Sus vidas se proyectan en función de esas series. Revisar después los clásicos
Qué ha sido de…? permite encontrar estrellas venidas a menos, unas pocas venidas a más (¡muy pocas!), fulgores apagados por la droga y el olvido y otros autoinmolados en una plácida vida de familia. Cuando terminé la EGB (eso que suena a antiguo, snif!, y que hoy se vuelve a llamar Primaria), en las carpetas de las chicas (atención, batallita: empapelarse la carpeta con fotos de actores, cantantes, futbolistas y otros ídolos teen, cubiertos del Aironfix que no permetía errores y acababa dejando burbujitas, era un ritual sagrado curso tras curso) empezó a asomar el rostro de un tal Kirk Cameron. Mi última carpeta de EGB la formaban imágenes de dos futbolistas, los dos extranjeros (entonces cada equipo sólo podía contar con un par de ellos) del Barça: Maradona (malditas drogas aparte, lo mejor que he visto en un terreno de juego) y Schuster (sí amigos, el teutón de oro fue el ídolo del Camp Nou antes de tomar el puente aéreo). Mi primera carpeta de BUP (o sea, Bachillerato), en cambio, contaba, por un lado, con fotos de conciertos de Dire Straits (esas muñequeras y cintas de toalla de Mark Knopfler a lo Rafa Nadal) y de Bruce Springsteen, mientras en el otro lucía orgulloso imágenes de dos tenistas: Mats Wilander y Jimmy Connors. Definitivamente, me hago mayor, tal como me sueltan ahora en una campaña de publicidad televisiva de Antiox, donde me sacan a Vicky el Vikingo y a Parchís para recordármelo.
Pero volvamos a Kirk Cameron. La verdad es que el careto del chico
me agobiaba un poco. Quizá fuera por ese rostro entre angelical y travieso, por esos rizos y por ese porte de tipo perfecto. O quizá por protagonizar una serie que (y duró hasta 1992) le encumbró como uno de los iconos de joven rebelde desde mediados de los 80:
Los problemas crecen. No dudo que fuera una buena serie (no la seguí demasiado), pero mi atención catódica en esa época solía desviarse hacia otros productos como
Corrupción en Miami (¡esos cielos azules, malvas y melocotón!),
V (la invasión más lagarta del planeta Tierra),
Dallas (¡¡!!),
El equipo A,
El coche fantástico (el único coche, un Pontiac, que hizo algo de sombra al Torino de
Starsky & Hutch) o hasta el toque pasteloso, y encantador, de
Vacaciones en el mar.
Los problemas crecen me sonaba a ¿demasiado adolescente?. De acuerdo, ver a un tío enfundado en cuero negro y persiguiendo malos con un coche que hablaba no es que fuera de lo más adulto, pero quizá mi concepto de rebeldía juvenil iba algo más allá. ¿Prejuicios por mi parte? Sin ninguna duda. Lo único que recuerdo son las andanzas de una familia, unos tal Seaver tal como me apunta de forma diligente míster Google, en New York. El padre, psiquiatra, debe encargarse también de los hijos, ya que la madre vuelve a trabajar después de años haciéndolo ella. El caso es que Kirk jugaba el papel de hijo rebelde. Y eso, especialmente entre el público femenino, arrasaba, mientras nosotros (entendido como
los chicos) preferíamos deleitarnos con las aventuras de Sonny Crocket y Ricardo Tubbs en Miami desmantelando las típicas redes de narcotraficantes o con las imposibles chicas angelicales del invisible Charlie (¡no me irán a comparar a Kirk Cameron con Farrah Fawcett o Cheryl Ladd!).
Sea como sea,
Kirk Cameron se convirtió en todo un teen idol gracias al papel de Mike Seaver, el hijo mayor de la familia, mal estudiante, rebelde, y que termina trabajando con chicos conflictivos (uno de sus alumnos fue un todavía desconocido Leonardo di Caprio) y como actor (que en muchos casos viene a ser lo mismo: conflictivo).
