He aprendido

• He aprendido que la vida es dura, pero yo soy más.
• He aprendido que las oportunidades no se pierden nunca, lo que tú dejas marchar lo aprovecha otro.
• He aprendido que cuando siembras rencor y amargura, la felicidad se va a otra parte.
• He aprendido que necesitas usar siempre palabras buenas, porque mañana quizá se tienen que tragar.
• He aprendido que una sonrisa, es un modo económico de mejorar tu aspecto
• He aprendido que no puedo elegir como me siento, pero siempre puedo hacer algo.
• He aprendido que todos quieren vivir en la cima de la montaña, pero toda la felicidad pasa mientras la escalas.
• He aprendido que se necesita gozar del viaje y no pensar sólo en la meta.
• He aprendido que es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias, cuando son pedidos y cuando de ello depende la vida.
• He aprendido que cuanto menos tiempo derrocho, más cosas hago.

No sé quién escribió estas frases que alguien me envió por email, pero me encantan, me parecen muy buenas....

Hay mucha gente que va por la vida creyendo que se lo sabe todo, cuando terminan su formación académica o llegan a adultos, piensan que ya están en la cima de la montaña y que no tienen nada más que aprender; por no hablar de esos muchachitos llenos de vida, juventud y buena apariencia que creen con eso, poder tocar las estrellas.

También hay gente, y esto me da mucha pena, que llega a la ancianidad y no ha aprendido nada por el camino, piensan que hay que respetar sus canas aunque sean orgullosos, malhumorados o necios tal como lo eran siendo nada más que unos jovencitos....¡Qué desperdicio de vida!

Me encanta la gente que pregunta cuando no sabe, que es sabia y observadora frente a cualquier circunstancia, aquella que cree que nunca se deja de aprender, aquellas personas como mi abuela, que murió con noventa y ocho años y que siempre decía: “Nunca te acostaras, sin saber una cosa nueva”; claro que eso sólo puede ocurrir, si uno deja que sea así y no pasa por la vida “vegetando”.

Cada día de mi vida pido a Dios que me conceda prudencia y sabiduría, son dos cosas que desde muy niña, mientras me aprendía de memoria el libro bíblico de Proverbios, entendí que eran imprescindibles para sobrevivir en esta jungla a la que llamamos vida.

Me encanta ese tipo de gente sencilla, que parece que pasa desapercibida y que son una fuente inagotable de sabiduría y al lado de los cuales no te aburres, porque son compasivos y comprensibles con los errores ajenos.

He aprendido......si, hoy -que estoy atravesando eso a lo que llaman la media vida- ya he aprendido muchas cosas, unas en carne propia y otras en carne ajena y si Dios me deja, me gustaría llegar a mayor, incluso a viejecita y conservar la sonrisa, esa que decíamos al principio que era un medio económico para arreglar tu aspecto y que cuando alguien me preguntara: ¿cual es tu secreto?, pudiera decir, con gozo en el corazón igual que Enoc: he vivido toda mi vida al lado del Señor.