De todo lo demás, cuidemos de ir limpiándonos de las cargas que nos esclavizan:
Si, a la independencia económica en lo que nos sea posible. No a las deudas interminables que nos tendrán esclavizados.
Hay que organizarse y priorizar gastos, adelantar un poquito más de lo exigido para eliminar deudas antes y contener mientras la tentación de adquirir de nuevas deudas.
Si, a la relación afectiva: Querer amar a los demás proporciona más energía que la jalea real con Ginseng. Con esa capacidad nos ha diseñado el Creador: la de amar.
Cuando amamos hacemos las cosas como Dios quiere y
Jesús nos da descanso.
Mi hermana me lo recordaba: Hay un orden en todo esto:
Amar a Dios y amarse a uno mismo para poder amar el prójimo, o al otro. De otro modo, se generan livianas, invisibles pero insidiosas cargas.
Si no hacemos caso de éste orden puede que el cansancio físico se haga crónico y cueste lo suyo conseguir la recuperación tras cada periodo de un sueño que parece acumulado.
Amar a Dios y amarse a uno mismo para poder amar al prójimo (éste es tanto a quien tenemos al lado -al más próximo- como que está tan cerca de un “clik”,gracias a la globalización de Internet y las noticias de tanta gente necesitada).…tal agotadora actividad proporciona fuerzas contra la fatiga propia del vivir –esa que diluye la alegría y la ilusión-.
Así, paradójicamente, amar a Dios y amarse a uno mismo para poder amar al prójimo, revitaliza.
Ahora, el asunto es el aprender a amar a Dios por encima de todas las cosas y todas las personas.
Este es un ejercicio difícil y complicado que deberemos practicar e insistir constantemente.
Porque hacerlo a la inversa, es decir,
amarse uno mismo primero, debe dar urticaria de egoísmo seguramente.
Y hacerse
filántropo, persona eminentemente entregada a causas humanitarias y sociales, desatendiendo el Plan de recogida de escombros & Rehabilitación integral de la persona - que tanto proclama, propone y hace realidad el Evangelio-, supone pan sólo para hoy y hambre para la eternidad...
La tercera combinación fatal es desde luego el amar a otros primero, suplantando el lugar que le corresponde a Dios. Eso debe ser un tipo de
idolatría fina y aceptada por nuestra sociedad que proclama lo de “La familia es lo primero”. Peor aún son los que suplantan ese amor a los suyos, por su devoción a sus mascotas, (¿Se les puede denominar: mascólatras?).
Puestos en esa tesitura, somos incluso capaces de soñar que – por un solo día, mayormente un domingo por la mañana- salimos de rebajas, - rebajados nosotros mismos, de segundas o terceras rebajas- al trono de la Gracia y ofertar nuestra vida… ¡Al Señor Todopoderoso…¡ ¡Como si fuera un Cliente despistado que no supiera lo que adquirió al costosísimo precio de la sangre de su Hijo Jesucristo!
Por supuesto, que este proceder no nos puede ser sano. Es más, creo que nos contamina aún más y nos causa carga y fatiga adicional.A mi modo de entender, nuestro equilibrio emocional es débil e inestable. Bueno, claro está que siempre hay el superdotado y el “para-golpes”; el que siempre parece estar en la cresta de la ola y el imperturbable por nada. Pero como no me refiero a ellos, debo insistir en la fragilidad de nuestro equilibrio emocional,
Por eso estaba pensando que habría que protegerse de las personas erizo y puerco espín. Hay que distanciarse prudencialmente de compañías que desequilibren nuestra propia estabilidad emocional.
Aún así, probablemente sean también de provecho si se tratan con guantes especiales de amor.
A veces tenemos la bendición de conversar con personas que inducen a interceder por ellas, o bien dar gracias a Dios por sus vidas que son como bálsamo. Hay quienes funcionan como un reconstituyente, y evidentemente otras no, en absoluto, fastidiando cuanto saben y pueden.
Sin embargo no todo se trata del bien, o del fastidio que me dan a mí: Los otros –mi prójimo- están ahí para que los presente a los lugares celestiales en oración y suplicar ayuda desde lo alto (
1 )
Juan 12:13b. Intercesión para que mengüe, o cese la angustia, y el desasosiego abandone al atribulado, y la Justicia bese a la Paz de una vez, -en tal caso-; Y en cual otro: el Juicio provoque y venza, refrene y castigue, aplaste y termine con tanta maldad prensada con el peso y la carga de millones de condenados que en irrefrenable caudal de egoísmo y maldad acumulan puntos para el sorteo de siete días de “descreación” y “caotización”, en el lago de fuego y azufre que es la muerte segunda (
Apocalipsis 21:8).
Es decir, al Tajo: a interceder,
cueste lo que
cueste. Especialmente si trata del prójimo-prójimo, el que es hermano en la misma Fe y un mismo Señor y Salvador. Si, si, ya sé, ahí las cosas se intensifican, se compactan, a veces se enrarecen. Los que tenemos tan cerca, lo están tanto que los vemos desenfocados, incluso a estos solemos perder de vista. ¡Cuidado!. Tanto a los de cerca como los de atrás, la intercesión tiene su específica razón de ser entre creyentes y un recurso necesario. Debe funcionar sin pausas, ni apeaderos hasta donde el Padre de las luces atiende. Por tanto, en lo que se refiere a la intercesión entre iguales no debiera haber problemas. Con estos “semejantes”, no debiera haber problema. (¡Mmm! ¿lo habré escrito dos veces? Si, si, veo que si…-¡vaya!...).
