En 1986, cuando se celebraron los 450 años de la Reforma en Ginebra, no faltó la siempre necesaria perspectiva humorística, capaz de aligerar la a veces inevitable solemnidad ligada a los grandes nombres de la historia, máxime si se trata, como es el caso, de un dirigente religioso.
En aquella oportunidad, el gobierno de la ciudad publicó un pequeño volumen que recogió aportaciones académicas y eclesiásticas acerca del reformador (
1536: Quelle Réforme!). La última parte del libro incluyó una serie de caricaturas de Michel Devrient que tomaban la imagen de Calvino y la mostraban desde una perspectiva desenfadada, aunque no por ello menos crítica. Así, se jugaba con algunos de los temas teológicos y sociales más relacionados con la influencia de Calvino, como la predestinación y el capitalismo.
En esta ocasión, el Jubileo por los 500 años del natalicio de Calvino, es acompañado por dos acercamientos lúdicos muy diferentes entre sí, con características peculiares.
El primero es el libro Calvin for armchair theologians (que se podría traducir, aproximadamente, como Calvino para teólogos de ocasión) del profesor Christopher Elwood, del Seminario Presbiteriano de
Louisville, Kentucky, publicado originalmente en 2002 y que ahora circula ya en versiones francesa y alemana.
El libro forma parte de una serie de libros ilustrados por Ron Hill con caricaturas alusivas al tema en cuestión.
En sí,
se trata de una excelente y amena introducción a la vida y obra de Calvino, pensada para un público joven. Incluso para conocedores, los cinco capítulos resumen muy bien el asunto y, junto con las ilustraciones, proporciona un panorama ágil y bastante atractivo. Los tres primeros: “Formando a un reformador”, “Lucha por la luz” y “Oruentando la teología”, muestran una visión actualizada de los estudios calvinianos y logran transmitir un retrato del reformador que va más allá de los estereotipos establecidos. Los últimos, “Intentos y trabajo” y “Los hijos de Calvino”, exponen el perfil contradictorio y polémico de la labor de Calvino en Ginebra y del impacto posterior de su obra.
La segunda mirada es el Calvindrier (“Calvindario”), un calendario dinámico y antisolemne (diciembre 2008-enero 2010), en donde, igual que en 1986, se juega con varias facetas de Calvino, Producido por el comité de conmemoraciones de la ciudad, cada mes contiene una caricatura que puede ir desde el reconocimiento cómico de los valores de su tradición hasta los encuentros y desencuentros polémicos del reformador, sin olvidar aspectos como su interés (cierto o falso) sobre la situación de las mujeres. El mencionado comité organizó una exposición con las ilustraciones, encargadas a diversos artistas.
Así, en la primera ilustración (diciembre de 2008, Adrienne Barman), los ojos del reformador apuntan hacia diferentes direcciones. Esta imagen sirvió para el cartel que anunció las primeras actividades conmemorativas. Los textos que acompañan las imágenes son cápsulas informativas y reflexivas sobre el subtema en cuestión. En marzo, un Calvino con prolongaciones en sus brazos coloca, en los cerebros de los ciudadanos, un libro con una cruz encima; el texto alusivo se refiere
a la
Institución de la Religión Cristiana. En mayo, la caricatura es un cartel que anuncia la pelea entre Calvino y Castelio, en donde ambos aparecen con guantes para la ocasión. En junio, el reformador, extremadamente delgado, no sabe qué hacer encima de una tabla de
surfing, sobre unas aguas indefinidas. El tema, por supuesto, es la predestinación.
En septiembre (Aloys), acaso el mes con la imagen más polémica, a propósito de la Academia de Ginebra, fundada por Calvino en 1559, éste se encuentra en medio de una especie de orgía. La alusión de a Rabelais también es muy adecuada, especialmente por la repulsión que le causaban a Calvino los escándalos. En octubre, Calvino es transfigurado en un molino de viento que amenaza con destrozar a Miguel de Servet, cuya efigie corre peligro, al lado de un gran volumen de su
Christianismi Restitutio. Finalmente, en enero de 2010 (I Pralong) nos encontramos con un Calvino cósmico, jugando con los astros mientras se sostiene apenas en el planeta Tierra. La “Odisea calviniana” del texto adjunto habla de la influencia a largo plazo del calvinismo mediante algunos ejemplos de nombres e instituciones que han seguido su inspiración y legado.
Siempre hacen falta los acercamientos que relativicen la seriedad de celebraciones que, a veces, corren el riesgo de momificar a los homenajeados, más que hacerlos presentes para la época actual. Calvino no es ni podía ser la excepción.
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