El papel de una compañera de teatro de Mike, Kate, lo interpretaba Chelsea Noble, que en la serie acaba ejerciendo como su novia, al igual que en la vida real. Kirk y Chelsea siguen juntos y tienen seis hijos (nota de prensa rosa). El caso de Cameron fue el del típico actor encasillado en exceso en un papel que le acaba superando. Él no siguió los pasos de Di Caprio, y su carrera posterior, a pesar de protagonizar algunos films, no acabó de arrancar.
Pues bien, resulta que hace unos días decido adentrarme en una web que me recomienda un amigo (The way of the master, o sea, El camino del maestro). The way of the master (conocido también como WOTM) es un ministerio evangélico creado en el año 2002 en los Estados Unidos por Ray Comfort, Todd Friel y ¿adivinan quién más?. No, ¡no es Farrah Fawcett! ¡Ni Matts Wilander, hombre! Es que hay que explicarlo todo: ¡Kirk Cameron!.
La organización, con una vocación puramente evangelística, cuenta con un programa de televisión y uno de radio, además de libros, grupos de formación y una web que es una delicia (y que más de uno querría en nuestro entorno, ¿para qué vamos a engañarnos?). El logo del ministerio, con sede en California, incluye una referencia al versículo de
Marcos 16:15 (el que insta a ir por el mundo y predicar el Evangelio) y las letras WDJD. O sea,
What Did Jesus Do? (¿Qué hizo Jesús?), una sentencia que imita la popular campaña
What Would Jesus Do? (¿Qué haría Jesús?).
La parte televisiva del ministerio cuenta con una serie de videos en los que Cameron y Comfort hablan sobre diferentes temas, además de salir a la calle para hablar con la gente sobre ellos. Nada, pues, demasiado extraordinario a priori, pero el espacio cuenta con una gran acogida: además de la propia respuesta en la todavía insondable internet,
WOTM se puede ver en canales como
Trinity Broadcasting Network,
FamilyNet,
Sky Angel y
Christian Television Network. Sí amigos, estamos hablando de una verdadera división de honor por lo que respecta a la televisión evangélica.
En España, mientras, seguimos mendigando cuatro migajas a las televisiones públicas (o sea, espacios de pocos minutos los domingos y a horas intempestivas o retransmisiones de, como mucho, un culto al año), sin que nadie (un nadie que nos incumbe a todos) haya dado el paso para conseguir algo similar (ni que fuera a través de crear alguna filial hispana de alguna de estas cadenas).
En la vertiente internet, Protestante Digital (suena a peloteo interno, pero es la realidad) es prácticamente el único oasis, lo más parecido a un medio comunicación cristiano (¡y con vocación multimedia, aunque todavía basado en el voluntariado por razones obvias!) en nuestro país.
Pero ¿para cuándo un verdadero grupo multimedia y profesionalizado al 100% en España? El secretario general del Consell Evangèlic de Catalunya, Guillem Correa (con un pasado como periodista. Y qué conste que eso no es malo) escribía hace un par de años (en un documento sobre los medios de comunicación protestantes en Catalunya) que, actualmente, existe “un gran número de medios que deben emitir muchas horas, por lo que hay una demanda permanente y creciente de contenidos”. Correa habla de los grandes grupos mediáticos multimedia, que ya han superado a la tradicional división entre diarios, revistas, radios, TV, productoras de cine,…e incluso se pregunta donde se encuentra la burguesía protestante catalana, la que podría invertir en crear un grupo de raíz protestante o en entrar a formar parte de alguno ya existente. Hasta podríamos fichar a Kirk Cameron (esto lo añado yo) y dejar que los rizos, la sonrisa y la rebeldía que tantas adolescentes encandiló años ha ahora nos ayudara a proclamar el mensaje de Jesús. ¿No es eso el periodismo? Mensaje, noticias (buenas noticias = Evangelio), opiniones, testimonios, debate…Buf!
Más información:
www.wayofthemaster.com
EEUU: éxito de taquilla de ´Fireproof´, film de Kirk Cameron producido por una iglesia bautista.
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