Cómo decíamos en la
primera parte, algunos críticos dicen de Switchfoot que transmiten “el sonido de quién intenta llegar a las estrellas”. Y de hecho, los de San Diego se identificarían con esta definición, ya que la portada de su penúltimo disco,
Nothing is Sound, muestra en un rincón a un tipo de monigote intentando subir por una escalera en dirección al cielo. Incluso para la crítico de Rolling Stone, Jenny Eliscu, “sí, Switchfoot son cristianos, y sí, hay letras que se refieren al Señor, pero aunque uno sea bastante cínico sobre este tipo de cosas”, acaba concluyendo que, pese a todos estos supuestos inconvenientes, vale la pena escucharles.
Y por ahí va la cosa. El éxito de la banda está en que se les respeta. No sólo por su estilo musical, sino porque las letras de las canciones van directo a las inquietudes de cualquier persona que no se conforma con lo que ve a primera vista.
En la primera canción de
Beautiful Letdown (2003), “Meant to live”, Foreman se pregunta si “a lo mejor hemos estado viviendo con los ojos medio abiertos, a lo mejor es que estamos doblados y rotos”, y llega a un
bridge creciente que empieza con un “queremos más de lo que este mundo nos ofrece, queremos más que las palabras que fueron de nuestros padres” y acaba reclamando que “todo en nuestro interior pide a gritos una segunda vida”.
Para Switchfoot, el objetivo básico en una persona debería ser buscar poder ver más allá, encontrar la clave que dé sentido a todo. Por eso, en “This is your life” confrontan a quién les escuche con
“ésta es tu vida, es todo lo que tienes ahora, y el hoy es todo lo que jamás tendrás, así que no cierres tus ojos”. El coro no deja indiferente: “Es tu vida, eres realmente quién quieres ser? Es es tu vida, es realmente lo que soñabas cuando el mundo era más joven?”.
Los detractores que se pueden encontrar por internet, se refieren a veces a Switchfoot como “happy music”, “música moralista”, o “filosofía barata”.
Pero el sentido de su música va más allá de crear un tipo de sensaciones en quién les escucha.
Las ideas entre líneas son los que realmente definen al grupo. En “On Fire”, después de denunciar la sociedad, “te dicen a dónde deberías ir, te dicen cuando deberías marcharte, te dicen lo que has de saber, te dicen quién deberías ser”, la canción toma un giro que apunta a alguien fuera de todo este sistema, pero a la vez, tremendamente cercano: “Pero estoy
on fire cuando estás cerca de mí, estoy
on fire cuando hablas, estoy
on fire sintiendo el fuego de éste misterio”.
Nothing is Sound (2005) sigue con la misma dinámica, aunque usando melodías más complicadas y contundentes para llenar 12 canciones cargadas de melancolía. Incluso, a veces, amargas. “Somos el sector del mercado, somos esclavos de lo que deseamos (...) estoy cansado de sentirme hundido” explica Foreman en el título que abre el disco, “Lonely Nation”.
Y otra vez, también en éste álbum, la esperanza en algo superior a todo se cuela entra la tristeza. “Stars” describe como “todos parecemos tan solitarios, todos parecemos tan vacíos” y se cuestiona cómo “el caos en nuestras vidas lo hacemos pasar por algo normal”. Las dos últimas líneas, pero, vuelven dejar en el aire una solución: “Pero cuando miro a las estrellas, me siento como estar siendo uno mismo, cuando miro en dirección a las estrellas, veo a Alguien”.
La interminable “Blues” es otro ejemplo (de hecho, el mejor de este grupo) de como se ve el mundo por la lente de lo que debería ser y no es. “¿Es esto un dedo, o sólo otro puño? ¿Es esto el reino, o sólo otro intento fallido?”. Más adelante: “Es esto lo que llamas ´libertad´? Es esto a lo que tú llamas sufrimiento?”. Más desesperación:
“Hay algo que sea digno de salvar? Queda alguna red que pueda frenar nuestra caída?”. Y aún más: “Queda alguien que aún no haya besado al enemigo? Queda alguna canción honesta a parte de este blues?” Decepción a decepción, la canción se arrastra hacia una conclusión dramática: “nada volverá a estar bien hasta que este mundo se destruya”.
Destaca de este cd también la canción “Easier than love“. Tal como “Amateur Lovers” en su último disco, expresa una visión diferente de la sexualidad.
Switchfoot hablan del sexo en la sociedad como algo “adictivo”, “agridulce” e “industrial”. El coro da dónde duele: “[El sexo] es más fácil que el amor, más fácil que la vida. Preferimos falsear, sonreír y sobornar. Porque es más fácil marcharse. Es más fácil mentir”. Y habiendo ensuciado tanto el sexo, para Foreman la conclusión es sencilla: “Qué hemos hecho? En qué monstruo nos hemos convertido, a dónde se ha ido mi alma?”.
Y ya en
Oh Gravity! (2006), los acordes vuelven a ser en positivo. “Burn out bright” habla de una camino en la vida que sigue sin estar a la altura de lo que debería: “Sigo descontento aquí abajo, sigo descontento, así que... si sólo tenemos una oportunidad, y si sólo tenemos una vida, si el paso del tiempo nunca estuvo a nuestro favor, entonces, antes de morir quiero quemar todo mi potencial”.
En “Faust, Midas and myself” Switchfoot define el consumismo como un sueño en que uno tiene la oportunidad de que todo lo que esté a su alrededor sea de oro. Pero “me desperté como un hombre de oro, al lado de una chica con piel dorada”.
En un mundo dorado, “odié todo lo que veía, porque mis ojos de oro estaban muertos, y una idea pasó por mi cabeza: un corazón hecho de oro no puede latir realmente”.
El disco acaba con una balada que eriza los pelos. Una impresionante construcción musical acompaña el poema “Let Your love be strong”. “En este mundo de noticias, no encontré nada nuevo, nada puro, a lo mejor sólo es que soy un poco demasiado idealista para asumir esta realidad”. Con un tono irónico, Foreman se pregunta si “puede ser que esté un poco desinformado” sobre como son realmente las cosas. “Empecemos con ello esta misma noche, cuando mi mundo explota, cuando las estrella tocan el suelo, cayendo como satélites rotos. Todo mi mundo descansa... en Tu amor”.
Para algunos de los oyentes acostumbrados a escuchar música ´worship´, o rock autodenominado ´cristiano´, Switchfoot son demasiado
light. Es decir, esperan de ellos que como creyentes que son, den muestras más contundentes de su fe.
Y en parte pueden tener razón, en ninguno de los discos mencionados se puede escuchar una sola vez el nombre “Jesús”. Pero esta sutileza en el mensaje que a algunos molesta, podría también ser la forma ideal para que cualquiera (dejando de lado prejuicios) pueda escuchar y porqué no, entender, precisamente lo que todas estas canciones llevan consigo.
Switchfoot habla de un mundo roto en el que conviven el capitalismo caníbal (“American Dream”), la prostitución (“Daisy”), la política corrompida (“Politicians”), todo tipo de ruido (“Adding to the Noise”) y la superficialidad (“Gone”). Pero ofrecen respuestas, y todas apuntan a esa esperanza que les une, su fe en alguien que está por encima del desastre humano. Alguien que se manifestará como la solución “cuando el mundo se colapse”.
Y aunque no sean explícitos, tienen muy claro a quién se refieren cuando hablan de esperanza.
Escrito por: Joel Forster
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