La Universidad de Carolina del Norte, en su departamento de criminología, ha dado a conocer un estudio en el que descubren una
relación entre los niños y adolescentes que sufrieron bullying y la alta probabilidad de que estos puedan desarrollar un comportamiento delictivo en el futuro.
El estudio comprobó que
alrededor del 14 por ciento de la población que sufre bullying en su infancia o adolescencia acaba ingresando en la cárcel, mientras que un 6 por ciento de los que no sufrieron acoso terminaron encerrados por algún delito.Los resultados se presentaron en la Convención Anual de Psicología de la Asociación Americana.
Michael Turner, profesor de justicia penal y criminología que participaba en el estudio, cuenta que “la mayoría se centran en un período relativamente corto del curso de la vida, pero esta vez se ha analizado la situación de la persona desde su nacimiento hasta los 18 años, asociándolo con las circunstancias legales - ya sea que se involucraron en el abuso de drogas, fueron arrestados, condenados o fueron enviados a prisión”.
En comparación con aquellos que no sufrieron abusos, las víctimas de bullying sufren una tasa mayor de condena. Más del 20 por ciento de los que fueron intimidados durante su infancia o adolescencia fueron declarados culpables de delitos, en comparación con el 11 por ciento de los que no fueron víctimas de bullying.
“Sufrir bullying en cualquier momento se ha asociado con una mayor probabilidad de delincuencia, abuso de sustancias, arrestos y las condenas en la adolescencia tardía y la edad adulta”, explicó Turner. “Pero además las víctimas crónicas - los que fueron intimidados en la infancia y la adolescencia - tenían las más altas probabilidades de delinquir”.
Estudios previos habían encontrado una relación entre los intimidadores, que en el futuro mostraban una conducta delictiva, pero el estudio de Turner demuestra también que las víctimas de acoso escolar pueden verse afectados negativamente a largo plazo.
ESTUDIO AMPLIO
Para el estudio, Turner se basó en datos de la Encuesta Longitudinal Nacional de la Juventud de 1997, realizada por el Departamento de Trabajo de EE.UU. y la Oficina de Estadísticas de Justicia. La encuesta incluyó a 7.335 personas entre edades de 12 a 16 años en 1996.
Turner separó a los individuos en cuatro grupos: no víctimas (el 74 por ciento de los encuestados), los que sufrieron el acoso antes de los 12 años (15 por ciento), los que fueron intimidados después de los 12 años (6 por ciento), y los que sufrieron intimidación en la infancia y la adolescencia (5 por ciento).
Los jóvenes fueron seguidos durante un período de 14 años, y los informes de victimización fueron recogidos durante varios períodos. Los incidentes criminales fueron evaluados cuando los participantes en la encuesta se encontraban en sus años de adolescencia tardía o adultez temprana.
UN PROBLEMA A PREVENIR
Los resultados sugieren que el acoso escolar es especialmente perjudicial en el desarrollo temprano de la persona.
“Es cierto que hay programas de prevención en las escuelas, pero si no se soluciona a tiempo puede convertirse en un problema mayor”, dijo Turner.
“La prevención temprana es siempre la mejor perspectiva”, añadió.
Turner cree que la situación no ha cambiado demasiado desde entonces. “El método por el cual los individuos son intimidados ahora es un poco diferente”, admitió Turner. “En concreto, hay mucho más cyberbullying.
El método es un poco diferente, pero aún así es verbal, físico, emocional o psicológico”.
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