Esto viene a cuento por el boletín especial que acaba de lanzar, en alemán, francés e inglés, la Federación de Iglesias Protestantes Suizas (FEPS), con motivo del Jubileo por los 500 años del nacimiento del reformador (
se puede descargar aquí).
Las palabras de
Serge Fornerod, director del proyecto Calvin09, en el editorial del boletín, son elocuentes: “De Australia a Zimbabue, esta edición especial le llevará a un paseo dividido en 12 partes por las iglesias que celebran la reforma calviniana”.
Luego, Fornerod, hace un rápido recorrido por las celebraciones en diferentes lugares:
Encontraremos un Calvino global: hay planes para erigir un busto en Cuba; se ha preparado y adaptado una pequeña exhibición diseñada para uso de las comunidades (www.calvin09.org) en Australia; Calvino es el centro de un cuidadoso acercamiento entre la Iglesia Protestante China y los presbiterianos de Taiwán; la unificación de las iglesias reformadas de habla húngara se ha realizado con Calvino al lado en la Cuenca de los Cárpatos; en Alemania, Calvino ha levantado el interés para celebrar a Lutero en pocos años; los jefes de Estado de Francia y Holanda (¿quién lo habría pensado?) han rendido homenaje a la memoria de este gran intelectual y reformador; y en Suiza, el tema de la confesión de fe ha hallado su lugar en la agenda de las iglesias miembros de la FEPS.
El editorial concluye diciendo: “Es innegable y estimulante ver que la influencia de Calvino y su obra en Ginebra se ha hecho sentir más allá del horizonte franco-suizo y se ha difundido por todo el mundo”. Obedeciendo este impulso celebrativo global, los países elegidos para dar fe de la presencia de Calvino por los rumbos del mundo son: un africano (Sudáfrica), 3 americanos (Brasil, Estados Unidos y Mexico), 2 asiáticos (China y Corea) y 6 europeos (Alemania, Escocia, Francia, Holanda, Hungría e Italia). El mapa de cada país incluye una imagen clásica de Calvino, dando a entender simbólicamente que su pensamiento se ha inculturado de manera concreta en las diferentes circunstancias, propias de cada contexto geográfico.
El profesor sudafricano
Dirkie Smit habla de “un largo periodo de profunda ambivalencia”, sobre todo al referirse a los amargos episodios relacionados con el racismo. Desde Brasil, el pastor
Eduardo Galasso Faria recuerda los tempranos inicios de la fe calvinista en su país, que se remontan a la expedición de hugonotes franceses que el 21 de
marzo de 1557, mientras Calvino aún vivía, llevaron a cabo el primer culto eucarístico en una bahía cercana al actual Río de Janeiro. Como buen estadounidense, el doctor
Joseph D. Small reflexiona acerca del “avivamiento calvinista” que necesita su país, especialmente ante la imagen ambigua del reformador en medio de una iglesia fragmentada. En México, el calvinismo entró de la mano del ejército estadunidense, cuando en 1847 los capellanes presbiterianos celebraron cultos en el Palacio Nacional.
Aarón Sáenz, en contraparte, un pre-candidato presbiteriano a la Presidencia de la República vería frustrada su carrera, en 1929, debido a su filiación religiosa.
China sería un escenario aparentemente exótico para hablar de calvinismo. No obstante, el profesor
Aiming Wang explica la manera en que esta tradición protestante dialoga con el confucianismo. Ambas creencias, explica, se discuten ahora mismo en las universidades en la búsqueda de una plataforma ética común que ayude a equilibrar las tendencias conservadoras y la lealtad al estado, con la responsabilidad individual. En Corea, país que ha experimentado un crecimiento evangélico descomunal, comenta el doctor
Meehyun Chung, existen profundas hendiduras eclesiásticas, algunas de ellas marcadas por la rivalidad con sus vecinos del norte. El texto sugiere que recuperar a Calvino los puede ayudar a superar algunos de sus conflictos internos y la manera sesgada en que se apropiaron de sus ideas, como es el caso de la predestinación.
El doctor
Achim Detmers (Alemania) expone la necesidad de que en su país se consiga “un delicado balance entre los reformadores”, pues si bien la presencia calvinista es bastante reducida, el peso específico de las regiones que abrazaron esa doctrina balancea bastante el impacto de la reforma luterana. Su énfasis histórico trata de colocar la relación de Calvino y Lutero en un marco equilibrado. En Escocia, cuna del presbiterianismo, la Rev.
Sheilagh Kesting encuentra que el calvinismo tuvo una influencia decisiva en la sociedad, en su
ethos cultural y en su desarrollo político. Con base en esos antecedentes, y en medio de la secularización actual, advierte que la marca de la identidad calvinista sigue desempeñando un importante papel en su país.
En Francia, país natal de Calvino, según el Rev.
Jean-Arnold de Clermont, presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas, él es poco conocido y no funciona como “tarjeta de presentación” para los protestantes. Reconoce que Calvino ayudó a Francia a entrar a la época moderna y su impacto en la conformación del idioma propio. Agrega que, sin ánimo de santificar a Calvino, la celebración del Jubileo les plantea interrogantes relacionadas con el papel de la religión en la sociedad actual y con las libertades que se requieren hoy para desarrollar nuevas formas de Iglesia que proclamen efectivamente el Evangelio. El doctor
Douwe Visser, funcionario de la Alianza Reformada Mundial, destaca el hecho de que en Holanda son más calvinistas de lo que se imaginan, luego de siglos de ortodoxia y ante la innegable realidad de que su país es uno de los más liberales del mundo. Llama la atención, también a que la inmigración de fieles musulmanes está cambiando el rostro de la sociedad. En ese sentido, afirma que el legado calvinista contribuirá en los próximos años a desarrollar una buena política de integración cultural.
Hungría, no obstante que cuenta con una presencia calvinista más bien discreta, se caracteriza por una fuerte influencia de esta tradición. El doctor
Gustáv Bölcskei se refiere a eso y a que la figura de Calvino ha contribuido a mantener la unidad de las iglesias reformadas en medio de las peores circunstancias. Advierte también que, más allá de querer fungir como “guardianes” de la fe reformada, los calvinistas húngaros asumen que su labor debe ir más allá de sus propios dominios y buscar el bienestar para todos. Finalmente, desde Italia, el doctor
Pawel Gajewski, pastor valdense, dirige su texto a la importancia de la reforma social de Calvino y a la forma en que el protestantismo italiano ha preservado su identidad en medio de una presencia católica abrumadora, así como a la manera en que la inmigración ha reforzado la presencia protestante, pues incluso iglesias pentecostales y
evangelicales están interesándose en la figura de Calvino.
Se trata, en síntesis, de una publicación que muestra el enorme abanico de la presencia calvinista en el mundo, y que subraya la gran diversidad de contextos a los que la tradición de Calvino ha debido responder, no sin conflictos, como una expresión de la fe cristiana fruto de las reformas religiosas del siglo XVI.
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