Lo primero que me llamó la atención de ti, fue tu inconfundible acento de El Ferrol... el antiguo Ferrol del Caudillo... con su impresionante estatua ecuestre (ya derribada) en el mismísimo centro de la ciudad, en la plaza de España y, lo cierto es que sirves con auténtica pasión, a un caudillo; pero bien diferente, a un comandante jefe; pero muy superior; a otro generalísimo, pero no sólo de los tres ejércitos, sino al mismísimo Señor de todos los ejércitos celestiales, nuestro Dios.
También me llamó la atención tu entusiasmo a la hora de hablar, casi te enardecías cuando hablabas de tu Dios. Recuerdo también, tu pasión por las vidas y las almas de los más necesitados. Si señor!!!... a lo largo de todo este tiempo, te fui descubriendo como un hombre con una personalidad muy especial, que -en una tierra que algunos denominan como muy dura para el evangelio- levantaste una iglesia numerosa y activa, además de dirigir un centro de atención a menores con problemas.
Siempre estabas ahí, “removiendo Roma con Santiago” para hacer lo que hiciera falta: dar de comer al necesitado, dar amor y buena enseñanza a niños con problemas familiares, atención al inmigrante y treinta puestos de trabajo involucrados en esta obra.
Que ironías tiene la vida!!! ... Marcos, precisamente ese entusiasmo, esa pasión y ese intachable servicio al Señor, te han llevado a la situación en la que te encuentras ahora.
Sabes??? hace unos cuantos días me acordé mucho de ti; porque, por defender lo que considero correcto delante de Dios y tener el valor de llamar a las cosas por su nombre, he vuelto a pagar un duro precio, por enésima vez en mi vida.
Bueno... creo que, cada uno con su tema, los dos estamos sentados en el mismo barco, el barco de la verdad, de atreverse a decir lo que se considera correcto delante de Dios, de llamar a lo blanco, blanco; a lo negro, negro y al pecado, pecado.
Me imagino que habrás escuchado, en más de una ocasión: “si te hubieras callado, no te estaría pasando esto” y... seguramente es cierto; pero, dime Marcos, nos sentiríamos tranquilos por dentro si hubiéramos callado??? ... mucho me temo que no!!!...
Cuando pensaba en lo que te iba a decir, me acordé de Elías y Jezabel, había que tener mucho coraje para enfrentarse a semejante “víbora” pero Elías lo hizo. Es cierto que tuvo que huir e incluso que pasar por una depresión; pero la posterior victoria sobre los profetas de Baal, fue inmensa y sus profecías sobre la muerte de Jezabel, se cumplieron al pie de la letra.
También me acordé de Juan el bautista, cuando se atrevió a decir la verdad sobre Herodes y Herodías, esta vez el precio fue tremendo... le costó la cabeza.
Desde aquí, Marcos, quiero decirte que te admiro, que tu valentía en hacer lo que has hecho, me anima a seguir adelante, firme en el Señor sin importarme el precio.
También quiero decirte que no olvides nunca, que Dios honra a los que le honran y que termine como termine todo esto, recuerda siempre que estás en las manos, no de un caudillo humano; sino en las manos del Dios todopoderoso
El Señor de los ejércitos es su nombre
Un fuerte abrazo.
Beatriz.
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