Con este motivo, del 16 al 23 de noviembre de 2009 llevará a cabo en la ciudad de Miami, una Cumbre, la Cumbre de ALEC. En ella,
los concurrentes expondrán, analizarán, discutirán y proyectarán estrategias y metodologías que permitan dar un impulso renovado y vigoroso a la producción del libro cristiano en idioma español. Se desplegará un inmenso mapa virtual con señalamientos precisos y concretos sobre el estado del libro en el mundo nuestro, sobre la verdad en torno a los hábitos de lectura de nuestra gente, especialmente la niñez y la juventud, sobre el papel que está llamado a desempeñar el liderazgo en sus diferentes instancias, sobre cómo mancomunar esfuerzos en procura de alcanzar metas más ambiciosas, sobre cómo complementar las nuevas tecnologías con la necesidad imperiosa de sembrar y cultivar en nuestra gente el amor por los libros.
La Cumbre de ALEC está llamada a marcar un hito importante en el mundo editorial cristiano hispanoamericano.
En los últimos diez años, el observador acucioso habrá notado un progreso prometedor en este campo. ALEC cree, seria y responsablemente, que no ha estado ajena a este fenómeno; es más, cree que su «aleteo», a veces imperceptible, ha venido provocando pequeñas tormentas que han dado como resultado progresos notables en el mundo del libro cristiano. (Dijimos esto en nuestro artículo «El efecto mariposa y ALEC» publicado el 25 de mayo de este año en esta misma revista digital y que ahora
usted puede leer sin «cambiar de canal» gracias a la habilidad de esa gente maravillosa de que dispone P+D.)
Cuando ALEC comenzó a hacer sentir su presencia en el ámbito específico dentro del cual nos movemos, y esto lo hemos mencionado antes porque ha llegado a formar parte de nuestra historia, autoridades editoriales cristianas afirmaban en una mesa redonda efectuada en Miami que la novela cristiana no era material de interés. Ni para publicar ni para leer. Ni obviamente para vender. Tal como se planteaba en ese tiempo, este era un círculo vicioso perfecto.
Las editoriales no publicaban novelas porque no se compraban ni se leían. Y no se compraban ni se leían porque no se producían. Y no se producían porque no había interés en publicarlas. Hoy, esto está cambiando.
Cuando se aproxima a la celebración de sus diez años de vida, ALEC mira hacia atrás y descubre cosas en las que nunca pensó cuando dio sus primeros pasos en las márgenes del hermoso Lago Villarrica y a la sombra del volcán del mismo nombre, allá en el sur de Chile.
En aquel tiempo, los progenitores de ALEC nos extasiábamos con la belleza de la criatura acabada de nacer. Nuestra principal preocupación era que se desarrollara sana y fuerte. Planear algo para ella vendría después. Cuando sus primeros cuidados pasaron y pudimos empezar a pensar en su futuro, vimos que ante nuestros ojos se abría un campo inmenso sin cultivar. Buena tierra pero llena de maleza, de piedras y de una que otra alimaña, en especial de esas que se arrastran sobre su vientre y que representan a la fuerza más retrógrada que ha existido en el mundo; esa fuerza que trata de detener el avance de lo bueno y de destruir los mejores proyectos sobre todo si estos responden al deseo de Dios.
Vimos, además, una multitud de jóvenes, hombres y mujeres, sentados en las bancas de sus iglesias disfrutando de las delicias proporcionadas por su fe en Cristo pero manteniendo debajo del brazo bien guardados, paquetes de talento sin abrir y, por ende, sin cultivar. También vimos a un mundo corrompido y en vías de alcanzar un grado de descomposición de niveles irreversibles, alimentado por medios masivos de comunicación inspirados no en el deseo de proveer recursos de distracción sana sino en la ambición enfermiza de ganar dinero y amasar fortunas. Vimos a un liderazgo cristiano, político, educacional y familiar confundido y miope, incapaz de ver e identificar a los verdaderos promotores de tanta degradación moral y espiritual que aqueja a nuestra niñez y juventud.
Fue esa visión múltiple la que la inspiró en sus primeros diez años de vida. Y la seguirá inspirando en el futuro porque constituye el fundamento sobre hay que edificar cosas nuevas.
La panorámica, en efecto, va cambiando. En torno a esta realidad, se requiere revisar las estrategias utilizadas y que, en términos generales, respondieron a las características de la época para ajustarlas a la nueva realidad que vive nuestro mundo de habla castellana.
La Cumbre de ALEC será la instancia donde, además de lo señalado, se aprobarán ciertos acuerdos que la elevarán a un nivel superior acorde con el futuro que debe enfrentar a partir del onceavo año de su existencia. Se aprobará y pondrá en vigor el Test de Aptitud Literaria, TALEC, al que tendrá que someterse todo aquel que desee continuar estudiando y trabajando para convertirse en un escritor permanente.
Las metas seguirán siendo las mismas: encontrar talentos no desarrollados, proveerles técnicas e inspiración para que se transformen en escritores de tal calidad que las editoriales los busquen como proveedores permanentes de manuscritos.
El sello dorado con que ALEC espera culminar su esfuerzo y que no es otro que contribuir a la superación moral, intelectual, cultural y espiritual del nivel menguado en que se encuentra actualmente Hispanoamérica se ve aún lejano. Pero no hay duda que en estos casi diez años de trabajo se han hecho avances concretos que permiten ver esa meta final más cerca de lo que parecía estar allá por 1999.
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