La historia de mi primera Biblia

Me hace sentir de nuevo unas enormes ganas de dispersarme por el mundo. En un lado llevo mi mochila totalmente destrozada. Una de las asas está sujeta con grapas. Dentro está llena de muestras de cada uno de los lugares por donde he pasado hasta ahora. Por un extraño mecanismo de mi despistada mente, busco el hielo que recogí de Groenlandia, el cual pensaba que jamás se desharía. ¿Qué pensaba, que era un hielo eterno?

El tema del hielo me ha llevado a pensar en otro asunto. Detengo a un lado de la carretera el coche. Desparramo el contenido de la mochila por el asiento del copiloto. Doy la vuelta a la cinta de Nick Cave, y arranca “The Good Son”:

One more man gone
One more man gone
One more man is gone(1)

Miro las tripas de mi mochila. Nada que destacar, salvo mi diario, donde apunto todo lo que sufro, como Nick Cave hace con sus lamentos que suenan ahora:

The good son walks into the field
He is a tiller, he has a tiller's hands(2)

Bueno, no es cierto del todo. Está mi Biblia. Fue la primera, y por su tamaño práctico la llevo a cuestas siempre, como el sufrimiento, como los deseos, como las ganas de verlo todo. Pienso en cómo fui hace mucho, en el dolor que era capaz de provocar. Pienso en cómo la gente que me rodeaba sentía como el granizo, los golpes que, unas veces consciente y otras inconscientemente, mis actos de adolescente (supuestamente libre para decidir) ocasionaban:

But down in his heart now
He lays down his queer plans
Against his brother and against his family(3)

Acompañaba a mis padres a la iglesia los domingos. Ese día era bueno. Me comportaba y hacía preguntas rigurosas, que maravillaban a los profesores de la escuela dominical, donde nos enseñaban cosas de la Biblia, ese libro que siempre estuvo en casa y por delante del cual pasé mil veces y

And he curses his virtue like an unclean thing(4)

Todos pasamos por un camino, y en algún momento, se cruza algo que puede hacernos cambiar de dirección, e incluso de sentido. El plan era: parecerme a un cristiano en domingo, y el resto de la semana hacer de las mías. No se puede decir que fuera muy coherente. Cierto día, ayudando a mi padre a colgar una estantería (a cambio de unas cuantas libras, por supuesto), resbalé en la escalera de tres peldaños en el que me hallaba, y entre otras cosas que cayeron, una fue esta mediana Biblia de tapa blanda, sobre la cual aterricé y frenó el impacto de mi caída. Muchos dirán a esto que es una chorrada. Para mi fue ese algo que se cruza en el camino y que te obliga a girar. Luego tendría que dar los pasos más definitivos de mi vida, pero este fue el que marcó mi madurez. Y sin esto no podría avanzar en mi camino, en absoluto. Desde aquello, siempre viaja al fondo de mi mochila.

One more man gone
One more man gone
One more man

En un par de días, estaré en Nedham. Estas páginas me harán falta allí. Fuera (no va a ser dentro del coche), Providence me espera con los brazos abiertos y un caudaloso río, nervio del Atlántico, antes de pasar a otro estado, a otro lugar, a otra parte de este mundo nuevo. Antes de salir disparado hacia el sol y las nubes violetas.

La Providencia es un atardecer oscuro, y yo sostengo mi espíritu de aventura un rato más.

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1) (Nota del traductor): La estrofa repite la frase “se ha ido un hombre más”, tres veces. La canción se titula “El buen hijo”. Aquí el autor traza un encuentro y un paralelismo con la letra irónica de la canción, y su experiencia con su primera Biblia, que a la larga le llevará a su conversión.
2) “El buen hijo camina por el campo / es un vástago, tiene manos de vástago”
3) “Pero ahora, abajo en su corazón / el deja reposar sus excéntricos planes / contra su hermano y contra su familia”.
4) “Y maldice su virtud como algo sucio”.