Si bien es verdad que son más importantes los motivos que llevan a la planificación familiar que los métodos utilizados, ello no significa que éstos puedan elegirse a la ligera. Para el creyente no se tratará nunca de algo neutro o irrelevante, sino que deben ser medios respetuosos con la vida ya engendrada y la dignidad de los seres humanos.
De ahí que la mejor solución sea siempre acudir al médico cristiano y al pastor para solicitar consejo clínico y, a la vez, asesoramiento ético.
La pasada semana vimos los métodos naturales. Esta semana expondremos los llamados métodos de barrera (mecánica o química) y los fisiológicos
MÉTODOS DE BARRERA MECÁNICA O QUÍMICA
El objetivo de los mismos es impedir que los espermatozoides consigan arribar al óvulo y fecundarlo. Para ello se emplean artefactos como
el preservativo o condón, que es una funda de goma perfectamente adaptada al pene en erección. Éste constituye una eficaz barrera física que retiene a los espermatozoides eyaculados durante el orgasmo haciendo imposible, por tanto, la fecundación.
Se trata de un método sencillo, barato e inofensivo, lo que le ha hecho muy popular. En algunas parejas. no obstante, puede verse disminuida la sensibilidad. Si se usa con espermicidas, el número de fracasos anuales es el más bajo de todos los métodos de barrera. Tan sólo del 0% a 3%.
La mayor parte de los moralistas protestantes sostienen que los métodos anticonceptivos no abortivos, como los profilácticos, son moralmente justificables. No es lo mismo impedir que espermatozoides y ovocitos se unan entre sí, que imposibilitar a los cigotos u óvulos ya fecundados su adecuada implantación en el útero materno. Los gametos son células que llevan sólo la mitad de la dotación cromosómica necesaria para que se origine un bebé. Hay, por tanto, una gran diferencia ética entre destruir un gameto o abortar un embrión.
El diafragma es otro método físico consistente en una goma circular cóncava que se coloca en el fondo de la vagina y cubre el orificio externo del cuello uterino. Con ello se impide también que el esperma penetre en el útero y llegue a las trompas donde se encuentra el óvulo. Como inconveniente principal cabe mencionar el hecho de su dificultad de colocación y que no debe ser retirado hasta pasadas las ocho horas después de realizada la cópula. Los errores sumarizan un total de entre 10% y 38% al año.
Las sustancias espermicidas suelen emplearse solas o en combinación con los anteriores dispositivos. Son productos químicos que destruyen o inmovilizan a los espermatozoides y que se presentan en forma de óvulos, cremas o esprais vaginales. Deben aplicarse unos minutos antes de cada coito y es conveniente esperar hasta dos horas después del mismo para efectuar el lavado de la vagina. Su eficacia es mediana (10%-15%).
MÉTODOS FISIOLÓGICOS
Son los más utilizados en la actualidad y actúan modificando los procesos que controlan la fecundación o, incluso, pueden impedir la implantación de la célula huevo fecundada. Su uso es independiente del ritmo de relaciones sexuales ya que no interfiere en ellas.
Uno de estos métodos es
el dispositivo intrauterino o DIU, llamado también espiral, estilete o esterilet. Se trata de un pequeño objeto en forma de T, hecho de material flexible y que puede llevar arrollado un delgado hilo de cobre. Algunos modelos liberan pequeñas cantidades de progesterona. Se colocan en el interior del útero de manera semipermanente. Al modificar las propiedades fisiológicas del endometrio impiden que sobre él anide el óvulo fecundado y, por tanto, cesa espontáneamente la gestación. A pesar de que su eficacia es muy buena, ya que sólo
presenta de un 0,5% a un 2% de embarazos anuales, entre sus principales inconvenientes destaca el hecho de que
puede causar complicaciones, por lo que requiere control médico periódico y, sobre todo, el que nos parece más importante desde el punto de vista ético,
destruye al embrión preimplantatorio que se está desarrollando.
Aunque la espiral está muy extendida -en 1987 ya la usaban más de 84 millones de mujeres por todo el mundo- y es muy recomendada por la mayoría de los médicos debido a su eficacia, lo cierto es que se trata de una técnica que mata al embrión antes de su anidación.
Habiendo en el mercado otros métodos anticonceptivos tanto o más eficaces que el DIU y que son respetuosos con la vida en formación ¿por qué recurrir a algo que sólo actúa después de la fecundación? Aún teniendo en cuenta que la destrucción del cigoto provocada por este método se realiza de manera prematura, durante los primeros catorce días después de la concepción,
no parece que sea un recurso éticamente aceptable. Tanto si al embrión en esta temprana fase se le concede el estatus de persona como si no, es evidente que se trata de una vida que posiblemente, si se le permite, llegará a convertirse en un auténtico ser humano. No creemos que deba controlarse la natalidad eliminando gratuitamente embriones humanos, aunque se haga en una etapa tan prematura.
En cuanto a
los anticonceptivos hormonales los más difundidos son los que se toman por vía oral. Se trata de las famosas pastillas o píldoras que deben administrarse diariamente durante la mayor parte del ciclo. Están compuestas por sustancias químicas que inhiben la producción de aquellas hormonas hipofisarias responsables de la ovulación. Su eficacia es muy buena ya que el índice de fracasos oscila sólo entre 0,2% y 5%. Sin embargo,
entre los inconvenientes podrían mencionarse la incomodidad que supone acordarse diariamente de la pastilla y los posibles efectos secundarios, tales como el aumento de peso, irritabilidad, migraña, disminución del deseo sexual, etc. De ahí que los facultativos limiten su uso a las mujeres menores de 35 años.
Un método anticonceptivo que generalmente suele ser definitivo es
la esterilización, tanto femenina como masculina. Es una pequeña intervención quirúrgica que interrumpe la continuidad de las trompas, en la mujer, o de los conductos deferentes, en el hombre, impidiendo así para siempre el paso de los gametos. Los óvulos no pueden ya bajar por las trompas y el esperma eyaculado por el varón no contiene espermatozoides. Se considera, por tanto, un método irreversible aunque en ocasiones resulta posible restablecer otra vez el normal funcionamiento.
Debido a las abundantes consideraciones éticas que suscita esta técnica será tratada en un apartado posterior.
Si quieres comentar o