“Desde que tenía dos años la única música que conocía era el
gospel”, dijo. “Esa música se hizo tal parte de mi vida que era tan natural como el baile, una forma de escapar de los problemas, y un medio de liberación”. Se ha dicho que sus discos de himnos se hicieron para acallar a los críticos que le acusaban de incitar a la promiscuidad y a la delincuencia, pero
Elvis nunca dejó de cantar gospel. Lo hacía incluso con sus amigos en casa, y sobre todo al comienzo de sus grabaciones, como una forma de calentamiento. De hecho estos discos son los que le dieron los únicos premios
Grammy de su carrera, aunque tal vez esto diga más sobre la Academia que otorgaba estos trofeos que sobre la fe de Presley. Porque, ¿era Elvis en realidad cristiano?
SU EDUCACIÓN
Presley crece en el ambiente evangélico del sur del Estados Unidos. Su madre le había acostumbrado a ir a la iglesia, no sólo a la
escuela dominical, sino a todo tipo de campañas y reuniones especiales de
avivamiento. Su familia asistía a la
Primera Asamblea de Dios en Tupelo, Mississippi, y luego en Memphis, cuando se mudaron allí en 1948.
Las Asambleas de Dios es una confesión protestante nacida en 1914 en Arkansas, pero era ya la segunda denominación
pentecostal más importante en los Estados Unidos al terminar la segunda guerra mundial.
James Hammill era predicador de su congregación en Memphis. Recuerda a los Presley en la iglesia, pero dice que Elvis nunca tuvo especial participación en los cultos. De hecho no llegó a ser siquiera oficialmente miembro, aunque asistiera como adolescente a las reuniones. Pero su vida no dio señales suficientes de cambio como para poder ser bautizado y formar parte de la comunidad.
Su experiencia en este sentido es parecida a la de Jerry Lee Lewis.
Lewis fue otro pionero del
rock, criado también en las
Asambleas de Dios. Es primo del
tele-evangelista Jimmy Swaggart, conocido por sus escándalos sexuales en los años ochenta. Llegó a estudiar incluso en un Instituto Bíblico, pero fue expulsado por tocar un himno a ritmo de
boogie-woogie.
Tanto Presley como Lewis, tuvieron por eso mucha influencia del gospel, siendo inspirados por la predicación evangélica, que siempre respetaron, aunque nunca se entregaran del todo a esa fe, que siempre vieron como la verdadera. Hammill cuenta como una noche Elvis fue a verle a su despacho un domingo después del culto a finales de los años cincuenta, cuando Presley ya era una estrella. Le dijo: “Pastor, soy el joven más miserable que pueda conocer, tengo todo el dinero que pueda necesitar, millones de
fans y amigos, pero estoy haciendo lo que usted me enseñó que no hiciera, y no hago las cosas que me dijo que hiciera”.
SU PROBLEMA
Elvis fue siempre alguien muy influenciable. Y el estilo de vida que se practicaba entonces en la comunidad evangélica no sólo exigía el sometimiento a ciertas prescripciones bíblicas, como evitar el abuso del alcohol o el sexo fuera del matrimonio, sino que también se consideraban “mundanas” muchas otras cosas como el tabaco, el maquillaje, la televisión, el cine, o el baile.
Para adolescentes como Presley o Lewis, esto era una fuente continua de tensiones, que amenazaban no sólo su marginación social, sino también su condenación eterna.
Lewis dijo en una entrevista con Rolling Stone en los años setenta: “Yo sé el camino correcto, me han educado para ser un buen cristiano, pero no pude lograrlo, soy demasiado débil, supongo”.
Cuando se casó luego con una prima menor de edad, y apareció muerta en su casa, el cantante dijo a la revista
People en los ochenta: “No quiero morir e ir al infierno, pero no voy por buen camino”. Lewis declaró atormentado: “Tenía que haber sido cristiano, pero era demasiado débil para el Evangelio… y todos tenemos que responder ante Dios el Día del Juicio”.
Esta frustración la mantiene Elvis hasta el final de su vida. Un cantante recuerda una conversación con Presley detrás de un escenario en Las Vegas, cuando estaba hablando con un tele-evangelista llamado Rex Humbard. Le preguntaba si no sería mejor que se dedicara a cantar sólo canciones espirituales. El predicador sorprendentemente le dijo que no, y le animó a seguir cantando los himnos que solía introducir siempre en algún momento de sus conciertos.
En esa época Elvis presentaba ya una patética imagen de obesidad, extravagancia y adición. Cuando aparece muerto en su cuarto de baño, el libro que tenía en sus manos, se llamaba
La búsqueda científica de la cara de Jesucristo, un titulo esotérico que mezcla la superstición y el espiritismo.
Su hermanastro, David Stanley, le recuerda sin embargo leyendo la Biblia a menudo. Solía citar las palabras de
2 Corintios 5:15 sobre la necesidad de vivir para Cristo.
El le vio la mañana del día de su muerte de rodillas en el baño. Su lengua morada le colgaba de la boca, y tenía los ojos llenos de sangre. Oraba: “Muéstrame una salida, Señor, estoy cansado y confuso, ¡te necesito!”.
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