“Una vida sin porno es posible”

En los últimos años, han sido publicados algunos estudios donde se comprueban las consecuencias de la pornografía. Parte de los efectos negativos mencionados en dichos informes son la depresión, insensibilidad, ansiedad, adicción, disfunción e incluso la incapacidad de relacionarse.

En una sociedad que normaliza estas prácticas, las cifras de afectados siguen en aumento. Para atenderlos, hay una buena cantidad de profesionales dispuestos a ofrecer esperanza en medio del caos. Protestante Digital conversó con uno de ellos. Se trata de Jonatan Serrano, psicólogo y sexólogo con un postgrado en terapia breve estratégica, especializándose en el abordaje individual, de parejas y disfunciones sexuales.

Pregunta. ¿Por qué las personas acuden a ti?

Respuesta. Asisto a personas de manera individual, pero mi especialidad está enfocada en la atención de parejas; las atiendo con mi esposa que también es sexóloga y vienen por lo general con alguna dificultad personal que trasciende a la sexualidad. 

P. ¿La pornografía es causa de esas dificultades?

R. Muchas veces sí. La pornografía afecta de tal manera que en muchas oportunidades la gente no es consciente de ello. Un ejemplo es la culpabilidad que sienten por no corresponder a la agresividad solicitada por sus parejas vista en esos materiales audiovisuales. También he atendido casos de personas que se masturban varias veces al día por consumir porno constantemente; incluso hay individuos que ya solo se excitan con violencia extrema. Definitivamente las relaciones son afectadas hasta aumentar considerablemente las probabilidades de destruirlas.

P. ¿Qué hay detrás de la pornografía? ¿Por qué es tan nociva?

R. La pornografía es un mundo irreal que por lo general muestra a un varón guapo y chicas operadas. La industria busca penes grandes para un mayor impacto visual y mujeres llamativas. El problema está cuando las personas conocen a su pareja real y la comparan con lo irreal.

Lo curioso del tema es que si hablas con los actores de estas películas, muchos han denunciado que dichas prácticas son desagradables y no producen ningún placer. La industria del porno no es educativa, busca la adicción. Les da igual la moral porque buscan es facturación.

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P. ¿Tus colegas piensan igual?

R. La mayoría de las relaciones que mantengo a nivel profesional son con hermanos en la fe, sin embargo, he compartido casos con algunos especialistas no cristianos; a veces usamos las mismas herramientas. Hay temas donde tenemos claramente nuestras diferencias, pero coincidimos en otros. En el tratamiento de la mayoría de disfunciones por ejemplo, hay muchísimos puntos de encuentro. Yo he sido formado por profesionales no cristianos y sobre el tema de la pornografía, algunos han estado en la línea que yo me siento identificado sobre los daños que hace este tipo de materiales. Muchos coincidimos en catalogarla como perniciosa y que detrás de este mundo hay numerosa trata de personas. Hay desencuentros, pero en lo personal, he tenido coincidencias, sobre todo en la visión general de la pornografía.

P. ¿Por qué crees que en algunas sociedades se apoya el uso de pornografía?

R. Estamos en una sociedad tan erotizada, tan empeñada en retorcer lo original, que se hacen normales prácticas como el consumo de pornografía, la masturbación o la prostitución. Se permiten pensar por ejemplo, que es mejor la existencia de la prostitución y evitar que los hombres vayan a violar o que la masturbación es necesaria para no explotar, eso es falso.

P. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD)  alertó que la edad media de acceso a este material entre los menores se sitúa en los 8 años. ¿Qué opina al respecto?

