Lo conocimos muy superficialmente en Pinos Reales en septiembre del año pasado. Hasta allí llegó, acompañando a su amigo Luis Ruiz (“Potifar”, novela, 2006). Lo vimos, lo saludamos, intercambiamos un par de palabras y eso fue todo.¡Enhoramala!
Sabíamos de su enfermedad pero no éramos conscientes de la gravedad del mal que llevaba consigo cuando estuvo con nosotros. Pudimos haber tenido tiempos preciosos con él. Y desperdiciamos la oportunidad. Pudimos haberle rodeado con nuestro cariño y no lo hicimos. Pudimos haberlo invitado a sentarse en el centro del salón donde nos reuníamos y haber formado un círculo a su alrededor y haber orado con él y por él. Ni siquiera se nos ocurrió. Llegó el momento de las despedidas y, si mal no recuerdo, ni siquiera estuvimos allí para desearles un buen viaje cuando echaron a correr el coche. Desapareció así como había aparecido.
Cada vez que recuerdo esta amarga verdad, sufro. Sufro como ser humano. Sufro como creyente a quien la Escritura recomienda preocuparse por su prójimo más que por sí mismo. Sufro como alguien que tantas veces echa de menos que una mano amiga se le acerque y la pose sobre su hombro y le diga te amo, mi hermano, ten ánimo que el Señor está contigo. Sufro porque habiendo sido el líder de aquel encuentro en San Martín de Valdeiglesias, no pensé ni en él ni en las angustias con que quizás otros llegaron a ese encuentro.
Sin embargo, como muchas veces ocurre, de una mala experiencia se puede obtener algo bueno. O Dios hace que los errores nos inciten a hacer las cosas mejor la próxima vez.
Dios es bueno. Los que creemos en Él con una fe sencilla, como la fe de un niño, sabemos que Dios es bueno.
Es por eso que podemos titular este, nuestra primer artículo en Protestante Digital, “
Miami tendrá un «Retiro Carles Pujol»”.
Permítanme explicar el asunto.
En septiembre de 2006 en Pinos Reales nos reunimos parte de quienes integramos la Asociación Latinoamericana de Escritores Cristianos, ALEC. La gran novedad, esta vez, era que estarían presentes seis de los siete “alecistas” que desde hacía un año habían venido escribiendo dentro del Plan de la Novela Breve. Estarían ellos y nosotros, pero también estarían sus manuscritos
¡convertidos en libros!
Y así fue. El mundo ajeno a ALEC no se conmueve por estas cosas. En realidad, casi nada conmueve a nadie. Un poco de emoción, un grito de sorpresa, un aplauso desteñido, un enhorabuena dicho sin mayor convicción y ¡hale! a seguir con lo nuestro. Pero a nosotros, aquello nos conmovió. No tanto, porque tampoco somos muy diferentes al resto de la gente que conforma nuestra sociedad, pero hubo expresiones de alegría y una que otra lágrima. ¡Lo que nunca se pensó que se haría realidad, estaba allí, palpable, comprobable, desafiante. Como un testimonio de que es posible ascender montañas sin más equipo que la fe, el entusiasmo, la decisión y la confianza en uno mismo y en el otro.
Y allí estuvo Carles Pujol. Con su sonrisa y un calor amable que surgía de su sola presencia.
Pasó el tiempo y tuvimos que empezar a preocuparnos de organizar la Escuela para Escritores que, como parte oficial de EXPOLIT, se realiza todos los años en mayo en la ciudad de Miami. En eso estábamos cuando nos llegó la noticia de la partida de nuestro amigo. Y entonces nuestra falla del año pasado nos golpeó el rostro con dolorosa crueldad.
Empezamos a enviar invitaciones para que vinieran a Miami a todos los que estuvieron en Pinos Reales. No sabíamos cuántos reaccionarían positivamente a la idea de viajar. Pero ¡oh maravilla! Casi todos han respondido que sí vendrán, de modo que estaremos en Miami, del 17 al 23 de mayo,
casi todos los que estuvimos en Pinos Reales, incluso Carles Pujol. Claro, su presencia será espiritual. Lo tendremos con nosotros a través del recuerdo y del cariño que queremos expresar a su esposa y a sus hijos. A sus hermanos catalanes, a sus amigos e incluso, ¿por qué no? a los pacientes que ha dejado para que otros profesionales sigan preocupándose de ellos.
Por eso, porque milagrosamente el mismo grupo de Pinos Reales se reunirá casi intacto en Miami, es que hemos incluido en la agenda un retiro de un día, al que hemos decidido llamar “Retiro Carles Pujol”.
¿Cuál es la finalidad de este retiro y por qué el nombre de alguien a quien apenas conocimos?
Empezando por lo último, queremos honrar la memoria de un ser humano excepcional; alguien que en un encuentro fugaz nos bendijo y alegró el alma; alguien que si allí donde está se da cuenta de lo que sigue ocurriendo acá abajo, entenderá que de nuestro descuido hemos aprendido una lección que queremos que perdure. Y nos volverá a regalar una sonrisa.
Y lo otro, porque, a lo menos dentro de nuestra Asociación, deseamos empezar a preocuparnos por nuestro hermano; a tratar de quitar un poco los ojos de nuestra propia necesidad y a ponerlos en la del que está al lado. En este retiro no habrá clases, no habrá conferencias, no habrá temas a desarrollar. Todo el tiempo lo dedicaremos a expresarnos el amor que en Cristo Jesús sentimos los unos por los otros y todos juntos por nuestro Señor. Hablaremos, cantaremos, oraremos, abriremos la Palabra y buscaremos en ella el consejo oportuno y así estaremos inaugurando una práctica dentro de ALEC ¡que tanta falta nos hace! Y que confiamos que se prolongará más allá de nosotros.
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