El WhatsApp, una aplicación gratuita de mensajería instantánea que está cambiando el mundo de las relaciones sociales, también está provocando muchas crisis de pareja o tensiones entre amigos. Y es que las particularidades de este nuevo canal de comunicación pueden causar también tensiones, angustia o ansiedad.
La aplicación tiene sus ventajas. "Permite estar conectado a cualquier hora y en cualquier lugar", afirma Francesc Núñez, sociólogo de la Universitat Oberta de Catalunya. "Es un sistema de mensajería que permite hacer partícipes de nuestra vida, al instante, a nuestros contactos", indica Fernando Azor, psicólogo y tutor en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. "Es una gran tecnología y habría que felicitar a sus creadores, pues facilita la interacción e intercambio de información a tiempo real", apunta Enrique García Huete, profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid.
Pero como toda nueva tecnología, el WhatsApp necesita "ser domesticado", coinciden estos expertos, para evitar sobresaltos.
APLICACIÓN DELATORA
La principal novedad, respecto a los mensajes por SMS, correos electrónicos, llamadas de teléfono o canales como el Twitter o Facebook, es que el WhastApp delata a la persona que lo usa.
Todos los contactos del usuario tienen información, al instante, sobre la última vez que éste se ha conectado, si está o no en línea y también se puede intuir si la persona a la que se ha enviado el mensaje lo ha leído.
El inconveniente podría solucionarse, ya que existe una aplicación que permite ocultar la información de la última vez que uno ha entrado en el WhastApp. Pero al activarla desaparece también esa información del resto de los contactos.
La mayoría de los usuarios no desconectan esa aplicación "porque puede más la curiosidad por saber qué hacen nuestros contactos que adoptar prevenciones para que ellos no sepan de nosotros", considera Azor.
CONTROL Y CONFLICTOS
Azor y Enrique García Huete, que compaginan su labor docente con la consulta privada, coinciden en que los conflictos originados en el uso que se hace del WhatsApp pueden ocasionar rupturas de pareja,
por ejemplo cuando hay una celos aunque sean infundados, y más aún si ocurren conexiones a deshora que después no se pueden explicar. Más de una o un infiel ha sido ya cazado por su actividad en el WhatsApp.
"Este es un canal perfecto para reforzar las relaciones en la primera fase de enamoramiento, pero que después puede acarrear problemas si uno de los cónyuges se obsesiona por estar en permanente contacto con su pareja o en controlar cuándo se conecta o desconecta", afirma García Huete.
"Cuando surge la desconfianza, por conexiones a destiempo, la situación puede degenerar en mucha angustia, si uno de los cónyuges se obsesiona por saber lo que hace su pareja, al minuto, por ese canal de mensajería", alerta Azor.
Los psicólogos advierten que la fase más enfermiza llega después de las rupturas. "Atendemos cada día más casos de personas que meses después de romper con su pareja siguen controlando lo que hace a través del WhatsApp, y eso crea mucha angustia y ansiedad", afirma Azor.
INTERÉS COMPARTIDO
Con el WhastApp basta con mirar el teléfono de uno mismo para obtener los datos que se buscan; ya no es necesario mirar el ordenador o abrir la factura de las llamadas telefónicas. En muchos casos el control "no tiene horas, pues se sigue mirando, una y otra vez, para ver qué es lo último que ha hecho la otra persona", revela García Huete, que eligió el tema del amor para su tesis doctoral.
Este psicólogo recalca, por otro lado, que con la implantación de estos nuevos canales de comunicación ahora el futuro de las relaciones de muchas parejas depende de si comparte o no "el interés por el uso de esas vías para relacionarse".
La importancia de este punto radica, para García Huete, en que "si uno utiliza mucho estos nuevos canales para enviar mensajes y el otro apenas contesta, puede romperse todo al pensar la persona que los envía que el otro pasa de esa relación".
Si quieres comentar o