lo que todas las iglesias deban involucrarse. Itiel Arroyo explicó que cada generación encuentra sus plataformas para expresarse, y no todos son capaces de adaptarse, pero esto no tiene por qué ser un problerma. “Cuando cambian las reglas de juego, necesitamos humildad y la capacidad de apoyar y lanzar a nuevos jugadores. Tenemos que empujar a nuevas personas a alcanzar a otros. Al fin y al cabo es la misión de Dios, no la de cada uno en particular”, añadió Arroyo.
[destacate]“Tenemos que apoyar a nuevas personas, lanzar nuevos jugadores al campo de misión”[/destacate]Para Ezequiel Fattore, “no todas las iglesias tienen que estar, pero los que no están tienen que aplaudir, no atacar a los que sí están. Se necesita iglesia ahí, y podemos aportar incluso económicamente para que los que estén, lo puedan hacer de forma adecuada”.
Kike Pavón apuntó a la necesidad de que los mundos virtuales se conecten con la realidad. “No podemos crear una iglesia sin las relaciones, necesitamos en cualquier contexto fomentar el apego personal, comunidades donde los abrazos sean reales”.
Si el metaverso tiene éxito, solo será posible si la nueva generación lo adopta como su entorno. Pero eso no excluye que los adultos no nos interesemos. “Ya existen metaversos, como la plataforma roblox”, contaba Julio Martínez. Este entorno virtual para jugar e interactuar está creciendo mucho entre niños y adolescentes. “Tenemos que estar allí también, pero sobre todo para conocer y entender qué están haciendo allí”.
Para Itiel Arroyo es fundamental la formación y el discipulado.”Tenemos que preparar a nuestros hijos para rechazar lo malo. Ya no podemos evitar que tengan ciertas tentaciones, por eso tenemos que prepararlos para que tengan criterio y cuidar de ellos hasta donde podamos”.
Una de las trampas del metaverso es la idea de crear una realidad alternativa que promete satisfacer cualquier necesidad. Identidad, relaciones y diversión es lo que promete, pero ¿va a poder cumplirlo?
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“Está la amenaza de creer que el metaverso nos va a hacer sentir completos, que es un nuevo dios. Para muchos será un lugar donde buscar sentido. Debemos estar ahí para contar que el sentido se encuentra en otro lado, en otra dimensión. El gran peligro es que como cristianos nos desconectemos de la fuente de sentido, pero eso ya nos puede pasar hoy con la tecnología que nos rodea”, apuntaba Itiel Arroyo.
Kike Pavón analizaba que el desarrollo técnico nos hace pensar en “un mundo muy anticristiano, sin embargo, igual que el anticristo vendrá, también es imparable la victoria de Jesús”. Por eso podemos seguir “luchando por los jóvenes, por los que vienen, incluso aunque no entendamos del todo sus lugares y espacios”.
[destacate]“Artistas y científicos, los constructores del futuro, deben encontrar su espacio en la iglesia”[/destacate]Ezequiel Fattore señalaba amenazas internas. “Lo que no podemos hacer en el metaverso es replicar el culto. Tenemos una oportunidad de estar y ser iglesia de forma creativa. A veces abandonamos los espacios, y eso es triste. Debemos ser parte de la construcción y que los artistas y científicos encuentren en la iglesia un espacio para desarrollarse”.
Julio Martínez apuntaba a que en el metaverso habrá “cosas muy buenas, a nivel educativo, de interacción, de posibilidades de llegar a personas que de otra manera no llegaríamos”. Pero a la vez hay riesgos, “como puede ser que se exacerbe el aislamiento de muchas personas. O nuevas formas de pornografía que serán impactantes”, apunta.
A nivel interno, también hay un riesgo de “convertir la iglesia en una fiesta de disfraces, dado que en el metaverso podríamos ocultar nuestra verdadera identidad”, concluía el pastor Martínez.
Hageo Area cerraba el foro y se mostraba satisfecho tras casi dos horas en las que tal vez no se dieron todas las respuestas, pero sí se sembraron ideas constructivas y preguntas con las que continuar la conversación. “Creo que hemos puesto una primera piedra de lo que puede ser algo que construyamos. Se ha compartido con naturalidad, sin tecnicismos ni futurismos, valorando el contexto, la realidad y viendo las oportunidades”, comentaba Area a Protestante Digital tras terminar el webinar. Sin duda, la sociedad seguirá hablando del metaverso, y será importante que la iglesia no se quede al margen.
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