Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y la instrucción del Señor. Efesios 6:4
Los tiempos han cambiado, se oye y se comenta, y es una realidad constatable que ya no somos los mismos. El concepto de masculinidad ha cambiado al tiempo que han cambiado los roles sociales atribuidos a los hombres.
Funciones que correspondían a los padres en el pasado, casi durante siglos, ya nos son monopolio exclusivo masculino.
Entonces
¿qué funciones distinguen al padre de hoy? ¿Qué imagen tiene delante de sus hijos e hijas? ¿Qué lugar le asigna la cultura del siglo XXI? Es más ¿qué posición se dan a sí mismos los hombres, en su rol de padres? ¿Qué nos dice la Biblia a los hombres que pisamos este siglo respecto a la paternidad? Son muchas y profundas preguntas que intentaremos abordar en los siguientes artículos.
MÚLTIPLES PATERNIDADES
Parto de la idea de que
la paternidad es una construcción cultural, es decir, sus funciones, la responsabilidad de ser padre, las experiencias que se viven y la forma de ejercer dicha paternidad varían según el espacio y el tiempo, aún en la misma sociedad todo puede ser distinto según la economía, formación académica, valores y, por supuesto, la fe que uno viva.
Podríamos pensar en múltiples situaciones que nos mostrarían lo anterior, desde la diferente paternidad que se da a los veinte o a los cuarenta; la diferencia de estar en el paro o trabajando; la diferencia de ser padre de hijos de un primer matrimonio a la de ser padre de hijos en dos o tres matrimonios o parejas; la diferencia de pertenecer a una familia aglutinada a otra desligada, y así con un sinfín de posibilidades. Todo esto con rechazo o aprobación según el sector social del que hablemos, dándose la curiosa situación de que un mismo comportamiento puede verse como paternidad responsable para un grupo social e irresponsable para otro distinto.
Esto nos muestra que
no compartimos valores únicos respecto a lo que significa la paternidad ni como ser un hombre y padre a la vez.
Por eso hablamos de múltiples paternidades.Se puede ser padre por vía matrimonial o no, por medio de una relación sexual o con la ayuda de reproducción asistida; se puede ser padre soltero a través de un vientre de alquiler, (como hemos visto en la prensa recientemente que algún cantante famoso ha hecho); se puede ser padre adoptivo soltero; o tener un hijo propio del óvulo de la propia pareja con el semen de otro varón. Incluso la legislación en España permite compartir la paternidad con otro hombre, teniendo el hijo dos padres.
Los padres pueden convivir o no con la madre de sus hijos. Pueden ser padres responsables o irresponsables, tradicionales o modernos, ausentes o presentes, implicados o desinteresados, machistas o igualitarios… otro sinfín de posibilidades.
Y no olvidemos que para que haya paternidad debe haber hijos e hijas que acepten dichos padres, y no todos lo hacen.
LOS PADRES EN DECLIVE
La paternidad hoy se encuentra en una “lucha” entre los viejos y los nuevos modelos.
Nos encontramos ante el hecho, más que evidente, de la irrupción de la mujer al mundo laboral y público, a un tiempo que se eclipsa la figura del hombre como padre. Aumenta el divorcio y aparecen con más fuerza las familias monoparentales de madre e hijos.
Si hablamos de padres en declive, ¿cuáles son los que realmente están en ese proceso de ser eclipsados? Por lo que
vemos el que está en declive es el padre clásico: tiene el poder y el conocimiento y es transmisor de los valores, otorgando un lugar social a la familia.
Este tipo de padre tiene dos perfiles bien definidos e históricos:
El padre señor de la casa, con sus propias leyes y normas, y con un poder arbitrario derivado de ellas. Es una figura histórica, de siglos de permanencia social, que representó el ideal colectivo del varón dominante. Es un padre actualmente sin valoración social, pero todavía existe. Ya no tiene el poder de antaño, pero todavía ejerce el autoritarismo en el hogar, ahogando el crecimiento personal de sus hijos.
El otro padre es el educadorque transmite las destrezas o artes necesarias para desenvolverse en la vida laboral y social, permitiendo el desarrollo de sus hijos. Este padre acompañaba al hijo varón a distancia, sin cercanía emocional. Su preocupación era asegurar que sus hijos varones aprendieran un oficio y “casar bien” a las hijas.
Estos modelos paternales han perdido mucho poder ya que sus funciones han sido tomadas por las instituciones educativas y su poder también lo comparten las mujeres, y ya están desapareciendo cada vez más de la red familiar española. Esto está dando lugar a dos tipos de padres “herederos” de los anteriores, que apenas son transmisores de genes y traen el sustento a casa. Son padres con funciones vaciadas de contenido, formalmente padres, pero huecos:
Por un lado vemos
el padre periférico, que ha perdido su mandato patriarcal, y no sabe otra cosa que hacer que alejarse a la periferia de su hogar, dejando el dominio, sin que su mujer e hijos le reconozcan autoridad real. Eso sí, realiza un rol que es una fachada de autoridad, casi puede desaparecer sin que se le eche de menos. No puede transmitir conocimiento ya que sus hijos lo sobrepasan, ya que acceden por sus estudios o por el uso de las nuevas tecnologías a un saber desconocido para él. Tampoco es un modelo a imitar por sus hijos. Es un padre confundido, inmóvil, que suele conformarse con poco y se hace tolerante porque está totalmente perdido en su paternidad.
También vemos, en el otro lado,
al padre ausente, que puede estar o no físicamente, pero que no realiza ninguna función, ni nueva ni antigua. Delega en su esposa o pareja todo lo referente al ejercicio de la autoridad en el hogar: la protección y cuidado, la representación ante los estamentos educativos, de salud, del barrio, la puesta de límites a los hijos… Ni está, ni se le espera, es un padre ausente físicamente o emocionalmente.
Estos tipos de hombres ejercen su paternidad relacionándose con sus hijos, si es que lo hacen, por medio de su pareja, son padres transversales. Sin embargo provocan muchas dificultades a las madres que son mujeres trabajadoras fuera del hogar, ya que las sobrecargan en la tarea de criar y educar a los hijos.
También se provocan situaciones problemáticas cuando de pronto, tras una larga ausencia de años, por divorcio, abandono, por ejemplo, regresan, requiriendo que se les acoja o los hijos les acepten nuevamente, lo cual tiene altos costes emocionales y no siempre se consigue con éxito.
En la siguiente entrega hablaremos de los nuevos modelos de padres que están presentes en nuestra sociedad española.
Marcos Zapata es terapeuta familiar, pastor y miembro de la Junta Directiva del movimiento nacional Buenas Noticias en Lugo, y Presidente de la Comisión de Familia de la Alianza Evangélica Española.
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