Quiero compartir mi experiencia personal acerca de escribir artículos de opinión sobre cuestiones políticas y de derechos humanos en la prensa mexicana de circulación nacional, y cómo relaciono esta actividad con el enfoque compasivo del que hablé en mi artúclo anterior, la semana pasada.
Inicié mi oficio de analista hace dos décadas.
Paulatinamente descubrí que hay abundancia de temas políticos, económicos, sociales, ideológicos y culturales sobre los cuales escribir. Ante esta situación trato de seleccionar aquellos acontecimientos donde está en juego alguna injusticia, violación de los derechos humanos o encubrimiento de la verdad. La integridad, que debe ser un rasgo característico del periodista cristiano, me impele a fundamentar con información verificable y de fuentes confiables las afirmaciones que voy a sostener. Uno de los problemas a los que he dedicado un gran número de mis artículos es el de la persecución sufrida por los evangélicos en los que en México llamamos estados, principalmente Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo y otras entidades.
Una parte de mi producción en esta temática se encuentra recogida como libro en
Intolerancia clerical y minorías religiosas en México. Pronto verá la luz un nuevo volumen compuesto por artículos periodísticos de mi autoría publicados entre el año dos mil y mayo de este 2007. Su título:
Política y religión en los gobiernos de Fox y Calderón.
Ninguno de mis trabajos ha sido censurado o cortado en las distintas revistas y diarios donde han sido publicados. Sí, en cambio, he recibido comentarios alentadores por parte de personas preocupadas por la defensa de los derechos humanos. Desde hace tiempo decidí dedicar mi espacio a documentar los excesos del poder, la intolerancia, la falta de transparencia en los procesos electorales, el deterioro salarial de la gran mayoría de los mexicanos, el rol de la educación laica, la corrupción pública y privada, y otros tópicos desintegradotes y deshumanizantes de la nación mexicana.
Para vergüenza de los cristianos los mejores exponentes del periodismo compasivo son escritores de los llamados seculares. Así tenemos que
Günter Walraff, alemán, documentó con crudeza y fidelidad la condición de los trabajadores turcos en Alemania. En su libro
Cabeza de turco(1) denuncia la explotación y trato discriminatorio del que son objeto loas inmigrantes turcos por parte de los industriales germanos. Lo singular de Walraff es que llevó el periodismo compasivo a su nivel máximo. El autor se transformó físicamente para tener apariencia de turco y de esta forma vivir él mismo, por dos años, la experiencia de ser trabajador “tercermundista” en la Alemania Federal. Los descubrimientos de Walraff conmovieron a la opinión pública mundial y causaron un escándalo político en Alemania.
En México podemos referirnos a
Carlos Monsiváis como muestra de periodismo comprometido con la verdad y la justicia. Su obra
Entrada libre: crónicas de la sociedad que se organiza,(2) agrupa varios trabajos en los que Carlos da voz a la sociedad civil mexicana y la describe como capaz de acciones heróicas esperanzadoras (el ejemplo paradigmático es la movilizaciones populares de rescate en los terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, dichos sismos devastaron a la ciudad de México), pero también cautivada por la orgía futbolera del Mundial México ´86. Monsiváis nos muestra su gran capacidad de analista y lo cuidadoso que es para escuchar los reclamos de los acores anónimos de la sociedad civil. Escuchar atentamente es una de las características básicas del periodismo compasivo.
Otra periodista mexicana que es ejemplo a seguir se llama
Elena Poniatowska. Su libro
La noche de Tlatelolco,(3) acerca del movimiento estudiantil mexicano de 1968 y la matanza del 2 de octubre de ese año, inauguró una nueva forma de hacer periodismo que conmueve profundamente al lector. Su obra
Nada, nadie,(4) que recoge testimonios de las víctimas y brigadistas de los terremotos del ´85, estremece a quien la lee. Sobre todo las secciones en las que narra cómo la negligencia de funcionarios corruptos y constructoras irresponsables llevaron a la muerte a miles de personas que vivían en edificios mal construidos que se derrumbaron trágicamente. Poniatowska dedica una buena parte de su obra a denunciar las condiciones de trabajo de las obreras de la industria del vestido, las costureras. Condiciones de semi esclavitud que los sismos desnudaron y mostraron a una sociedad incrédula de que a finales del siglo XX todavía existiera un régimen de trabajo tan deshumanizante. Es Elena quien escribe hermosas páginas sobre la dirigente del sindicato de costureras (llamado 19 de septiembre en doloroso recuerdo de las compañeras atrapadas y muertas ese día en las fábricas) Evangelina Corona. Doña Evangelina es una cristiana presbiteriana, que llegó a la Cámara de Diputados por el Partido de la Revolución Democrática. Poniatowska elogia la dirección sindical de nuestra hermana Corona, cosa que muy pocos evangélicos conocen y reconocen.
