El actual Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe fue el llamado a aplicar la pena del silencio al cura franciscano nacido en Brasil de padres italianos Leonardo Boff. Ratzinger asumía, miles de años después, el papel de los principales sacerdotes del judaísmo del siglo I que intentaron cerrar la boca de Pedro y de Juan para que no siguieran anunciando el mensaje liberador de Cristo. Los dos discípulos, convertidos ahora en apóstoles, reaccionaron diciendo que, 1) “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5.29), y 2) “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4.20). Con una energía que bien pudo haberse aplicado igualmente a los curas pedófilos y no se hizo, de lo cual el actual Papa parecía tener pleno conocimiento, a Leonardo Boff le prohibieron hablar sobre su forma de ver y de vivir el Evangelio. Pero no le cortaron las manos para impedirle también escribir. Así, con las manos y el pensamiento sin amarras ni limitaciones se propuso inundar el mundo con miles y miles de sus ideas que, como página impresa que eran, siguen haciendo su trabajo en los más diversos idiomas aun hoy, veinticinco años después. (El castigo se lo impusieron en 1985 y tuvieron que levantárselo un año después, cediendo a presiones llegadas del mundo entero.)
Aunque ya lo he citado en algún artículo anterior, repito aquí la frase atribuida a Darío Sainte Marie, Volpone, director propietario del diario “Clarín” de Chile, hoy desaparecido por obra y gracia de la dictadura dirigida por aquel cuyo nombre prefiero no mencionar: «Cavernarios: el pensamiento no se multa ni se encarcela».)
En el caso de Pedro y Juan, los resultados de su lealtad al Maestro de Galilea se ven hoy día, cuando existe una Iglesia pujante que marcha rumbo a su destino final glorioso y reivindicativo. Y en cuanto a los escritos de Leonardo Boff, siguen hablando fuerte y en los más diversos idiomas a los que han sido traducidos.
A esto se le llama «ir por lana y salir trasquilado». Sus enemigos alcanzaron la victoria en ciertas pequeñas escaramuzas: Lograron que se le quitara su credencial de pastor, que se le cerraran las puertas de algunas iglesias y que ciertos púlpitos quedaran, a lo menos en forma temporal, clausurados para él.
Esto ocurrió hará unos treinta años. Hoy día no podrían contarse los miles de páginas que han salido de su pluma ni los millones de palabras que han salido de sus labios y que han brotado de ese mismo corazón que con su latir al ritmo de los desposeídos de la tierra causó tanto furor e ira. Hoy, su corazón físico no anda del todo bien. Una taquicardia pertinaz lo tiene bajo un estricto tratamiento médico. Si se tratara de ponerles nombres de personas a esas taquicardias, habría varios que saltarían de inmediato a la memoria.
Para la prensa internacional, la crisis de Honduras es «un caso cerrado». Todo ha vuelto a la calma, el golpe ha sido una bendición de Dios, el ex presidente Manuel Zelaya está feliz en Dominicana, los países que en su momento protestaron ahora hacen mutis cuando no se vuelven entusiastas a darle su apoyo al nuevo gobierno. En una palabra, aquí no ha pasado nada. ¿No ha pasado nada? ¿Ya todo está en calma? ¿No será que la prensa internacional que se alinea y representa los intereses que estuvieron detrás del golpe del 28 de junio de 2009 prefiere mirar hacia otro lado e ignorar a sabiendas lo que allí sigue pasando?
Juan Stam, el teólogo de los pobres, mientras trabaja en el cuarto y último tomo de su comentario sobre Apocalipsis (ya se han publicado tres) y se toma su medicina para mantener su corazón tranquilo, saca tiempo para gritar por la Internet que no todo ha concluido en Honduras. Que hay persecución, asesinatos y amenazas. Que… bueno, le transcribo el artículo que acabo de recibir salido de su pluma y basado en hechos comprobables y comprobados.
Como dice en el epígrafe que lleva este artículo, es un deber cristiano conocer la verdad. Y yo añado: Y alinearse con ella aunque ésta esté del otro lado de la trinchera en la que me encuentro.
¿Estás bien informado/a sobre la represión en Honduras?
Juan Stam
(Es un deber cristiano conocer la verdad)
Hoy sábado, 24 de mayo de 2010, ocurrió algo muy excepcional: uno de los periódicos más importantes de los Estados Unidos publicó un artículo extenso sobre la violencia en Honduras. Por toda la lógica de este mundo, ése debe haber sido un tema de constante atención de los grandes medios de nuestro continente. Honduras, después del golpe de estado de junio pasado, es el país más crítico y decisivo para el futuro de la democracia en el continente. Claro que sí, Honduras en este momento es más importante que Venezuela, Ecuador o Bolivia, o aun Cuba. Pero los grandes medios de televisión, radio y prensa no han mostrado el menor interés. Su silencio predominante nos hace pensar que todo está "normal" en Honduras, ya que han tenido "elecciones" (bajo fuerte control militar) y tienen "presidente" (uno más de los golpistas que se burlaron de la ley). La verdad que los medios ocultan: después de las elecciones, los militares siguen mandando y siguen matando, pero los medios no informan sobre esa realidad.
