Lo primero que nos preguntábamos era qué pintaba el actual Presidente del Gobierno español y de la Unión Europea en una reunión protestante, cuando en su propio país se viene negando a recibir en audiencia a los protestantes.
Lo segundo era cómo le iba a dirigir una oración a un Dios en el que no cree. Parece que sus asesores le recomendaron seguir el criterio de “a donde fueres haz lo que vieres” y eso incluía meter una cita de la Biblia; y la metió, pero lo hizo como los malos teólogos que primero elaboran una doctrina y después rebuscan en la Biblia algo que parezca que pueda justificar su postura.
Así que diseñó su discurso sobre política migratoria, desempleo, terrorismo y, cómo no, Alianza de Civilizaciones, además de los lugares comunes de paz y libertad, y buscó después dónde meter algo de la Biblia.
Sus asesores lo encontraron en ese luminoso texto de Deutoronomio, y lo citó, pero también lo hizo como uno de esos malos teólogos, recortándolo, censurándolo. Leyó Zapatero:
“Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque está necesitado, y su vida depende de su jornal”. Pero censuró la razón que da inmediatamente el texto bíblico:
“para que no clame contra ti al Señor, y sea en ti pecado”.
La razón es evidente. Un buen agnóstico debe limpiar su boca de palabras prohibidas, como “Dios” y “pecado”. En el fondo, es la misma actitud de aquellos religiosos que por siglos censuraron igualmente la Biblia para ser los censores los únicos en interpretarla a su antojo y conveniencia.
Recordó en su discurso Rodríguez Zapatero la lucha por la libertad y la tolerancia religiosa, pero cantó de oído porque olvidó que fueron esos “ultraconservadores” puritanos quienes las establecieron hace siglos en los EEUU, basándose justamente en la Biblia. No tenía más que leer por si mismo en el mismo capítulo de Deuteronomio que leyó:
“cuando entregares a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda”, texto que fundamenta la inviolabilidad del hogar reclamada por esos puritanos.
Zapatero debería leer en serio la Biblia para descubrir que el hogar, la familia, son inviolables y que cualquier gobierno debe renunciar a dogmatizar sobre el modelo de familia o la educación moral de los hijos.
Citó también a Haití; y si mirase las fotos que de allí nos llegan tras el terremoto, descubriría una especialmente interesante. En ella se ve a una mujer sola, sentada en el suelo; con una mano abre la Biblia y la lee, mientras que levanta la otra mano al cielo en una clara expresión de su fe. No le echa un discurso a nadie, y no precisa quedar bien con nadie. Pero habla desde su silencio y soledad con mucha más credibilidad que el presidente español; porque no precisa meter la Biblia de tapadillo: su Biblia está abierta sin censuras y su corazón también.
Para citar la Biblia, Zapatero se debió haber sentado en el suelo al lado de esa mujer y aprender que a la Biblia no hay que hablarle, sino que hay que dejar que te hable. No hay que manipularla, hay que dejar que te atraviese con la verdad.
La mujer de la foto está embarazada, algo que es todo un símbolo: la esperanza del mundo no pasa por el político que “
recorre mar y tierra para hacer un prosélito”, en palabras de
Mt 23.15, sino en el niño que escucha la Biblia desde el vientre de su madre; esa mujer que en medio de las ruinas descubre la verdad definitiva en la Biblia y en ella se apoya para levantar su cabeza firme y segura en la fe.
MULTIMEDIA
- ENTREVISTA en
audio a X. Manuel Suárez sobre la participación de Zapatero en el Desayuno Nacional de Oración de Esperanza Suárez.
- ARTÍCULO de
César Vidal sobre Zapatero y su uso de la Biblia, titulado "Respetemos las Escrituras"
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