De hecho el
“sobrellevad los unos las cargas de los otros” Gálatas 6:2, parece ser una dinámica personal que coadyuva a la vida comunitaria. Es decir, el estar apenado, llorar, preocuparse activamente por las situaciones ajenas es sentirlas cercanas y si me apuran, tan cercanas como propias. Y la propuesta es que eso no es carga contaminante y lesiva sino carga santificadora,
cueste lo que
cueste, pero no destructora.
No tanto gozosamente –que no hay que ser masoquista- pero sí gloriosamente. (Valga entre paréntesis apostillar que, apañados estaríamos si todo fueran asuntos feos. Que eso sería inaguantable. Por eso la Providencia concede en la vida el contraste del balanceo hacia lo alegre, el gozo, la gracia, el respiro, la relajación de la corbata y el refrigerio que alegra el corazón con los más afines: la bendición inesperada y la contemplación de los esfuerzos realizados con éxito, justamente entre hermanos
: ”Alegraos con los que están alegres…” Romanos 12:15).
En realidad, reflexionaba un poquitín sobre la intercesión como parte de la carga que tenemos que asumir, cuando me he dado de bruces con el versículo que encabeza este artículo.
De todos modos, y volviendo al enunciado, está clarísimo:
1º.- Acudir a la invitación cariñosa y potente de Jesús sólo puede ser una experiencia que
despeje la visión borrosa que siempre provocan las cosmovisiones sincretistas y aglutimentos (
2), los pesimistas por vicio, que matizan que solo son realistas y los que más enturbian el ambiente, o nublan el alma, que hábilmente saben en un ´plis´ propinar ese comentario desagradable y saben hacer lo justo para que nos responsabilicemos de sus cargas como toneladas de problemas de más.
2º.- Acudir a la amplia invitación de Jesús sólo puede ser una experiencia que oxigena el alma para ahondar en el amable espacio de las posibilidades que quedan abiertas aún por explorar en nuestra vida aquí y ahora mismito.
Por
3ª vez insisto:
Acudir desde el punto de salida expedicionario que es la obra, enseñanza y experiencia de Jesús sólo puede ser una experiencia
renovadora sin sobresaltos para ensayar otra vez los pasos correctos a andar lo que se marcó desde un buen principio “Así dice YHVH: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas...”
Jeremías 6:16.
Cerremos las tres afirmaciones (y con aires hebreos digamos que: por tres razones y una cuarta…)
4ª.- Acudir al llamado entrañable de Jesús sólo puede ser una experiencia revitalizante: Darte cuenta que realmente estas trabajado y cansado y ser invitado a descansar, sólo puede traer
bendición.
Reflexionando en todo esto, a raíz de este reclamo de Amor colosal:
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar" (
Mt 11:28), mi muy estimada hermana María Rosa, - hermana de padres y de la Fe, por privilegio del cielo- me corrigió al respecto: “El día que entendí el orden establecido: ”Amar a Dios y amarse a uno mismo, para poder amar al prójimo “, …empecé a entender un poco más la grandeza del Padre”.
¿Indicaciones? Acudir a Jesús, en caso de agobio existencial y fatigas emocionales.
¿Posología? Una sola dosis de su ´carga´ que dice ser ligera. Acudir a Jesús en ayunas, sin nada precocinado encima, y sin hacer trampas. No sirve de nada preocuparse. Poco a poco las ideas preconcebidas y prejuicios infundados quedaran drenados para bien. Así pues, tras la administración – que no es vía digestiva, parenteral, respiratoria, tópica, o transdérmica, pero da igual: entra y se auto instala, cohabita en el individuo, en completa intimidad y respeto-, se percibe que Su amor tiene una consistencia colosal y además de incluir un pasword privado…¡no pesa!
¿Programa de mantenimiento? Acudir a Jesús de todas formas.
¿Contraindicaciones? ¡Ninguna!. La propuesta de nuestro Salvador es antigua: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza…”
Isaías 30:15b.
A propósito de esto: ¿Querremos aceptar tal propuesta?
1.- Hoshaná!!! Juan 12:12, etimológicamente del hebreo:” ¡Por favor!, ¡guarda, - o salva-...¡¡¡Ahora!!! Piden ayuda que venga desde lo alto, desde el cielo. La terminación hebrea ´ná´ - ahora- es la misma que la del Salmo 118:25 y Amós 7:2 "...perdona ahora”,es como suplicar: "hazlo pronto, ya, urgentemente". Es curioso al menos, que en su versión griega, el término pierda toda su urgencia y denote solo alabanza. Es decir, el matiz hebreo es que se necesita con urgencia la intervención mesiánica contra Roma. En griego se reconoce y se alaba la entrada a Jerusalén de Yeshúa, como el pacífico pero poderoso rey mesiánico que va a conseguir esa misma hazaña. Ver también en: http://encyclopedia2.thefreedictionary.com/Hosana]
2.- “aglutimentos “.-Con menos fortuna que ingenio deseaba aquí que fuera el resultado de pegar “aglutinación” con “inventos”.
Si quieres comentar o