Mientras que en países como España
la caída de la tasa de natalidad es preocupante y ha motivado medidas gubernamentales para incentivar los nacimientos (como en su día el cheque-bebé), en otros lugares del mundo no saben cómo frenar la explosión demográfica.
China introdujo en 1979 una medida de control de la natalidad por la que las parejas tan solo deben tener un hijo. Transcurridas poco más de tres décadas, científicos de tres universidades australianas afirman que la medida ha afectado a la personalidad de estos “pequeños emperadores”.
El estudio "Little Emperors: Behavioral Impacts of China’s One-Child Policy" (Pequeños emperadores: Impactos en el comportamiento de la política china de hijo único), realizado por las universidades Nacional Australiana, Monash y Melbourne, está basado en juegos económicos.
“Lo que encontramos es que los nacidos bajo la política de hijo único son menos propensos, por ejemplo, a escoger ocupaciones de riesgo, como trabajar por cuenta propia o en el sector financiero”, ha dicho Lata Gangadharan, coautora del estudio que publica la revista Science.
LOS JUEGOS
Gangadharan y su equipo reclutaron alrededor de 400 personas residentes en Pekín (China). De estos, un grupo pertenecía a los nacidos antes de la política de restricción de hijos (entre 1975 y 1978) y un segundo grupo a la etapa posterior (entre 1980 y 1983).
“Los ensayos que llevamos a cabo para este trabajo se basan en juegos estándar de la literatura económica: el juego del dictador, el de riesgo y el de la competencia. Estos experimentos tienen la ventaja de permitir al científico observar –de forma bien definida– los comportamientos individuales”, apunta la investigadora.
Los participantes tuvieron que intercambiar o invertir pequeñas cantidades de dinero, así como tomar otras decisiones económicas que sirvieron para medir su confianza respecto al riesgo y su disposición a competir.
AVERSIÓN AL RIESGO
El estudio incluyó también encuestas de personalidad que, junto con los experimentos, concluyeron que las personas que crecieron como hijos únicos, resultado de esta política en el país, tendían a ser menos optimistas, y más sensibles o nerviosos.
Los resultados permiten constatar que este grupo siente aversión al riesgo. “Sugerimos que podría ser preocupante que esta generación de hijos únicos carezca de capacidad empresarial, ya que puede tener consecuencias económicas negativas. Del mismo modo, un nivel bajo de confianza podría tener un impacto en la capacidad de los individuos para negociar con éxito y trabajar en equipo”, señala Gangadharan.
Sin embargo, los expertos han señalado que muchas personas que constituyen la mano de obra china vienen de zonas rurales, donde esta política del hijo único no se aplica estrictamente. “En estas áreas tener dos o tres hijos es común”, explican.
IMPOSIBILIDAD DE ELEGIR
La población actual censada en la China rural –que en su mayoría no está compuesta por hijos únicos– es el doble de la urbana. Por lo tanto, aunque estos resultados señalan un impacto económico a tener en cuenta, depende de la proporción de afectados por esta política.
La investigadora apunta que
este cambio en la personalidad en los hijos únicos no se puede trasladar a otros países, ya que no se debe al hecho de ser hijo único sino a la falta de posibilidades de elección por parte de los padres.
“Es posible que ser hijo único afecte a las personas de una manera similar en otros estados, sin embargo, los antecedentes familiares también influyen en el comportamiento. Es decir, en la mayoría de los países los padres pueden decidir cuántos hijos van tener y esta capacidad de elección puede afectar a cómo se crían los hijos”, concluye el informe.
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