También nos queremos referir al columnista
Manuel Buendía, asesinado el 30 de mayo de 1984 por pistoleros a sueldo, quienes fueron enviados para acallar al periodista que estaba a punto de denunciar los nexos de algunos altos funcionarios del gobierno federal con los narcotraficantes. Los trabajos de Buendía reunidos en el libro
Ejercicio periodístico,(5) debieran ser leídos por todo aquel que aspire a escribir artículos de opinión, o de fondo como también se les conoce. El interesado(a) encontrará en esta obra recomendaciones muy útiles, pero sobre todo retos éticos.(6) Don Manuel fue un ejemplo de integridad y modelo del periodista que pone su pluma al servicio de la verdad y la democracia.
El gran reportero que fue
Ryszard Kapuscinski, fuente inagotable de aprendizaje para quienes buscan aprender el oficio de ser periodistas, nos legó observaciones que nos hacen recordar que las técnicas deben estar subordinadas a rasgos que debemos internalizar para hacer buen periodismo. Tenemos que ser conscientes del aldeanismo que nos aqueja y estar dispuestos a dejarnos enseñar por otras percepciones, por otras culturas y horizontes: “La India fue mi primer encuentro con la otredad., un descubrimiento de un mundo nuevo. Aquel encuentro extraordinario y fascinante fue a la vez una gran lección de humildad. Sí, el mundo enseña humildad. Pues regresé de aquel viaje con el sentimiento de vergüenza por mi falta de conocimientos, por la insuficiencia de mis lecturas, por mi ignorancia. Aprendí que una cultura distinta no nos desvelaría sus secretos tan sólo porque así se lo ordenásemos y que antes de encontrarnos con ella era necesario pasar por una larga y sólida preparación”.(7)
Finalmente, no podemos dejar de citar el ministerio periodístico de don
Gonzalo Báez Camargo, metodista, prolífico autor, erudito, traductor de la Biblia y gran pedagogo. Él escribió artículos editoriales por 53 años en
Excelsior. Su ejemplo debe ser conocido y recuperado por aquellos evangélicos que desean incursionar en la prensa escrita. Su larga trayectoria en el llamado “periódico de la vida nacional” es una muestra de cómo un cristiano puede esforzarse en leer
El pulso de los tiempos (título de una de las columnas fijas que don Gonzalo escribió por más de cinco décadas y que es una evocación de Mateo 16:3).(8)
Los espacios periodísticos seculares en espera de ser llenados por escritores cristianos evangélicos no deben seguir vacíos. Urgen periodistas dispuestos a encarnarse y vivir su vocación entre la gente, en el mundo real y diverso. Y además que esa vocación esté modelada por la compasión al estilo de Jesús, quien nos dejó claro lo que él espera de nosotros: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lucas 6:36).
1) Editorial Anagrama, Barcelona, España, 235 pp.
2) Ediciones Era, México, 1987, 306 pp.
3) Ediciones Era, México, 35ª edición, 1979, 281 pp.
4) Ediciones Era, México, 1988, 310 pp.
5) Ediciones Océano-Fundación Manuel Buendía, México, 1985, 206 pp.
6) Igualmente recomendamos el libro de Federico Campbell, Periodismo escrito, Editorial Ariel, México, 1994, 191 pp.
7) Editorial Anagrama, Barcelona, España, 2006, p. 51.
8) Un análisis de este personaje y su obra periodística en Carlos Martínez García, Gonzalo Báez-Camargo: un intelectual evangélico en el periodismo mexicano, Publicaciones El Faro, México, 1994.
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