Vamos, se podría haber solucionado el trámite del nombre de un grupo musical de alguna forma más sencilla. Visto desde fuera, a lo primero que suena el sustantivo es a religión, y después, a cierta radicalidad de quién sigue a un gurú, con algún tipo de dogma que aspira a ser absoluto.
Pero de hecho, si sustituimos ´religión´ por ´fe´ y ´gurú´ por ´maestro´, la definición se acerca bastante a lo que es por definición un cristiano. ´Discípulo´ es quién sigue a alguien porque confía totalmente en sus palabras y actos. O como diría Kevin Young, líder de la banda desde que ésta nació en 1992, “se trata totalmente de Dios, no podemos tomar ningún mérito por nosotros mismos”.
Así que volviendo al principio, ¿podrían haber buscado un nombre un poco menos cargado de prejuicios? Seguramente sí, pero Disciple tiene ese tipo de actitud que caracteriza a muchas bandas alternativas nacidas en el contexto del rock duro: ´las cosas claras, y desde el principio´. La banda de Tennessee (centro-este de EEUU), por tanto, sigue los pasos de otros conjuntos que también salieron a la palestra sin adornar demasiado el mensaje claramente cristiano, y triunfaron. Sería el caso de Stryper (que hace poco actuaron en España, y arrastraron aún a muchos fans del metal Old School) o los actuales
Demon Hunter, que por cierto, tampoco pensaron mucho en el gusto de las masas al escoger su nombre (por lo menos no en el de las ´masas cristianas´).
Disciple van tan al grano que incluso han perpetuado la tradición marcada por Petra y Mortification (vaya unos, más de 20 discos del Trash Metal más difícil de escuchar), consistente en
mezclar letras de canciones y referencias bíblicas, en las carátulas de los cd´s. El objetivo parece ser el dejar claro que cada frase cantada ha buscado su inspiración en El Libro.
Así que, por tercera vez … ¿llega una música así a ser escuchada más allá del círculo de co-discípulos cristianos? Pues sí. Varias de sus canciones han hecho de banda sonora al programa dedicado de la ESPN dedicado a la NFL, han aparecido en programas de deportes de la FOX, y han puesto música a episodios de las series Criminal Minds de CBS y CSI:Miami.
En lo musical, Disciple acumula ya 8 álbumes, y ni que sea por repetición, ha ido puliendo un estilo concreto. Algunas críticos lo han definido como “rock de estadio”, y es verdad, es el tipo de canciones que estás esperando escuchar media hora antes de que empiece el partido de tu equipo preferido. Algo rítmico, que suba la adrenalina, que sea contundente pero escuchable, y te prepare el cuerpo para ver, por decir algo (así, al azar…), la final de la Champions League en Roma.
Este ´aire competitivo´ se huele, por ejemplo, en el
primer single de Scars Remain (2006), “Game On”, que ha sonorizado varias emisiones de partidos, resúmenes, recopilaciones de mejores jugadas y anuncios de la liga estadounidense de Fútbol Americano.
En Estados Unidos lo definirían como “Groove Metal” o “Southern Rock”. Young recita mucho (aunque no en plan demasiado poético), canta la mayoría de coros, y rasga la voz casi en cada canción, a lo
emocore. Todo bastante visto, pero el toque propio lo dan las interesantes segundas voces, que suelen estar por encima de la principal. La harmonía de la doble voz añade dramatismo incluso en los alaridos, como en “Fight for love”.
Fue con el autotitulado Disciple (2005) que la banda dio el salto definitivo en su sonido. A partir de este sexto álbum por fin se nota una intención de dar nitidez a las guitarras, resaltar bien las voces, dar plenitud a la batería, y quitar ruido innecesario. Este mayor detallismo se nota más de lo que parece, y lo demuestra que el álbum fue un sorpresón instantáneo, y se convirtió en el primer gran éxito para la banda, que llevaba ya 13 años tocando.
La portada ayudó, con un diseño que sorprendía a pimera vista, y que recuerda mucho, mucho al videoclip que lanzó a la fama Linkin Park, “In the End”. También el sonido pasaba a ser más fácil de escuchar que lo que habían hecho hasta el momento. Destaca de
Disciple (el álbum) que varias canciones empiezan con el propio coro, sin estrofas introductorias. A ello se une que las canciones se habían acortado hasta el extremo de que hay 5 tracks que no llegan siquiera a los 3 minutos, convirtiéndolos singles perfectos para las emisoras de radio.
En la producción, el disco también hacía un salto de calidad, con la utilización de técnicas pop como el como segmentar electrónicamente la voz de Young (hacia el final de “Stripped Away”, por ejemplo), como si de Paulina Rubio se tratara.
Tanta “comercialización”, dicho sin malicia, tenía que ayudar a ampliar el público, y la banda encontró así la forma de abrirse camino cambiando solo las formas, y pudiendo mantener el contenido. La acertada entrada de “The Wait is over”, la canción que abre el disco, también ayudaba a lanzar un álbum que por fin les daba a conocer fuera de Estados Unidos, y de paso les otorgaba el
Premio Dove al mejor disco Rock del año 2006.
De este disco de inflexión, destaca “Worth it all”, que expresa el deseo del aprendiz por
conocer más. Después de describir lo que podrían ser algunos inconvenientes de seguir a Dios de cerca, el momento álgido culmina:
Todo esto vale la pena
si simplemente puedo verte, sentirte
Todo esto vale la pena aunque uno solo
Pudiera verte y sentirte
Todo se reduce a un interés desmesurado por conocer más de la naturaleza de Dios, como Disciple demanda en “Shine Down”:
Brilla sobre mí si eres el que me amó
antes de que las estrellas fueran creadas
Brilla sobre mí si fuiste tú el que lo dio todo
Para destronar mi vergüenza
Es una necesidad extrema de saciar la búsqueda del alma, una consecuencia de la desesperación. Es lo que expresa “
Scars Remain”, una canción que reconoce que seguir los pasos de quien fue crucificado no es una camino de rosas:
¿Qué es todo esto? Es la pregunta que me hago
No es lo que siento que sea lo que se me prometió
Esto duele, deja heridas abiertas,
No puedo creer que mi fe fuera para esto
Los miedos siguen ahí
Pero la conclusión del “nadie dijo que será fácil” también se puede sacar de las palabras de Jesús, el único ejemplo en el que Disciple se apoya. Así que
en la balada “After the World”, sentencian parafraseando al que dijo tener la solución definitiva:
¿No es mi vida un signo claro
Cuando crucé este abismo
Para llenar este espacio entre tú y yo?
Lo haría otra vez así que…
Tú sólo búscame, sólo espera en mí.
Escrito por: Joel Forster
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