Cuando podemos adivinar tan fácilmente la ideología de cada uno de los que escriben, estamos evidenciando que la ideología se antepone a la madurez espiritual, lo que prima son las posturas políticas rígidas, y así vemos cómo nuestros hermanos de izquierdas saltan como un resorte indignados cuando se critica a Zapatero, sea el motivo que sea, y con el mismo resorte saltan gozosos nuestros hermanos de derechas.
Lo siento, pero esto les resta credibilidad:
un cristiano con madurez en su aproximación a la política se mostrará siempre crítico con sus propios compañeros de afinidad política, y defenderá algunas decisiones del gobierno de turno y criticará otras; y lo mismo hará con las de otros partidos. Es lo normal, es la evidencia de un espíritu libre, con sólidos fundamentos bíblicos, que camina con unos criterios y unos superiores ideales del Reino de Dios que le desvinculan de la adhesión fervorosa a cualquier partido, y de la condena irrevocable de toda decisión del partido de enfrente.
Sé que la crítica que recibiremos es que no somos coherentes, pero
la clave está en ser hondamente coherentes con nuestra mentalidad cristiana, y esto nos llevará necesariamente a la resistencia contra toda homogeneidad dictada desde arriba. Las mentes totalitarias siempre ven con sospecha a las mentes libres.
Pero a veces
los evangélicos, al hablar de política, parecemos hooligans, irreflexivos seguidores de una ideología. Necesitamos en nuestros debates políticos menos entusiasmo, propio de aficionado, y un poquito de distancia y equilibrio, y mucha libertad de criterio; soltemos las amarras con las que nos queremos atar incondicionalmente a cualquier bando político, sea el que sea, porque nuestra única adhesión inquebrantable es nuestra fidelidad al Evangelio.
Justamente lo que da credibilidad a los editoriales de Protestante Digital (y al conjunto de la revista) es que no “cantan” una afinidad política, no es servilmente previsible.
Para sorpresa de tan vehementes comentaristas al editorial referido de “
Zapatero: vencer no es convencer”, el Comité de Redacción que lo escribe y da su visto bueno cuenta con personas de todas las tendencias, incluida la de quien o quienes están vinculados o cercanos de alguna forma al partido en el gobierno.
Y por esto mismo es el mejor modelo de lo que quiero explicar:
una clara definición ideológica no sitúa dogmáticamente en ninguna barricada, no ata servilmente a ninguna adhesión inquebrantable; desde la lealtad a sus convicciones políticas y a sus compañeros de ideología, habla con la libertad propia de un cristiano, enjuiciando cada cosa desde una mente cristiana madura, no desde la afición de un hooligan que de entrada y por sistema apoya todo lo que sale de su bando y maldice todo lo que viene de enfrente.
A mi parecer los editoriales de Protestante Digital no se someten ciegamente a la disciplina de partido (estén a favor o en contra de una actuación o partido determinado), y este tipo de concepto es el que precisan los partidos democráticos abiertos al debate interno, que aman más la libertad que la homogeneidad.
Y para los evangélicos, los responsables del artículo representan mi mejor modelo para animar a mis hermanos a adquirir libertad de pensamiento y madurez cristiana en sus reflexiones y posicionamientos políticos.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gál 5.1).
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