Hoy día, a más de seis años de la caída de las torres del
World Trade Center, el libro sigue siendo útil en dos sentidos: primero, su mensaje a las personas, a las familias, a la iglesia y a las naciones sigue vigente; y dos, allí hay datos histórico-cronológicos que jamás dejarán de interesar a quienes quieran rememorar los hechos de Septiembre 11, 2001.
Decir que el libro nunca pierde su valor es enunciar una verdad de Perogrullo. Y quien escribe un libro, planta un árbol y procrea un hijo está proyectando su sombra más allá del día presente con la posibilidad de ser una influencia incluso a generaciones lejanas en el tiempo y en el espacio.
Parafraseando al apóstol Pablo, podemos decir que quien aspira a ser escritor, buena obra desea (
1 Timoteo 3:1).
El mes de diciembre se presta para muchas cosas; entre ellas, para hacer un balance de lo que ha sido el año que se va. Y echar un vistazo a lo que puede traer de bueno el que llega.
En la Asociación Latinoamericana de Escritores Cristianos, ALEC, acabamos de estar en la capital peruana, Lima, dando un seminario-taller para personas interesadas en desarrollar y perfeccionar sus talentos de escritores. El haber llegado allí y reunir a una setentena de personas interesadas en incursionar con posibilidades en el campo de la producción literaria ya es, en sí, una buena forma de finalizar el año. Además de los asistentes de la propia nación incaica, un grupo de diez, integrado por profesores, ejecutivos, editores, gerentes editoriales y escritores de ALEC viajaron hasta Lima para participar en la actividad. Estrenamos, en esta ocasión y en una forma brillante, una nueva estrategia en materia de plan de estudio: tres clases técnicas y una inspiracional, con cuatro horas las primeras y tres la segunda. Ahora habrá que ver cómo se mantiene y acrecienta el interés de los alumnos peruanos que a partir del día 14 se organizarán en el Capítulo ALEC-Perú. Del interés con que asuman el trabajo dependerá la cantidad y calidad de los nuevos prospectos que surjan allí como producto de este esfuerzo.
El año que se está yendo transcurrió en una especie de euforia, atemperada por la modestia con que trabajamos en ALEC; euforia provocada por la publicación de nuestras primeras siete obras, todas amorosamente aglomeradas en lo que hemos dado en llamar Colección Primicias. La aparición de estas obras ya es un importante paso adelante; sin embargo, un hecho inesperado y tremendamente auspicioso vino a abrir una prometedora perspectiva al trabajo de ALEC: una editorial, de alto prestigio dentro de las letras religiosas de habla castellana, adoptó tres de las siete obras para publicarlas bajo su sello. En una gestión administrativa sencilla pero cargada de significado, el Grupo Nelson, nombre con que se conoce la presencia de Thomas Nelson Publishers en sus publicaciones en español, adquirió de ALEC los derechos de
Potifar,
Peones ciegos y
La llave y en el mes de noviembre que acaba de pasar las lanzó al mercado hispanoamericano. Confiamos que esta puerta no solo se mantendrá abierta para las nuevas obras que se estarán escribiendo dentro del ámbito de ALEC, sino que su ejemplo será imitado por otras casas publicadoras en nuestro idioma.
Como lo hemos señalado repetidamente, la estrategia de ALEC consulta la formación de escritores cristianos permanentes. Esto es más fácil decirlo ?o escribirlo? que asimilarlo. Casi diríamos que sin tomarle el debido peso a lo que esta aspiración significa, tanto la administración de ALEC como los escritores surgentes han asumido que esta es una meta que se puede alcanzar. Y hacia ya caminamos todos. Ni más ni menos, ser escritor permanente implica ser un profesional de las letras; en otras palabras, llegar a vivir del arte de escribir. ¿Sueño imposible? Estamos siguiendo las directrices de un Dios que es especialista en hacer realidad los imposibles.
¿Qué nos hace pensar, al hacer un recuento de lo que ha sido el año 2007 que termina y lo que puede ser el 2008 que está pronto a iniciarse, que vamos bien encaminados? Dos o tres cosas que si bien algunas son sutiles y casi imperceptibles, dan un fuerte testimonio de que vamos por la vía correcta. Primero, de los siete autores que vieron sus obras publicadas en 2006, todos han seguido escribiendo; de hecho, se espera que para mayo de 2008 ya estén publicadas sus nuevas obras. Segundo, todos están asimilando más y más la idea de convertirse en escritores permanentes. Esta posibilidad, como decimos más arriba difícil de asimilar, se va convirtiendo poco a poco en un pensamiento factible en las mentes y en los ánimos de todos los implicados. Y tercero, el estímulo que cada uno debe recibir de parte de la administración de ALEC no ha menguado ni la visión de la Asociación se ha debilitado; muy por el contrario, se ha ido fortaleciendo con cada paso que se da hacia delante.
Y, a modo de proyección para un futuro inmediato, podemos señalar que en este momento en que se escribe esta nota, hay siete nuevas novelas en pleno proceso de preparación. Dos de ellas ya terminadas y en revisión. Las siete novelas tienen sus títulos tentativos y sus creadores bien identificados. Son ellos:
Los hijos del cautiverio, de Melsy Navarrete, de Chile;
Palabras mágicas, de Febe Jordà, de Barcelona, España;
Fajime, la siriofenicia, de Olinda Luna, de Miami;
La vitrina carmesí, de Miguel Ángel Moreno Gomez, de Madrid;
El profeta del agua, de Ana Rando, de Málaga, España;
El guardián de las delicias, de Mario Cardona, de Miami. Y la séptima, sin título tentativo aún, pertenece a Verónica Rossato, de Fes, Marruecos. Dos de los primeros autores, Luis Ruiz Doménech, de Barcelona y José Luis Navajo, siguen su propio itinerario sin que eso signifique desvinculación alguna de ALEC. Ruiz convalece de un accidente automovilístico que sufrió en octubre pasado cuando con su esposa Práxedes regresaban a casa de un retiro de matrimonios. Y José Luis Navajo ha seguido publicando en una relación directa con editoriales que se han interesado en difundir sus trabajos literarios.
Aparte de lo señalado, está entre los planes de ALEC para 2008 la celebración de un seminario-taller en la ciudad de Nueva York y/o, un seminario-taller en San Salvador, El Salvador que abarcaría toda el área centroamericana; es decir, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y el sur de México. Este seminario se efectuaría en noviembre de 2009 y contaría con el apoyo de importantes movimientos cristianos que trabajan en la región.
De modo que, adiós, bueno de 2007 y bienvenido 2008, que te esperamos con optimismo y ganas de hacer de ti el mejor de los años de nuestro itinerario de sueños.
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