El titulo del artículo hoy en el Washington Post reza "Siete locutores hondureños asesinados desde primero de marzo". Era importante reportar ese hecho, pero en seguida el artículo agrega que "la mayoría de las víctimas habían reportado sobre el crimen organizado". El artículo sugiere una y otra vez que los culpables son los narcotraficantes, ante la "ausencia" del gobierno. Pero los hechos son muy diferentes. La gran mayoría de los asesinados (incluso de los periodistas) son líderes de la Resistencia Patriótica contra el golpe de estado. Y lejos de estar "ausente" el gobierno, éste (ejército, policía, políticos y oligarquía) es el primer actor en esta criminal historia.
El primer asesinado por el ejército golpista fue Isis Obed Murillo, joven hijo de un pastor evangélico. El 5 de julio del año pasado (2009), Isis Obed fue uno de los cientos de miles de participantes en el aeropuerto de Tegucigalpa, que habían salido con esperanzas de recibir al presidente Zelaya. Ese día el ejército reprimió la manifestación constantemente, bloqueando buses que llegaban con manifestantes y amenazando a los participantes. En cierto momento, con el más frío cálculo, los militares abrieron fuego directamente contra la multitud. Entre las víctimas fue Isis Obed, que murió instantáneamente. Todo eso lo pude ver por televisión. No tenía nada que ver con narcotráfico ni con pandillas, y el gobierno no estaba exactamente "ausente".
El asesinato de periodistas ha sido acompañado por la represión militar de los mismos medios de comunicación, como Radio Globo, Radio Progreso (de los jesuitas), Canal 35, el periódico "El Libertador" y otros. Sus instalaciones han sido allanadas, sus equipos llevados o dañados, sus transmisores destruidos y su personal constantemente amenazado. Todo eso no tiene nada que ver con narcotráfico, pero todo que ver con una tiránica dictadura militar.
En los once meses desde el golpe de estado, la represión militar ha sido constante y brutal. Entre las víctimas preferidas, además de periodistas, han sido los maestros (el 14 de marzo Francisco Castillo fue asesinado dentro de su colegio), líderes y activistas de la Resistencia, líderes comunitarios, indígenas y campesinos, sindicalistas, sacerdotes opositores y líderes evangélicos. Objeto también han sido los hijos e hijas de líderes oposicionistas. El 7 de febrero pasado apareció ahorcado el cadáver de Dara Gudiel, 17 años, hija de Enrique Gudiel, director del programa "Siempre al Frente con el Frente" en Canal 5 de Aguán. Anteriormente el joven hijo de un locutor de radio Globo fue secuestrado, evidentemente por causa del liderazgo de su padre en la oposición.
Lamentablemente, son muy pocas personas, aun dentro de Honduras, que se dan cuenta de las dimensiones de esta represión militar. ¿Por qué? Primero, porque los medios independientes son débiles y reprimidos por el gobierno. Segundo, porque dentro de Honduras todos los principales medios de comunicación pertenecen a la misma oligarquía que patrocinó el golpe. Sabiéndolo o sin saber, engañan sistemáticamente al público. (¿Y cómo no lo van a saber?) Ellos son los dueños, los medios son propiedad privada que les pertenecen, y ellos pueden hacer lo que quieren con esos medios. Y los medios internacionales o se dejan engañar también por los medios hondureños, o saben la verdad pero la suprimen porque no les interesa o no les gusta.
¿En términos de abusos de derechos humanos, cuáles son las naciones de América Latina con el peor récord? Claro, son Cuba, Venezuela y Bolivia (o el Ecuador). ¡Mentira! ¡Qué bien que nos han engañado los medios, con sus campañas de odio! Los dos peores países en cuanto a asesinatos y otras muy graves violaciones de derechos humanos son Colombia y Honduras. De ambos países mis archivos están llenos de casos de asesinatos, torturas, arrestos arbitrarios y toda clase de crímenes. Pero eso no aparece en los medios masivos de comunicaciones, esos mega-industrias de engaño que se especializan en fabricar "verdades" a su gusto.
La mal llamada "libertad de prensa" es realmente "libertad de los dueños de la prensa" de manipular ese inmenso poder que han comprado, en servicio de sus propios intereses. En mi criterio es la mayor amenaza a la democracia hoy. No puede haber democracia sin un verdadero "derecho a la información" de todos los ciudadanos y amplio acceso para todos al debate público.
Cuando comenzaba el nazismo en Alemania, amigos le aconsejaron a Dietrich Bonhoeffer que "es mejor no saber", para no meterse en problemas. Pero Bonhoeffer respondió que los cristianos tenemos que saber y actuar de acuerdo con la verdad.
¿Cómo quedará el golpe de estado hondureño en los libros de historia? Si dejamos que se imponga la versión oficial, expresada con toda claridad en este artículo del Washington Post, podremos esperar más golpes de estado y nuevos gobiernos militares. Permitir ese gravísimo daño al futuro de todos los pueblos del continente sería una responsabilidad muy grande. No podemos permitir que la mentira eclipse la verdad y que la historia se escriba por los opresores. Como cristianos, es nuestro deber ineludible conocer la verdad y defenderla.
Los pueblos tienen derecho a su propia memoria. No permitamos que otros inventen otra historia al gusto de ellos. Para conocer "el otro lado de la moneda", escucha www.radioglobohonduras.com y www.radioprogresohn.com y mira telesurtv.net; además, visita el sitio www.juanstam.com.
Si quieres comentar o