Que los realizara Jesús, el mismísimo Hijo de Dios, es algo que cabe esperar. ¿Qué o quién iba a impedir su intervención en el sentido que quisiera en su propia Creación? ¿Detener vientos huracanados? ¿Aquietar olas gigantescas? Un juego de niños. ¿Multiplicar panecillos y pescados? ¡Por favor! ¡Él! ¡El multiplicador de galaxias! ¿Reparar cuerpos maltrechos por horribles enfermedades? Jesús sabía cómo funcionan los mecanismos biológicos que aún hoy no hemos descubierto: ¡Él los diseñó! ¿Resucitar muertos? Si es el Autor de la Vida.
Pero yo me asombro allí, en la puerta del templo:
´En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda´. ¡Y el cojo que se levanta, y salta, y alaba a Dios! ¿Y recordáis al joven Eutico? Muerto al caer desde un tercer piso al quedarse dormido en la ventana porque la predicación no se acababa, y resucitado por Pablo, igual que en la antigüedad habían hecho Elías y Eliseo. ¿Y qué me dices de cuando se abrieron las aguas del Mar Rojo y el pueblo de Israel pasó en seco, salvándose del Faraón y sus ejércitos? Sólo pensar en el rugido del agua al partirse, en el viento que se generaría, en las olas retirándose apresuradamente, en los peces asomados mirando…
Yo quisiera hacer milagros de estos, para tapar las bocas a todos los que se ríen de nuestro Dios, o le niegan, o blasfeman de su Nombre. Y pienso: hoy en día, ¿qué sería impactante? ¿cuál podría ser el milagro que llamara la atención de las personas y dirigiera sus ojos a Jesús? Y he tenido algunas ideas.
Primer milagro: que asistieras al culto de oración. Porque sería un
verdadero milagro, ¿eh? ¡Y ése lo puedes hacer tú! Si los que te rodean vieran que
de verdad crees en ese Dios del que hablas, y que le confías tus asuntos y le agradeces su cuidado, aunque no le veas, empezarían a considerar que, por lo menos para ti, ese Dios es real. Porque si actúas con indiferencia, sin agradecimiento, confiando en tus fuerzas, estrategias y recursos, como cualquiera que no conoce al Señor, ¿cómo sabrán que Él es el Señor? Si no tienes tiempo en tu agenda para una cita con tu Salvador y su familia, difícilmente van a creer que le amas. Deja tu sesión de gimnasio, cierra tu consulta una hora antes, deja a tu empleado atendiendo la empresa, prepara bocadillos para los niños si es necesario, pon sus
extraescolares otra tarde, abrígate bien si es que hace frío, pero
ven.
¿Sabes que no damos abasto para orar por todo? Los cristianos perseguidos necesitan de tu intercesión, ¿cómo no se conmueve tu alma? Los misioneros que trabajan por todo el mundo en situación de permanente batalla espiritual necesitan las fuerzas que vienen de lo alto, y gozo, y el
saber que no están solos, sino que sus hermanos de otros lugares les tienen en su corazón y en sus oraciones. ¡Y tenemos tantos enfermos en la congregación que no podemos recordar todos sus nombres! Y los ministerios que atendemos en la propia iglesia necesitan la dirección del Señor en todo momento. Y hay que rogar por los ancianos y pastores, por cada uno de los miembros de las iglesias, por los que aún han de creer…
Ven al culto de oración y trae a los tuyos. Y obedece al Señor: la oración es realmente un
misterio para nosotros, pero nuestro Dios se complace y mucho en escuchar nuestra voz.
Segundo milagro: el Señor va a actuar, seguro, y lo va a hacer con poder, porque, en realidad, lo que está en juego es su Nombre. No sé qué es lo que va a hacer concretamente ni en qué orden, pero que va a obrar está garantizado. Porque Dios escucha a su pueblo y a cada uno de sus hijos e hijas en particular, y es capaz de tejer la Historia en su soberanía atendiendo todas las cuestiones, cada petición, todas las necesidades.
Tercer milagro: vas a tener que pensar en alquilar o comprar otro local, pues ya no vais a caber en el de siempre, de tantos que se habrán añadido a la Iglesia.
Cuarto milagro, y quinto y sexto y séptimo… No sé qué tiene Dios para ti ni sé tampoco qué tiene para mí, pero estoy convencida de que si
oramos juntos ´vamos´ a hacer milagros, y todos sabrán que hay un único Dios vivo y verdadero.
No sé cómo lo ves, pero el tema debe ser importante cuando el propio Jesús nos instruyó para orar como pueblo al enseñarnos específicamente el ´Padre
nuestro´ y no sólo
mío. Y lo que la iglesia hacía en tiempos de los apóstoles era perseverar en el conocimiento de la doctrina, en la comunión y en la
oración.
¿Quieres o no quieres que todos sepan quién es el Señor?
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