PREGUNTA: Y además te has casado con tu novia de toda la vida y tienes un hijo... no es una vida muy
rock and roll.
RESPUESTA: Soy un tipo chapado a la antigua, y cada vez más. Y aunque no es fácil combinar la familia con un grupo, se hace. Me acompañan en las giras. Intento no estar mucho tiempo fuera de casa...
PREGUNTA: ¿Tiene algo que ver con sus creencias religiosas?
RESPUESTA: Mis creencias religiosas me pertenecen sólo a mí. Intento ser una buena persona, aunque sé que decir eso no me hace parecer muy
cool. Y no soy perfecto. Pero para mí lo más importante es que he visto a mis padres pasar juntos 45 años. Y es un modelo de vida que me gusta.
(Entrevista con Brandon Flowers, cantante de The Killers extraída de El País
(21 de noviembre de 2008)
Cada día resulta más difícil encontrarse con declaraciones de este tipo en el rock, siempre asociado a los excesos, a la provocación por la provocación, al círculo de tiza de la estupidez, al pan y circo entre llamaradas y efectos especiales, tan artificiales como la filantropía adquirida después de la abundancia (aunque, ¿quién se libra en la industria musical de estas características, sea rockero o no?).
Y si ya nos encontramos con frases como “Creo en Jesús y pienso que es muy importante creer y ver los hechos a la vez” (Diario Milenio, Méjico, 31 de diciembre de 2006), no podemos menos que contemplar al tal Brandon Flowers como prueba de vida extraterrestre, lo cual encaja de pleno con el lugar de origen de la banda: Las Vegas, Nevada, ciudad cósmica de dos caras (“la enloquecida y viciosa, y la normal”, confirma Flowers), levantada con un pasado de muerte y ambición, pero también con una obstinada convicción de que podía crecer toda una metrópolis en medio del desierto; destino de muchos jubilados y recién casados; paraíso degradado para Sam “Ace” Rothstein; cuna de los crooners que formaron Rat Pack, tierra de peregrinaje para los fans de Paul Anka, y cómo no, de Elvis Presley.
The Killers publicó su primer disco, Hot Fuss, en 2004, y pronto destacó por el rescate de estilos musicales propios de los 80 y primeros 90, pero con un sonido realmente original; además tienen el carisma y la ambición de Brandon Flowers, suficientemente grandes para llamar la atención del mercado con sus comentarios, atribuyéndosele la sentencia sobre su siguiente disco, Sam´s Town (2006), que sería “uno de los mejores de los próximos 20 años”.
La opinión de la crítica sobre este segundo trabajo fue bastante negativa, y pasaron de vender 12 millones de copias con Hot Fuss, a los 4 millones con este esfuerzo por ofrecer un sonido más americano, más pesado y guitarrero. Incluso contaron con toda la infraestructura de la discográfica Island Records a su disposición, con Tim Burton para firmar un excelente videoclip (“Bones”), y la portada a cargo de Anton Corbijn, el prestigioso fotógrafo del Joshua Tree de U2.
Tras Sawdust (2007), un recopilatorio de caras-b, rarezas, dos nuevas canciones y una excelente versión de la canción Shadowplay, de Joy Division, publicaron en 2008 Day & Age (“el día y la era”), que se anuncia como un regreso a sus raíces: Duran Duran, Eurythmics, o New Order. Lo cierto es que tras una primera escucha a canciones como The World We Live In, o I Can´t Stay, no podemos evitar pensar también en gente como Depeche Mode; Human o Spaceman suenan al paso que U2 quizá debió dar después de POP. Pero este disco va más allá, recurriendo también al sonido que nos remite a otras bandas más recientes, pero igual de potentes como Franz Ferdinand (la canción Joy Ride así lo atestigua). Para ser americanos, se camuflan muy bien como grupo indie británico que pretende recuperar la innovación del post-punk de comienzos de los ochenta (The miths, y el sonido dance que integraron en su música Ultravox, o Simple Minds, más que el resplandor plateado de los australianos INXS y las baladas de The Police. Lo cierto es que en cuanto a referencias musicales, The Killers apuntan a Wham! y a U2, pero también a otros nombres más actuales, The Strokes y Arcade Fire, por citar dos ejemplos.
En el caso de Brandon Flowers, regresando a su condición de habitante de otro mundo, está también presente la influencia de haber crecido en una familia perteneciente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos por sus amigos como los seguidores de Joseph Smith, y por sus enemigos (entonándose de forma despectiva) como los mormones. De hecho, Flowers creció en Utah, estado de mayor concentración de miembros de este movimiento, y donde se ubica su enorme templo, concretamente en Salt Lake City. Provocan por lo tanto cierta contrariedad las declaraciones directas sobre la fe en Jesús del cantante de The Killers, no así la idea de una familia unida, clave para la salvación según las creencias de los mormones, que también entienden como imprescindible la utilización de la música como medio de adoración y transmisión de sus principios.
No obstante, producen conmoción en el oyente frases como las siguientes:Pay my respects to grace and virtue
Send my condolences to good
Hear my regards to soul and romance
They always did the best they could
And so long to devotion
It taught me everything I know
(Presenté mis respetos a la Gracia y la Virtud
Envié mis condolencias para bien
Dí mis saludos al alma y al romance
Ellos siempre hicieron lo mejor posible
Y tanto tiempo para la devoción
Me enseñaste todo lo que sé)
(Human)
Bless your body, bless your soul
Pray for peace and self control
I gotta believe it´s worth it
Without a victory,
I´m so sanctified and free
Well maybe I´m just mistaken
(Bendice tu cuerpo, bendice tu alma
ora por la paz y el autocontrol
Tengo que creer que vale la pena
sin una victoria
estoy tan santificado y libre
bien, tal vez solo estoy equivocado)
(The World We Live In)
Aunque es todo un ejemplo de cómo las creencias personales pueden formar parte de una sólida propuesta artística y cultural, no olvidemos que los mormones no son cristianos; ellos no se consideran a sí mismos como tales, y afirman la vez que siguen a Jesucristo. Pues lo que proponen desde sus inicios es una adaptación del cristianismo primitivo muy particular, basándose en una vida recta no basada en la gracia, sino en un concepto de sabiduría observada del mismo modo en que muchos observan al Santo Grial, o al Arca de la Alianza. La arraigada creencia de poseer en la figura de su líder una añorada y artificial sabiduría; esa que Smith interpretó a su modo de una lectura de Santiago 1:5, sabiduría que creyó obtener por el sólo hecho de desearla.
Se explica así parte de la ambición y seguridad que el líder de The Killers demuestra en cada entrevista, y ese interés en observar una vida pura, casi ascética, alejada de los estereotipos del rock. Pero como señala el mismo Flowers, sus creencias sólo le pertenecen a él mismo, prometiéndonos únicamente un buen rock chapado a la antigua para remover el presente. Pues para transformar nuestras vidas, para ver algo de sentido en este mundo tan extravagante a veces, sólo hay que acudir al Dios que, apunta Santiago, “es siempre el mismo: en él no hay cambios ni sombras. Él, porque así lo quiso, nos dio vida mediante el mensaje de la verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación” (1:17-18)
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