A pesar de unas audiencias modestas (aunque en constante crecimiento), el programa conducido por Patricia Conde y Ángel Martín es como una china en el zapato de la tele cutrona que reina en nuestra devastada oferta catódica. Para luchar contra ese azote, algunas cadenas (Telecinco, Cuatro y Telemadrid) ya consiguieron que el espacio de la cadena de Milikito no utilizara imágenes de sus programas. Desde hace unos días se les ha unido Antena 3, por lo que a
SLQH ya no le queda casi nadie con quien meterse. Lo curioso es que Cuatro (de la que La Sexta no puede tomar ni un fotograma) también sale perjudicada, ya que espacios como
Tonterías las justas o
Surferos también deberán acabar con lo que se considera un “uso abusivo” de las imágenes de Antena 3.
O sea, que uno de los pocos espacios de crítica televisiva (corrosiva, no lo niego, pero ahí radica su gracia) que pululan por ahí está tocado de muerte. Alguien dirá que es fácil criticar a los demás (en casos como Telecinco y Antena 3 eso es una verdad incuestionable, es muuuuuuuy fácil), pero lo cierto es que el tándem Conde-Martín (junto a Miki Nadal, Dani Mateo, Berta Collado, Alberto Casado y compañía) también suele meterse con su propia cadena, a la que acusan de comprar demasiadas pelis baratas para llenar huecos (La Sexta es una especie de vídeo-club de barrio con las filmografías de Chuck Norris, Van Damme o Jackie Chan), de contar con un engendro como
Generación Ni-Ni o de emitir concursos estafa y tarotistas de túnica dudosa en las madrugadas.
La crítica molesta, y todas esas cadenas que se llenan la boca con la mal interpretada libertad de expresión (¿mentir e invadir vidas ajenas con impunidad forma parte de eso?) ahora resulta que apelan a lo de la “propiedad intelectual” a la hora de pedir que nadie utilice sus imágenes. Pues lo siento, pero el concepto “intelectual” compartiendo frase con Telecinco o Antena 3, la verdad es que chirría bastante.
La misma Patricia Conde (más que presentadora, una gran actriz en el papel de ingenua, por no decir de tonta) lamentó al conocer la noticia que “¿Qué será de nosotros ahora?”, a lo que Ángel Martín replicó (en el programa del pasado lunes) que “hemos salvado cosas peores y tenemos todavía a Televisión Española”. Perder las imágenes de Telemadrid y Cuatro fue un golpecito. Con las de Telecinco, un mazazo, pero ahora con Antena 3, casi que se puede firmar ya el certificado de defunción de la emisión, a no ser que sepa reinventarse con mucho ingenio. Hablar de las otras cadenas nadie se lo quita, pero no poder ilustrar sus puyas con las vergonzosas propuestas que las dos grandes privadas lanzan cada día al aire es un hándicap quizá imposible de superar.
Eso sí, el cinismo de la tele del grupo Planeta es tal que para nada considera que las conversaciones para fusionarse, precisamente, con La Sexta, se hayan visto afectadas. Pues lo siento, pero cada vez está más claro que la proliferación de canales gracias a la TDT no ha servido para nada. El nivel cualitativo está cayendo en picado, las emisiones temáticas escasean (o son de pago, tal como pasa con Gol TV y con AXN) y la ultraderecha va copando licencias para dejar que un tertuliano de Intereconomía insulte gravemente a una
consellera de la Generalitat catalana (no me atrevo a reproducir las palabras del señor, por llamarlo de alguna manera, García Serrano) o para fomentar una futura guerra civil, que ganas no les falta.
SLQH, pues, sigue adelante sin poder amenizarnos la sobremesa con las mentiras, los insultos, las manipulaciones, los cotilleos, la indecencia o la manipulación de vidas ajenas surgidas de programas de arte y ensayo como
DEC, El Diario, Tal cual lo contamos o
Espejo público. Que sí, que también podemos enchufarnos todo eso vía intravenosa yendo directamente al botoncito de Antena 3, pero me da como repelús, la verdad.
Ellos dicen que no, que no pasa nada, pero el futuro de
SLQH queda en entredicho. Espero, al menos, que nadie del programa acabe, precisamente, en Telecinco o Antena 3, aunque ese camino ya lo siguió una colaboradora del programa como Pilar Rubio. ¿Respetable? Por supuesto. Pero da penica verla presentando un supuesto concurso de baile que termina en pucherazo en beneficio de
la princesa del pueblo.
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