R. Lo que vivimos actualmente es alarmante; el niño va adquiriendo una visión del mundo totalmente distorsionada y a nivel fisiológico se despierta algo que todavía no ha debido de despertar. Hay niños que ni siquiera se han desarrollado y ya han caído en adicción, recuerden que el material pornográfico genera una gran descarga de dopamina. Hay casos de niños que abusan de otros niños. Hemos tenido la oportunidad de abordar el tema con adolescentes a nivel pedagógico y hemos escuchado sus testimonios. Chavales de 13 a 16 años de edad que conocen un montón de terminología en cuanto a la pornografía y quieren practicar todo lo que ven. Al normalizar la pornografía, normalizamos su influencia y es cuando luego vemos también a personas utilizando plataformas tecnológicas para exponer su cuerpo, su sexualidad. Ya lo hacen hasta por dinero. La pornografía es una pandemia silenciosa y la sociedad no despierta. No dejarías a un niño con una pistola cargada en el bolsillo porque pudiera hacerle daño a otros o a él mismo. Pues, estamos haciendo eso con la pornografía.

P. ¿Cuáles son los consejos principales que darías a esta sociedad sobre este tema?

R. Como padres debemos filtrar, usar control parental. Muchos recordamos cuando íbamos a la librería del barrio y veíamos esas revistas para adultos que estaban tapadas y no te las vendían, sin embargo, permitimos que todo eso le llegue a niños a través de un móvil. Debemos hablar de sexualidad en casa de forma natural y lo más posible. Si no hablamos, afuera le hablarán.

Es importante enseñar que Dios es el que diseña la sexualidad; que es una relación integral entre dos adultos, un hombre y una mujer. Debemos hablar de lo que significa el amor. No hay que tener miedo, lo hablamos desde el amor y la complicidad. La sexualidad es algo muy serio e importante como para devaluarlo u ofrecérselo al primero que llegue. Los padres aunque no sean expertos o terapeutas tienen toda la autoridad para hablar de estos temas con sabiduría.

La sexualidad es la parte más íntima en la relación entre dos personas, yo creo que debe ser vivida en una relación de amor y pacto, que puede dar lugar a la reproducción y desarrollar una familia. Si tratamos el sexo fuera de una relación de amor, nos desviamos de su diseño original. Yo defiendo una sexualidad con respeto, donde el fin sea dar, buscar primero el bien y el placer de la persona amada. El porno está centrado en uno mismo, en obtener placer para masturbarse, cosificar, utilizar e incluso explotar a otros.

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P. ¿La restauración es posible?

R. Totalmente. Yo en consulta atiendo parejas cristianas y no cristianas; mi línea profesional está basada en mis principios bíblicos, aunque por deontología no hablo de mi fe a los no creyentes que vienen a mí como profesional; simplemente aviso, por ejemplo, de los terribles efectos de la pornografía. Ahora, en lo personal, la mayor restauración la he visto a nivel espiritual. Personas adictas al porno, víctimas de trata, violación, prostitución que han sido restauradas al tener un encuentro verdadero con Dios. Ser restaurado totalmente, encontrar el verdadero amor, sanar las heridas, todo eso es posible guiados por el Espíritu Santo. Yo veo la psicología como cualquier otra carrera que se puede usar como herramienta al servicio del reino. Me siento honrado como profesional en poder ayudar.

P. También eres presidente y cofundador de la asociación Esclavitud XXI. ¿De qué se trata?

R. Somos una asociación centrada en la lucha contra cualquier forma de esclavitud que se esté produciendo actualmente, en especial las que tienen lugar en nuestro país, incluyendo el tráfico y la trata de personas, la prostitución y los trabajos forzados. Denunciamos situaciones de esclavitud y buscamos cambios en la legislación. Comenzamos como una iniciativa desde la Alianza Evangélica Española y en estos últimos años, hemos visto a la pornografía como el marketing de la industria del sexo. Mucho de los videos que se consumen actualmente son parte de una red de trata de personas. Los jóvenes quieren reproducir lo que ven en el porno. Estamos haciendo charlas a nivel pedagógico para despertar a la sociedad.

P. ¿Cómo la sociedad puede contribuir en esta causa?

R. En nuestra página web hay mucha información. Las familias hacen su parte educando con valores, principios y límites. Las escuelas pueden ayudar introduciendo elementos de concienciación y prevención en los planes de estudio. Los profesionales en la industria de Internet pueden rechazar el alojamiento de sitios que incluyan pornografía infantil y denunciar a quienes intenten captar clientes para ser traficados a través de la red. Nuestro eslogan es “Hacia la libertad”.