Si hay una historia que me fascinaba escuchar a mi abuela, cuando yo era pequeña, era la historia de Abrahám, cuando el Señor le pide que suba a la cumbre del monte Moriah, y sacrifique allí a su hijo, sobre el altar........ En ocasiones, “el sentido del humor de Dios”......... ”sus renglones torcidos”....... ”sus ironías”.... nos desconciertan, no es así???....
Después de haber pasado años y años, demostrando una fe inquebrantable en Dios, cuando ...... por fin!!!!! en su ancianidad, por un auténtico milagro de Dios, Sara concibe al hijo de la promesa, cuando esta preciosa pareja de ancianos que superan los cien años, están viviendo los días más felices de su vida, viene Dios, y le pide a Abrahám que “ponga a su hijo sobre el altar”..... cómo habríamos reaccionado tu y yo????............ Yo no sé tú, pero yo, seguro que hubiera preguntado y preguntado, polemizado, discutido, y....... creo que – aunque sólo fuera por un par de minutos, me hubiera “ rebotado”.........
Pero Abrahám no hace eso...... calla, y..... simplemente obedece...... ME IMPRESIONA!!!!!!!
Es que Dios no conocía ya la fe de Abrahám????........ es que esta, no había sido ya probada suficientemente????...... es que Dios no sabía, de antemano, lo que iba a suceder?????...... por supuesto!!!!.... pero le dice: “Pon a tu hijo sobre el altar”.
Hay algo que me fascina, y, son las palabras de Abrahám, cuando deja a los criados en la falda del monte y, sube sólo, triste y preocupado, pero en obediencia a Dios y....... tan solo en compañía de su hijo: “Esperad aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros” Gen. 22.
Dios mío!!!!!..... qué fe!!!!!!...... Abrahám no entendía nada, pero había vivido los años suficientes, muy cerca de Dios, como para saber que El tendría, de alguna manera, una salida.
Alguien dijo: “ No te aferres con fuerza a aquellas cosas, pasiones, sueños, relaciones...... a los que amas , si Dios te los pide un día, es mejor que abras tu mano suavemente, a que Dios separe con fuerza, uno a uno, todos tus dedos, porque....... te causará mucho dolor.”......
A qué estamos aferrados tú y yo?????..... qué es aquello que amamos con tanta fuerza, que lo sujetamos bien fuerte entre nuestras manos y en nuestro corazón?????...... tengamos cuidado!!!!!..... puede que Dios venga un día y nos diga: “ponlo sobre el altar”.
Pero, sabes lo que me gusta de esta historia??? cuando Abrahám levantó el cuchillo, dispuesto a obedecer a Dios hasta las últimas consecuencias, apareció el corderito, balando- suavemente- entre los matorrales........ Hasta que tu y yo, no hayamos obedecido a Dios, igual que el viejo patriarca, hasta las últimas consecuencias y, hayamos puesto........ (pon aquí lo que sea).......... ”sobre el altar”, no aparecerá nuestro “corderito”.
Difícil, verdad?????...... claro que si!!!!!.... pero necesario. Es urgente que dejemos de aferrarnos, con fuerza, a aquello que amamos tanto, tanto....... que incluso corre peligro de ocupar el lugar de Dios, dentro de nuestros corazones. Termino con una frase de Tozer, con la que introduje este artículo: “VENGO A TI TEMBLANDO....... PERO VENGO”.
Si quieres comentar o