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La colección completa del Colegio puede verse aquí).
El primer grabado corresponde a su paso por las aulas del Colegio Montaigu, de París, luego de una infancia aciaga, marcada por la muerte de su madre en 1515. A los 14 años (agosto de 1523) ingresó al Colegio de la Marche, en París, dirigido por el latinista Maturin Cordier, quien lo acompañaría más tarde en Ginebra, ya en plena labor reformadora, desempeñando tareas educativas.
Calvino estudió, más tarde, en el Colegio de Montaigu (adonde también lo hizo Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús). Allí recibió una sólida formación en gramática, filosofía y teología, y tuvo como profesor a John Major, comentarista de los Evangelios y defensor de la doctrina católica en contra de Wyclif, Hus y Lutero. Calvino inició sus estudios de derecho en 1528, en Orléans, el sitio más famoso de la época. Aprendió velozmente el griego y al año siguiente se trasladó a Bourges para estudiar con el notable jurista Alciati. En 1531 acudió a Noyon para acompañar a su padre en sus últimos momentos (había sido excomulgado por el obispo de la ciudad).
El segundo grabado de Van Muyden muestra a Calvino junto a su primo Pierre Robert (alias Olivetán, futuro traductor de la Biblia, en 1535, con prólogos de Calvino), quien muy probablemente lo introdujo a las ideas heterodoxas del momento, luteranas para mayores señas, aunque ya con el sello del humanismo francés, dirigido por Jacques Lefèvre d´Etaples (1450-1537) y otros pensadores.
Cuatro años mayor, Olivetán, nativo también de Noyon (cuyo apodo se debía a la lámpara de aceite que ardía siempre para trabajar por la noche), se había adherido a la Reforma desde 1528, cuando tuvo que refugiarse en Estrasburgo, donde estudió con Bucero y Capitón. También acompañaría a Calvino en Ginebra, aunque moriría en circunstancias muy oscuras en Italia, probablemente al realizar tareas evangelizadoras (1538). Sobre su traducción bíblica, que Calvino no dejó de criticar, comenta Bernard Cottret: “Olivetán era un artesano, un teólogo poeta, todavía fascinado por la tierra. Su texto era un campo. Impresionado por la gracia del texto, humildemente tuvo conciencia de su imperfección”.(1)
La imagen presenta a un joven de unos 16 años, quizá en su cuarto de estudiante, con sus libros de cabecera, recibiendo la visita de su pariente, quien parece hablarle de sus convicciones personales. Teodoro de Beza sugirió que Olivetán convenció a Calvino para abrazar la causa protestante.(2) La fecha de la conversión de Calvino a la fe protestante ha sido muy difícil de establecer, pero se relaciona con la muerte de su padre, cuando ya tenía 22 años. Liberado de la tutela paterna, viaja a París, para dedicarse en cuerpo y alma a la literatura, sin abandonar el derecho: un año después, publica un comentario a la obra
De Clementia, del filósofo latino Séneca, consejero de Nerón, mientras continúa su amistad con los humanistas y se define su orientación religiosa, tal como lo dice, crípticamente, en el prefacio a su
Comentario a los Salmos:
Primero estaba tan porfiadamente entregado a la superstición papista que difícilmente me podía liberar de tanta mugre. Pero de repente, Dios volvió mi corazón dócil y suave por una conversión súbita, aunque a mi edad yo ya estaba bastante endurecido frente a este tipo de asuntos. Sin embargo, cuando tuve algo de conocimiento sobre la piedad verdadera, inmediatamente me invadió un tremendo anhelo de sacar provecho de ello. No dejé mis diversos estudios completamente, pero los dejé cada vez más de lado. Grande fue mi sorpresa cuando, antes del término del año, todos los que sentían el anhelo por la doctrina pura se habían reunido en torno a mí para aprender, aunque yo mismo era casi un principiante.(3)
Cottret, uno de sus biógrafos más acuciosos, interpreta así el relato de la conversión: “En este caso, Calvino no habría actuado ni como historiador ni como memorialista, sino como teólogo preocupado en demostrar la predestinación infalible de Dios y el origen sobrenatural de su vocación. En particular, la ´conversión súbita´ que menciona el texto cobra todo su sentido en latín. Hay que comprender
conversio subita, ´sufrida´ por Calvino, y no conversión ´súbita´ o instantánea”.(4) Algo similar plantea Denis Crouzet cuando plantea la “teatralidad” con que Calvino asumía su tarea eclesiástica.
En el ámbito humanista, Calvino perteneció al ala “devota”, como observa Cottret.
Un episodio que marcó profundamente la juventud de Calvino sucedió en noviembre de 1533, cuando colaboró en el discurso académico de apertura de Nicolás Cop en París, tras del cual tuvo que abandonar Francia casi definitivamente, pues luego del incidente salió rumbo al exilio, debido a la persecución que desató el rey Francisco I contra los hugonotes, no sin antes renunciar a las prebendas eclesiásticas que había obtenido su padre para él.
El siguiente paso fue la redacción de la Institución de la Religión Cristiana. Tal vez sea este hecho el que señaló el tránsito hacia la vida adulta, pues a partir de la aparición de esa obra sería conocido en espacios religiosos cada vez más amplios, lo que le permitiría llegar a Ginebra, con escasos 27 años, a comenzar su labor como predicador, maestro de Biblia y dirigente eclesiástico.
1) B. Cottret, Calvino: entre la fuerza y la fragilidad. Trad. de Madrid, Universidad Complutense, 2001, p. 96.
2) Cf. T. Beza, The life of John Calvin, p. 4, en The Comprehensive John Calvin Collection. Disco compacto. Albany, Books for the Ages, Ages Software, 1998; Brian G. Armstrong, “Pierre Robert Olivétan (c.1505-1538)”, en D. McKim, ed., Encyclopedia of the Reformed Faith. Louisville-Edimburgo, Westminster John Knox Press-St. Andrew, 1992, p. 261.
3) J. Calvino, “The author´s preface”, en Commentary of Psalms. Vol. I, p. 30, en The Comprehensive John Calvin Collection. Traducción cit. por Georg Plasger, en “Lección 3. Juan Calvino, la reforma en Ginebra y los inicios de la reforma en Francia”, Curso Básico de Historia Reformada, www.reformiert-online.net/t/span/bildung/grundkurs/gesch/lek3/lek3.jsp.
4) B. Cottret, op. cit., pp. 65-66.
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